Un oportuno programa
La Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico (Sedronar) y el gobierno entrerriano acordaron realizar un plan de capacitación para la prevención de las adicciones.
La iniciativa es más que oportuna, atento al incremento de las adicciones y por eso se abordará especialmente desde la prevención. El otro acierto es que este programa se desarrollará en el ámbito escolar e incluye tanto a alumnos como docentes.
Si bien en una primera instancia se trata de cien escuelas primarias en 38 localidades, la experiencia se replicará en todo el territorio de manera paulatina.
Entre sus herramientas más valiosas están los contenidos conceptuales y técnicas participativas, que a su vez están llamadas a desarrollar hábitos saludables, incorporar habilidades psicológicas, afectivas, cognitivas y sociales que permitan evitar el consumo de drogas.
No hay que olvidar que el consumo de drogas es un flagelo que golpea duro no sólo a la salud pública, sino especialmente al interior de una familia. Y ya se sabe que es el narcotráfico la principal amenaza sobre la seguridad pública y que también embarga la vida de muchos jóvenes.
Por otro lado, no se trata de un programa aislado, sino que está vinculado con otras acciones sociales, culturales y deportivas que permiten a los niños, adolescentes y jóvenes conocer y acceder a otras alternativas más saludables.
La droga está haciendo estragos en la juventud. Esto lo saben todos aquellos que están vinculados con los jóvenes y por eso se requiere de una estrategia colectiva, de un Estado rector en la materia y fundamentalmente de alentar aquellas iniciativas que permitan dar herramientas autónomas para que se le diga “no” a la cultura de la muerte, tal como lo señala la propia Iglesia Católica.
De este modo, el Estado comienza a tener una mirada integral sobre una problemática que se ha transformado en un flagelo colectivo y familiar: la educación por un lado de niños, adolescentes y jóvenes y junto con ello la capacitación de sus docentes y educadores; y por el otro una capacitación y entrenamiento específico a la Policía y otras fuerzas que además de la prevención tienen la obligación de combatir el narcotráfico. Junto a ello, también se ha anunciado que el gobierno entrerriano construirá un centro de rehabilitación de adicciones, destinado especialmente a aquellos que no tienen obra social. Este centro de rehabilitación hoy por hoy es una falencia muy grave, dado que quedan muchos sin la adecuada atención que les permita superar sus adicciones.
Por eso se insiste que este programa que llegará a las escuelas es más que oportuno. Porque comprender el fenómeno del uso indebido de drogas, implica otorgar la máxima importancia o prioridad a la prevención como estrategia fundamental. Y la experiencia en el continente indica que una manera concreta de reducir la demanda es tener políticas educativas, sociales y culturales integrales. Por eso hay que alentar y propiciar esta clase de iniciativas, que tienen como objetivo innegociable la defensa de la vida.
Si bien en una primera instancia se trata de cien escuelas primarias en 38 localidades, la experiencia se replicará en todo el territorio de manera paulatina.
Entre sus herramientas más valiosas están los contenidos conceptuales y técnicas participativas, que a su vez están llamadas a desarrollar hábitos saludables, incorporar habilidades psicológicas, afectivas, cognitivas y sociales que permitan evitar el consumo de drogas.
No hay que olvidar que el consumo de drogas es un flagelo que golpea duro no sólo a la salud pública, sino especialmente al interior de una familia. Y ya se sabe que es el narcotráfico la principal amenaza sobre la seguridad pública y que también embarga la vida de muchos jóvenes.
Por otro lado, no se trata de un programa aislado, sino que está vinculado con otras acciones sociales, culturales y deportivas que permiten a los niños, adolescentes y jóvenes conocer y acceder a otras alternativas más saludables.
La droga está haciendo estragos en la juventud. Esto lo saben todos aquellos que están vinculados con los jóvenes y por eso se requiere de una estrategia colectiva, de un Estado rector en la materia y fundamentalmente de alentar aquellas iniciativas que permitan dar herramientas autónomas para que se le diga “no” a la cultura de la muerte, tal como lo señala la propia Iglesia Católica.
De este modo, el Estado comienza a tener una mirada integral sobre una problemática que se ha transformado en un flagelo colectivo y familiar: la educación por un lado de niños, adolescentes y jóvenes y junto con ello la capacitación de sus docentes y educadores; y por el otro una capacitación y entrenamiento específico a la Policía y otras fuerzas que además de la prevención tienen la obligación de combatir el narcotráfico. Junto a ello, también se ha anunciado que el gobierno entrerriano construirá un centro de rehabilitación de adicciones, destinado especialmente a aquellos que no tienen obra social. Este centro de rehabilitación hoy por hoy es una falencia muy grave, dado que quedan muchos sin la adecuada atención que les permita superar sus adicciones.
Por eso se insiste que este programa que llegará a las escuelas es más que oportuno. Porque comprender el fenómeno del uso indebido de drogas, implica otorgar la máxima importancia o prioridad a la prevención como estrategia fundamental. Y la experiencia en el continente indica que una manera concreta de reducir la demanda es tener políticas educativas, sociales y culturales integrales. Por eso hay que alentar y propiciar esta clase de iniciativas, que tienen como objetivo innegociable la defensa de la vida.
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