¡Aló, Presidenta!
Por El Vigía
Subida al trono de las intocables, desde hace ya varios días tiene un nuevo e impensado espacio televisivo, lo cual me lleva a pensar que el propósito de Cristina es poder emular a Hugo Chávez, que hace unos años puso en el aire su programa ¡Aló, presidente!. Pero la versión de Cristina está más llena de sombras que de luces, sobre todo porque esta versión esconde el descarado propósito de utilizar la cadena nacional para hablarnos de ella misma, pero soslayando, de exprofeso supongo, el tratamiento de uno de los problemas fundamentales para el país.
“Ella” optó por mencionar los tiempos de su niñez y adolescencia, de aquellos días, recordó, que en nuestra casa de Mar del Plata usábamos como combustible los cilindros de gas licuado, quizás para indicar que en su hogar también hubieron necesidades. Aclaro que yo también utilicé el gas de garrafa, y no puedo por ello inferir que pasé necesidades.
Algunos interpretan que la mención de aquellos “detalles familiares” se escondió el deseo no confieso de Cristina de minimizar su condición de “hija natural”, según lo acaba de revelar una talentosa periodista, autora de “la historia no autorizada de Cristina Fernández de Kirchner, sin caer en la cuenta que esta especie de intimidades no interesan a nuestra sociedad, dueña de una cultura que, por cristiana y humanista, jamás analiza banalidades.
Lo que si debo decir, y sin ambages, que me desconcierta y llama la atención es que “ella”, que se ufana de saberlo todo, no dijera ni mu de los fondos “buitres”. Mucho menos nos ha explicado, según su sesuda y sabia visión de las cosas del mundo, cómo se podrán solucionar los problemas que embarazan a la República y que se origina en la supuesta torpeza del anciano Griesa. Quien se jacta de ser dueña de tan enorme cantidad de conocimientos, debiera tener la gran solución en sus manos, salvo que quiera imitar a Gabino Ezeiza… ¿No les parece?
Nota completa edición papel.
“Ella” optó por mencionar los tiempos de su niñez y adolescencia, de aquellos días, recordó, que en nuestra casa de Mar del Plata usábamos como combustible los cilindros de gas licuado, quizás para indicar que en su hogar también hubieron necesidades. Aclaro que yo también utilicé el gas de garrafa, y no puedo por ello inferir que pasé necesidades.
Algunos interpretan que la mención de aquellos “detalles familiares” se escondió el deseo no confieso de Cristina de minimizar su condición de “hija natural”, según lo acaba de revelar una talentosa periodista, autora de “la historia no autorizada de Cristina Fernández de Kirchner, sin caer en la cuenta que esta especie de intimidades no interesan a nuestra sociedad, dueña de una cultura que, por cristiana y humanista, jamás analiza banalidades.
Lo que si debo decir, y sin ambages, que me desconcierta y llama la atención es que “ella”, que se ufana de saberlo todo, no dijera ni mu de los fondos “buitres”. Mucho menos nos ha explicado, según su sesuda y sabia visión de las cosas del mundo, cómo se podrán solucionar los problemas que embarazan a la República y que se origina en la supuesta torpeza del anciano Griesa. Quien se jacta de ser dueña de tan enorme cantidad de conocimientos, debiera tener la gran solución en sus manos, salvo que quiera imitar a Gabino Ezeiza… ¿No les parece?
Nota completa edición papel.
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