Opinión
El FMI ¿la próxima víctima de Trump?
La derecha más conservadora de los Estados Unidos siempre tuvo una mirada muy crítica del rol de los organismos multilaterales de crédito como el FMI y el Banco Mundial y con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, ese sector podría pasar de la palabras a los hechos. Por Nicolás Tereschuk
Las alarmas en el Fondo Monetario Internacional se terminaron de encender esta semana, luego de que se conociera que Trump se decidió por un economista conocido por apuntar contra ese organismo para el cargo de subsecretario del Tesoro para Finanzas Internacionales.
Según publicó el diario The New York Times, se trata de Adam Lerrick, un ex banquero vinculado al "think tank" conservador American Enterprise Institute.
Lerrick viene escribiendo desde hace 20 años que instituciones como el FMI usan y abusan del dinero de los contribuyentes estadounidenses para impulsar una cultura de "elitismo, salvatajes a países y falta de control".
Estados Unidos es el principal aportante al "club" de países que conforma el FMI y es un férreo crítico a las asistencias financieras que, por ejemplo, en Europa reciben tanto bancos como países -o más bien sus sistemas financieros. Si bien el nombramiento de Lerrick aún debe pasar por el Senado, "su designación es un signo que otra de las grandes bases del pensamiento convencional bajo administraciones republicanas y demócratas -amplio apoyo al FMI, el Banco Mundial y otras instituciones financieras internacionales- serán revisadas al más alto nivel del gobierno", advirtió el New York Times.
Las señales del pensamiento de Trump sobre estos organismos son más que elocuentes: la semana pasada, al conocerse su propuesta de presupuesto planteó un recorte de 650 millones de dólares en el aporte estadounidense al Banco Mundial a lo largo de tres años.
El presidente del Banco Mundial, el coreano Jim Yong Kim, a su vez, salió a mostrar los dientes: el funcionario recorre el mundo para proponerle a los 189 países que lo componen que aumenten sus aportes de capital a la institución.
"No obtener un aumento de capital y corrernos de países de ingreso medio será malo para el mundo", salió a advertir Kim en declaraciones conocidas esta semana Kim precisó que tuvo la oportunidad de decirle a Trump y a su secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, que el Banco es "una institución muy importante para el mundo, incluyendo a los Estados Unidos".
En el orden global "patas para arriba" que propone Trump, con el principal país de la tierra volviendo su mirada "hacia adentro", luego de décadas en el sentido del impulso a la globalización, los argumentos de Kim chocan contra las promesas de campaña de "poner a América primero" que realizó el magnate.
En declaraciones publicadas por la agencia Bloomberg, Kim advirtió que la situación puede volverse más complicada para los países "emergentes" y que en ese contexto el Banco Mundial deberá tener una tarea de asistencia más destacada.
Es que junto con la idea de Trump de darle la espalda a la globalización, la Reserva Federal estadounidense se prepara para más aumentos en sus tasas de interés.
"Si tenemos dos o tres aumentos en la tasa de interés eso siempre es malo para los mercados emergentes", subrayó el presidente del Banco Mundial.
La administración de Trump, por su parte, en la guerra de nervios que encara, ya salió a advertir que aún con los recortes presupuestarios propuestos para los organismos multilaterales, Estados Unidos seguiría siendo el principal aportante. "Debemos darle a la gente que está llegando a un nuevo cargo sin mucha experiencia o un poco de experiencia que no está actualizada el tiempo para acomodarse", señaló.
La veterana Lagarde, al igual que la canciller alemana Angela Merkel y otros líderes mundiales, seguramente piensan que tendrán mucho trabajo durante la educación presidencial de Trump, pero los resultados de esa tarea aún están por verse.
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