El ex Frigorífico sigue a la espera que la comunidad lo pueda despertar
El ex Frigorífico Gualeguaychú no termina de despertar de su letargo, al lado del río que le da nombre a la ciudad y que lo vio nacer.
Nacido como una poderosa herramienta para enfrentar al mercado de la carne que ?los señores de la política? les habían dado en bandeja a los ingleses, fue el primer frigorífico nacional en oponerse a ese monopolio. Y pareciera que desde las sombras de la historia, le han hecho pagar caro su misión.
Luego, la historia que en Gualeguaychú se cuenta cada vez que se pronuncia su nombre: fue ejemplo de responsabilidad social empresaria cuando ese concepto ni siquiera había nacido al mundo. De su silbato quedan gratos recuerdos, cuando la faena y los cambios de turnos convocaban a la cultura del trabajo.
Se llevaron todo, hasta el trabajo, ese aspecto clave para hablar de dignidad.
Más tarde, los aventureros que trajeron más expectativas que realizaciones; algunos incluso hasta vulnerando la ley.
Por último, el desguace fue parte de esa pesadilla que nadie pudo frenar a tiempo y que fue creciendo: primero con la rotura de los vidrios de sus grandes ventanales, luego con el saqueo del acero inoxidable, del cobre, del bronce, del plomo, del hierro: todo era válido para la rapiña, porque para la avaricia todo vale según su peso.
Y por fin, la ley provincial que permitió al Estado entrerriano comprar sus derechos en una subasta pública; luego el traspaso al dominio colectivo de la ciudad (a la que siempre perteneció por identidad) y ahora se espera con ansias la convocatoria pública para saber qué hacer con el predio del ex Frigorífico, que sigue amasando sueños en las orillas del río Gualeguaychú.
Descartado que recupere el destino de frigorífico por razones de mercados y por su (ahora) inconveniente ubicación urbana, las propuestas siguen formulándose en cada esquina, en cada reunión, en cada diálogo, pero sin que nadie todavía se atreva a juntarlas y enriquecerlas.
Algunos imaginan que se podría reciclar en un gran polo turístico, con hoteles y salas de convenciones. Otros sugieren que sea un punto de referencia natural para la consolidación de los proyectos universitarios, que a su vez tenga una directa relación con el mundo de la educación en todas sus formas y con la cultura en todas sus expresiones. Un gran centro donde convivan salas de teatro, de cine, de convenciones y aulas y laboratorios; una especie ?de villa universitaria? que sería única en el país por su género y su plasticidad.
Hay muchas ideas, pero hay una en la que todos coinciden: el ex Frigorífico no puede seguir siendo la sombra de un coloso derrotado por el olvido.
La actual gestión municipal asumió su mandato con el cometido de convocar a audiencias públicas, a reuniones colectivas, justamente para que entre todos se decida el destino de esa estructura desguazada y raquítica que es hoy y se convierta en una referencia de vida y actividad comunitaria.
Se sabe que en el despacho del intendente Juan José Bahillo, existe una carpeta con el proyecto de la convocatoria; pero por el momento nadie da certezas sobre su contenido. Tal vez ese debe ser el siguiente paso para que la convocatoria comience a ser parte de la realidad. Que se abra la carpeta, que se descorra la incertidumbre que engendra el misterio y que por fin la ciudadanía comience a opinar en voz alta pero en un mismo ámbito. Acaso eso sea la mejor forma para despertar al ex Frigorífico y que ese coloso cuente a la sociedad sus mejores sueños.
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