El Papa con los detenidos del Centro Penitenciario San Vittore
El Obispo de Roma, llegado a Milán “como sacerdote” tal como el mismo afirmó en su encuentro matutino con los residentes de las "Casas Blancas" del barrio periférico Forlanini, no deja la ciudad ambrosiana sin encontrar a los detenidos, “los descartados de la sociedad”.
De hecho, tras encontrarse con el clero en la Catedral de Milán, y de recitar el Ángelus en la Plaza junto a los fieles, el Papa Francisco se trasladó en coche al Centro Penitenciario San Vittore, cuya estructura hospeda en la actualidad a ochocientos noventa y tres detenidos, doscientos ochenta y cinco más de los que puede acoger, según las plazas disponibles.
San Vittore es una cárcel judicial, lo que significa que los reclusos están en fase de juicio y no están descontando una pena. Se trata de personas que, al estar siendo procesadas, "viven una situación emotiva muy intensa respecto a la de quien, a menudo, está moralmente resignado en otras cárceles, teniendo perspectivas de pena más largas".
Es en ese clima que el Sucesor de Pedro, acompañado únicamente por el Cardenal Angelo Scola, Arzobispo de Milán, encontró a los detenidos y detenidas, y saludó y visitó de modo privado a algunos de ellos en sus celdas. Un encuentro que se sella con el almuerzo compartido en un clima fraterno con cien de ellos.
Una ulterior confirmación de la prioridad que tienen los detenidos y presos para el pontífice, quien en cada viaje apostólico visita una cárcel y tiene para con sus huéspedes palabras y gestos de ánimo y de esperanza. Recordamos a propósito de ello las palabras del Papa a los detenidos de la Cárcel de Padua la tarde 17 de diciembre de 2016, cuando junto con el capellán y voluntarios, los detenidos se conectaron con el pontífice vía Skype para saludarlo por su cumpleaños: "La esperanza no desilusiona", les dijo entonces, y se los reiteró en una carta el pasado mes de enero: "tengan encendida la esperanza", "ustedes son personas detenidas, siempre el sustantivo debe prevalecer sobre el adjetivo, siempre la dignidad humana debe preceder e iluminar las medidas de detención". "En Dios, - escribió el pontífice - siempre hay un lugar para volver a empezar, para ser consolados y rehabilitados por la misericordia que perdona".
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