El comercio minorista intenta sobrevivir a la crisis
El comercio minorista intenta pasar el invierno y poder revitalizarse con la divisas del turismo en la temporada estival. Las ventas cayeron en la segunda quincena del mes de agosto, luego de un repute durante el Día del Niño.
Luego de un mes de escasa actividad en julio por la veda sanitaria por la Gripe A, muchos comerciantes acumularon deudas al no poder cumplir con la fecha de vencimiento de los servicios, leyes sociales y alquileres.
Con el gran número de consumidores que se volcaron masivamente a los comercios por el Día del Niño durante la primera semana de agosto, las ventas repuntaron un 5,5% y para algunos rubros tuvieron un movimiento mayor al esperado frente a la misma fecha del año pasado.
Durante el viernes 7 de agosto a la tarde y el sábado, el movimiento que se vivió en la ciudad, fue intenso, sobre todo en la zona céntrica. Los rubros de indumentaria, juguetería y bazar fueron los más beneficiados, pero las compras igualmente se orientaron hacia productos de bajo valor
Sin embargo, la fuerte caída del turismo de fin de semana y la constante incertidumbre que vive el país con conflictos que tardan en resolverse, pone a los consumidores más precavidos a la hora de gastar.
# Un año para el olvido
Tras una excelente temporada estival, que dejó 77 millones de pesos en el circuito financiero local, generó un movimiento que se mantuvo hasta el mes de abril, después el comercio ingresó en una meseta, que comenzó a caer en mayo al sentirse la desaceleración de la economía local en casi todos los rubros. Por otro lado, el costo de los insumos como la electricidad, el alquiler y una recomposición salarial de los empleados de comercio redujeron los márgenes de ganancia de los comerciantes.
En el mes de mayo de este año, fue donde las ventas comenzaron a caer hasta 10,5% frente a igual mes del año pasado, pero se notaba menos pesimismo en el público y eso ayudó a contener la caída que comenzó a mostrar la demanda, obteniéndose un incremento mensual de 1,1%.
La tendencia declinante del consumo, se agravó durante el mes de junio por la volatilidad que generaron las elecciones legislativas que se celebraron el 28 de junio, y por lo que se dio a llamar la “policía del miedo”, incentivada por el oficialismo y la oposición, hicieron que los consumidores locales fueran más cautos a la hora de gastar.
El mes de julio generalmente trae un alivio con la temporada de termas de invierno, pero la influenza fue un hecho inesperado. La ocupación hotelera, que normalmente para la primera quincena de agosto trabaja a un 80 por ciento de su capacidad no llegó a 30 por ciento, lo que desalentó a los prestadores a realizar inversiones de cara a la temporada estival.
Agosto, con el fin de semana largo del 17, trajo una nueva inyección de divisas turísticas a la ciudad, pero los comerciantes comenzaron a sentir una pronunciada baja en las ventas durante la última quincena y esperan con ansias que el calor de la primavera revierta la tendencia decreciente en las ventas en el comercio minorista.
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