Una marca registrada
Más allá que la marcha de hoy al puente sea o no multitudinaria, Gualeguaychú ya no necesita juntar mucha o poca gente para demostrar al país y al mundo entero que ya somos una marca registrada en defensa del medio ambiente.
El reconocimiento está firme y acrisolado, incluso sin depender del futuro fallo de La Haya, que aunque no se pronuncie sobre la contaminación de la pastera de Botnia, habrá expuesto a la consideración internacional la actitud de un pueblo que no está dispuesto a ninguna transa con nadie cuando esté en juego la vida y la seguridad humana.
Aunque Botnia haya instalado su planta pese al clamor gualeguaychense, la marcha de este día debe interpretarse como un nuevo y categórico y definitivo NO AL AVASALLAMIENTO DE LOS PODERES MULTINACIONALES.
Pero lo que debe ser motivo de particular orgullo es que Gualeguaychú ha sido y es la semilla que ha caído en tierra fértil, el grano que ?al morir da frutos, y abundantes?. Basta con observar el mapa argentino para darnos cuenta que el Grito de Gualeguaychú ha producido una verdadera estampida nacional. Y que ya nadie contamina sin pensarlo dos veces, sabiendo que puede caer sobre ellos la Espada de Damocles que fue templada en la patria de los poetas.
Catamarca, Misiones, San Juan, entre otras importantes provincias, ya tienen el eco de Gualeguaychú y están reaccionando en consecuencia. Hace algunos días hubo una suerte de pueblada en Baradero a la que la prensa grande ignoró. Es que cientos de vecinos salieron a protestar contra la enorme contaminación que está provocando Papel Prensa en ese partido bonaerense ante la vista y complacencia de la secretaria de Medio
Ambiente. Y es bueno que se sepa que impulsando aquella espontánea y enérgica reacción popular estuvo enarbolada la bandera de Gualeguaychú.
Algunos aseguran que se nos teme. Para nosotros, lo realmente valioso es que se nos respete. Y que se sepa, además, que cualquiera sea el pronunciamiento de los jueces de La Haya ?fallo que debería ser aceptado sin cortapisas, aunque nos duela en el alma-,
Gualeguaychú se mantendrá inalterable con su batalla de ideas, sobre todo para generar la gran revolución aun en estado de gestación en otros rincones de la Patria.
De hecho ir al puente tendrá el significado de ratificar que Botnia, aunque nadie la mueva de su lugar, jamás contará con la licencia social de Gualeguaychú, aunque también es cierto que deberíamos buscar otros cauces para generar otras alternativas que mejoren la propuesta de lucha de Arroyo Verde, porque si la misma no es prontamente renovada sufrirá el inexorable azogue del desgaste, que es lo que no debe permitirse que se produzca por la vieja tentación humana de bajar los brazos por causa del exitismo.
Este contenido no está abierto a comentarios