Cruce de los Andes: la expedición avanza sin inconvenientes
La primera etapa del Cruce de los Andes, la expedición de seis días que recrea por noveno año consecutivo la gesta sanmartiniana indispensable para liberar Chile, culminó exitosamente en la noche del sábado, en tiempo récord y con un excelente clima, y marchaba ayer hacia la frontera.
“De los nueve años, ésta fue la mejor primera etapa del Cruce; se realizó en menos de cinco horas con un clima nublado que permitía una marcha más rápida de los animales. El espíritu de San Martín nos acompañó”, resumió el gobernador de San Juan, José Luis Gioja, luego de llegar al primer refugio Trinchera de Soler, en el pasaje Las Frías, publicó la agencia Télam.
Nervios, confusión, decisión y amor por la montaña fueron algunos de los sentimientos que atravesaron los 117 expedicionarios –entre ellos trece mujeres- que comenzaron esta travesía patriótica el viernes en el pueblo de Barreal, a tres horas de la capital provincial.
Allí, los invitados por el gobierno de San Juan, entre ellos periodistas, artistas y funcionarios, pasaron la noche en el casino del Regimiento Nº 26 donde los gendarmes oficiaron de anfitriones y atendieron las necesidades de los participantes de este Cruce que recorre la misma ruta que San Martín hizo en 1817, considerada una de las hazañas más complicadas en la historia militar.
Al alba, la diana sonó y, luego de izar la bandera con las autoridades y entonar Aurora, comenzó la travesía.
Una treintena de camionetas 4x4 trasladó por sinuosos caminos a los expedicionarios durante tres horas hasta la estancia Manantiales, donde cada uno eligió su próximo transporte: mula o caballo, decisivos para afrontar la cordillera y los 3.600 metros de altura del final de la primera etapa.
Hubo lágrimas, relinchos, dos caídas y muchos temores, sobre todo en los novatos que nunca cabalgaron en sus vidas. Aún así, la marcha fue exitosa y, en sólo cuatro horas y media, arribaron al lugar, donde hay temperaturas de diez grados bajo cero por la noche, que son soportados en carpas y con un buen guiso de lentejas.
Muchos expedicionarios, algunos avezados jinetes, rápidamente sintieron la confianza en sus animales –dato clave para marchar-, otros se entregaron a la amplitud de los cerros que no hacen más que potenciar la vivencia individual, en un contexto donde la camaradería es fundamental.
La jornada de ayer es considerada una de las más arduas de la expedición ya que se hace el cruce del Valle del Espinacito durante casi nueve horas de marcha para luego ingresar al Valle del Río Los Patos, una extensa pradera que invita a una jornada de descanso en el Refugio Sardina.
El acto central será mañana cuando la columna arribe al Paso de Valle Hermoso y se encuentre con una que viene de Chile en un momento de camaradería bilateral frente al hito limítrofe y los bustos de San Martín y Bernardo O`Higgins.
Nervios, confusión, decisión y amor por la montaña fueron algunos de los sentimientos que atravesaron los 117 expedicionarios –entre ellos trece mujeres- que comenzaron esta travesía patriótica el viernes en el pueblo de Barreal, a tres horas de la capital provincial.
Allí, los invitados por el gobierno de San Juan, entre ellos periodistas, artistas y funcionarios, pasaron la noche en el casino del Regimiento Nº 26 donde los gendarmes oficiaron de anfitriones y atendieron las necesidades de los participantes de este Cruce que recorre la misma ruta que San Martín hizo en 1817, considerada una de las hazañas más complicadas en la historia militar.
Al alba, la diana sonó y, luego de izar la bandera con las autoridades y entonar Aurora, comenzó la travesía.
Una treintena de camionetas 4x4 trasladó por sinuosos caminos a los expedicionarios durante tres horas hasta la estancia Manantiales, donde cada uno eligió su próximo transporte: mula o caballo, decisivos para afrontar la cordillera y los 3.600 metros de altura del final de la primera etapa.
Hubo lágrimas, relinchos, dos caídas y muchos temores, sobre todo en los novatos que nunca cabalgaron en sus vidas. Aún así, la marcha fue exitosa y, en sólo cuatro horas y media, arribaron al lugar, donde hay temperaturas de diez grados bajo cero por la noche, que son soportados en carpas y con un buen guiso de lentejas.
Muchos expedicionarios, algunos avezados jinetes, rápidamente sintieron la confianza en sus animales –dato clave para marchar-, otros se entregaron a la amplitud de los cerros que no hacen más que potenciar la vivencia individual, en un contexto donde la camaradería es fundamental.
La jornada de ayer es considerada una de las más arduas de la expedición ya que se hace el cruce del Valle del Espinacito durante casi nueve horas de marcha para luego ingresar al Valle del Río Los Patos, una extensa pradera que invita a una jornada de descanso en el Refugio Sardina.
El acto central será mañana cuando la columna arribe al Paso de Valle Hermoso y se encuentre con una que viene de Chile en un momento de camaradería bilateral frente al hito limítrofe y los bustos de San Martín y Bernardo O`Higgins.
De la Redacción
EL ARGENTINO/Agencias
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