VA DE LIBROS
El loco. La vida desconocida de Javier Milei y su irrupción en la política argentina
Por Yanina Welp
El loco (Planeta 2023), de Juan Luis González, se puede leer como una biografía política de Javier Milei que combina lo personal – el perro muerto y sus clones, el padre golpeador, el bullying en la infancia– y la construcción de poder público. Esta reseña se ocupa de lo último: la ideología y el contexto de surgimiento de La Libertad Avanza, su estrategia comunicacional y el aparato partidario. El libro resulta de la investigación de González, profesor en la escuela de periodismo de Perfil, conductor en FM Milenium y redactor en medios como Anfibia y revista Noticias entre otros. Comencemos.
La ideología. Se ha tendido a definir La Libertad Avanza (LLA) y la misma figura de Milei como profundamente ideológicas. Muchos análisis han hecho hincapié en que sería una de las fórmulas más ideologizadas que ha visto la política argentina en décadas, con lineamientos nítidos e inflexibles en comparación con las coaliciones que le precedieron. Así, si antes tanto el frente que agrupaba al peronismo como a su oposición mostraron un combinado ecléctico de ideología y pragmatismo, LLA sería pura en sus principios. La investigación de González da cuenta, por el contrario, de que el partido de Milei se parece bastante a lo que había: flexibilidad (conservadores, libertarios, peronistas frustrados) y capacidad adaptativa. ¿Por qué funciona?
El caldo de cultivo. Milei no crea sino que logra erigirse en líder de un clamor popular que tiene varias aristas. Las últimas décadas fueron una sucesión de proyectos políticos fallidos. Las nuevas generaciones no conocen otra cosa que no sea inflación de dos dígitos e incertidumbre. González identifica tres paradas que combinadas habrían catapultado el libertarianismo: el debate por el aborto en 2018, el encierro pandémico (con “la fiesta de Olivos” como símbolo de la casta) en 2020 y la candidatura de Milei en 2021. Si el hartazgo estaba sobre la mesa y fue alimentando el rechazo al “Estado presente” y sus representantes, Milei transformó temas tabú en placas de televisión (pg. 32). Juntos por el cambio entró en pánico y pegó un volantazo que alentó la “batalla cultural” y el peronismo vio una oportunidad de evitar una derrota que se veía segura alimentando el crecimiento de Milei (algo nada metafórico, poniendo dinero y recursos). El caldo de cultivo viene así de todos los frentes: crisis económica endémica, corrupción, electorado desilusionado, cambios socioeconómicos que no pueden ser contenidos por las viejas fórmulas de la acción colectiva; élites políticas con escasa visión y demasiada ambición personal y medios de comunicación ávidos de escándalos.
La estrategia de comunicación política. Tanto los medios convencionales como las redes sociales fueron centrales propulsando a Milei. Para los primeros, era garantía de rating, pero no sólo eso. Eduardo Eurnekian (uno de los empresarios más ricos del país, con acciones en América TV y dueño de Aeropuertos Argentina) impulsó al libertario para atacar a Mauricio Macri quien le tenía un encono personal de larga data (pg. 53 y ss). Mientras, las redes sociales permitieron llegar al público más joven y abrir un espacio a una nueva forma de educación política masiva (los números de seguidores y visualizaciones de estos canales son impresionantes) y sumamente efectiva. Se dijo en ocasiones que la campaña de Milei fue de las menos costosas debido a esta confluencia. Sin embargo, el libro sugiere que LLA es una caja negra en la que hubo y hay mucha plata y oscuridad.
El aparato. Milei es aupado por un Partido Libertario incipiente y con existencia previa al que luego abandona. El armado de la máquina electoral se dio con “sellos de goma” (pg 109), un mundo de partidos sin militantes pero con aval formal para competir en elecciones. Estos son negocios rentables porque reciben millones del Estado, máquinas electorales disponibles al mejor postor. Un ejemplo destacado ofrece la alianza con los Bussi en Tucumán, que pasó por encima del rechazo de los libertarios locales. Alto nivel de corrupción y prácticas como la afiliación de muertos (se da el nombre de la militante de LLA que lo descubrió y denunció ante la Justicia, donde la causa espera resolución, pg. 126). Para el arranque del 2023, “Milei estaba cerrando, a lo largo y ancho del país, con los históricos candidatos de las terceras fuerzas locales, hombres y mujeres que pasaron por el peronismo y la oposición según les conviniera al oficialismo de turno en cada lugar” (pg. 37). ¿Por qué aliarse con candidatos y partidos que nada tenían que ver con los ideales de LLA? Los armadores lo justifican como un mal necesario para poder competir. Sin embargo, el Partido Libertario tenía en 2022 juntas promotoras en 18 provincias. Lo lógico (si la ideología importaba tanto) hubiera sido seguir ampliándolo. Lo que ocurrió fue lo contrario. Se lo desmanteló y se creó LLA bajo el control exclusivo de Karina y Javier en la búsqueda del poder total. Las purgas desplazaron las voces críticas o autónomas como Carlos Maslatón, Marcos Urtubey y Eugenio Casielles. A esto se suma la muy literal venta de cargos políticos. Entre los nombres que van apareciendo no faltan peronistas, radicales, del PRO ni de la Coalición Cívica. Casta redoblada y asociación con los peores.
Desborda el libro, pero cabe preguntarse cuánto puede durar. Lo que de momento mostraron las elecciones provinciales en 2023 es que lo que vende electoralmente es Milei porque sus candidatos en las provincias hicieron una muy pobre performance. Las emociones, la ira, el desborde y la constante apelación mesiánica están sobre la mesa. Las preguntas que quedan abiertas son qué pasa si el ciclo de crisis económicas continúa y qué pasará si muchos de quienes votaron a Milei comienzan a identificarlo con la casta a la que tanto repudió, pero en una versión todavía más descarnada.