Opinión
23 de septiembre: una conmemoración mundial en recuerdo de Alfredo Palacios
Por María Angélica Pivas (*)
El Foro Social Infancia Robada Gualeguaychú y la ONG “Raquel Liberman” recuerdan que el 23 de septiembre es el Día mundial contra la explotación sexual y la trata de personas.
En el año 1999, en el marco de la Conferencia Mundial Organizándonos contra la explotación sexual regional y global (Dhaka – Bangladesh, 25 al 30 de enero de1999) la propuesta de rendir homenaje a la Ley Palacios, acordada en 1996 entre el Consejo Nacional del Menor y la Familia de Argentina y la Coalición Contra el Tráfico de Mujeres, figuró en primer término entre las conclusiones para América Latina: “Adoptar a nivel mundial el 23 de septiembre como el Día contra la prostitución, en reconocimiento a la Ley Palacios, primer intento legislativo en el continente contra la prostitución de mujeres, niñas y niños”.
El 23 de septiembre de 1913 fue sancionada la Ley 9143, conocida como “Ley Palacios” en homenaje a su autor, el mítico legislador socialista Dr. Alfredo Lorenzo Palacios, que penalizaba la explotación de la prostitución de mujeres y niñas. Es la primera ley en América que protege a las víctimas de explotación sexual, combate el flagelo y penaliza los responsables.
La ley introduce, reformando entonces el código penal, la figura del proxeneta. Sentenciaba: “La persona que en cualquier forma promueva o facilite la prostitución o corrupción de menores de edad para satisfacer deseos ajenos, aunque medie el consentimiento de la víctima, será castigada: con 3 a 6 años de penitenciaría si la mujer es mayor de 18 años; con 6 a 10 años de la misma pena si la víctima, varón o mujer, es mayor de 12 años y menor de 18; y si es menor de 12 años, el maximum de la pena podrá extenderse hasta 15 años. Esta última pena será aplicable, prescindiendo el número de años de la víctima, si mediare violencia, amenaza, abuso de autoridad o cualquier otro medio de intimidación, como también si el autor fuese ascendiente, marido, hermano o hermana, tutor o persona encargada de su ejecución o guarda, en cuyo caso traerá aparejada la pérdida de la patria potestad, del poder marital, de la tutela o de la ciudadanía, en su caso. Cuando las víctimas sean mayores de edad, se aplicará al autor de los hechos a que se refiere el parágrafo anterior, la pena de 6 a 10 años de penitenciaría si para obtener su consentimiento hubiere mediado cualquiera de las circunstancias agravantes enumeradas en aquel; si hubiere mediado tan sólo engaño para alcanzar el consentimiento, la pena será de 1 a 3 años de penitenciaría”.
Como testimonio, traemos a colación, una de las cartas que recibió el Diputado Palacios en su octogésimo segundo cumpleaños: “Usted no me conoce, doctor. Pero soy de las tantas jovencitas que allá por 1.914 salvó de las garras del hampa. Me trajeron adolescente de Varsovia, engañada, creyendo que me ponía a servir en casa de familia honesta, que me daría educación. Y caí… no se imagina, doctor, lo que pasé, me golpearon, me encerraron, me hicieron prostituta…estaba vencida, entregada, no conocía a nadie a quien acudir, (…) pero se levantó su voz y los explotadores se acobardaron, tenían miedo de usted, de esa ley que había conseguido, la Ley Palacios como después la llamaría el pueblo (…) Usted doctor, salvó a una joven inocente….Cuántas como yo se han salvado. A usted le debo todo, gracias, muchas gracias”.
(*) María Angélica Pivas integra el Foro Social Infancia Robada - ONG Raquel Liberman.
En el año 1999, en el marco de la Conferencia Mundial Organizándonos contra la explotación sexual regional y global (Dhaka – Bangladesh, 25 al 30 de enero de1999) la propuesta de rendir homenaje a la Ley Palacios, acordada en 1996 entre el Consejo Nacional del Menor y la Familia de Argentina y la Coalición Contra el Tráfico de Mujeres, figuró en primer término entre las conclusiones para América Latina: “Adoptar a nivel mundial el 23 de septiembre como el Día contra la prostitución, en reconocimiento a la Ley Palacios, primer intento legislativo en el continente contra la prostitución de mujeres, niñas y niños”.
El 23 de septiembre de 1913 fue sancionada la Ley 9143, conocida como “Ley Palacios” en homenaje a su autor, el mítico legislador socialista Dr. Alfredo Lorenzo Palacios, que penalizaba la explotación de la prostitución de mujeres y niñas. Es la primera ley en América que protege a las víctimas de explotación sexual, combate el flagelo y penaliza los responsables.
La ley introduce, reformando entonces el código penal, la figura del proxeneta. Sentenciaba: “La persona que en cualquier forma promueva o facilite la prostitución o corrupción de menores de edad para satisfacer deseos ajenos, aunque medie el consentimiento de la víctima, será castigada: con 3 a 6 años de penitenciaría si la mujer es mayor de 18 años; con 6 a 10 años de la misma pena si la víctima, varón o mujer, es mayor de 12 años y menor de 18; y si es menor de 12 años, el maximum de la pena podrá extenderse hasta 15 años. Esta última pena será aplicable, prescindiendo el número de años de la víctima, si mediare violencia, amenaza, abuso de autoridad o cualquier otro medio de intimidación, como también si el autor fuese ascendiente, marido, hermano o hermana, tutor o persona encargada de su ejecución o guarda, en cuyo caso traerá aparejada la pérdida de la patria potestad, del poder marital, de la tutela o de la ciudadanía, en su caso. Cuando las víctimas sean mayores de edad, se aplicará al autor de los hechos a que se refiere el parágrafo anterior, la pena de 6 a 10 años de penitenciaría si para obtener su consentimiento hubiere mediado cualquiera de las circunstancias agravantes enumeradas en aquel; si hubiere mediado tan sólo engaño para alcanzar el consentimiento, la pena será de 1 a 3 años de penitenciaría”.
Como testimonio, traemos a colación, una de las cartas que recibió el Diputado Palacios en su octogésimo segundo cumpleaños: “Usted no me conoce, doctor. Pero soy de las tantas jovencitas que allá por 1.914 salvó de las garras del hampa. Me trajeron adolescente de Varsovia, engañada, creyendo que me ponía a servir en casa de familia honesta, que me daría educación. Y caí… no se imagina, doctor, lo que pasé, me golpearon, me encerraron, me hicieron prostituta…estaba vencida, entregada, no conocía a nadie a quien acudir, (…) pero se levantó su voz y los explotadores se acobardaron, tenían miedo de usted, de esa ley que había conseguido, la Ley Palacios como después la llamaría el pueblo (…) Usted doctor, salvó a una joven inocente….Cuántas como yo se han salvado. A usted le debo todo, gracias, muchas gracias”.
(*) María Angélica Pivas integra el Foro Social Infancia Robada - ONG Raquel Liberman.
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