El talento de Carlos Michel se expone en el Recreo
Desde el pasado viernes y hasta el sábado 21 se exponen las fotografías de Carlos Michel, en el Club Recreo. Una muestra que emociona e invita a recorrer otros tiempos, otras modas, otros paisajes y otras realidades.
Las fotografías tienen la capacidad de captar esa instantaneidad que caracteriza al momento único, en ellas uno puede observar el tiempo detenido.
Tal vez no sea un dato menor que las imágenes no tengan un sistema cerrado de signos como la lengua para traducirlas, que tampoco se puedan transmitir en una sola palabra y que para explicarlas muchas veces hagan falta frases enteras, que incluso no llegan a poder decir lo mismo que la foto captó. Y no por nada fue el alboroto que provocaron las primeras fotografías allá a principios del siglo XIX, cuando se las comparaba con los retratos pintados por brillantes artistas de la época.
Carlos Michel nació el 5 de agosto de 1939 en Urdinarrain, tiene unos 70 años, tres hijos y trabajó durante muchos años como reportero gráfico en EL ARGENTINO.
Las fotografías que componen la muestra de Michel, que se está exponiendo en el Club Recreo, conmueven. Al verlas se puede imaginar la situación en las que fueron registradas, se puede sentir la tristeza de los personajes, como es el caso del rostro retratado del niño de la foto llamada “Infancia al margen” o del muchacho, “Joven Ortíz”. Hasta se puede percibir el silencio y sentir el calor de los paisajes agrestes, como en el caso del “Montecito de espinillos”.
Las fotografías de Michel van más allá del simple hecho de disparar una cámara y tomarlas, en los retratos capta esa esencia que los hace únicos, esos rasgos que transmiten la personalidad y los sentimientos de la persona. Y con sus paisajes y escenas de la vida cotidiana sucede algo similar, logra detener el tiempo pero sin descontextualizarlo, sin sacarlo de ese marco que hace comprenderlo.
De esta manera, recorriendo sus trabajos se viaja… a otras épocas, donde las calles eran de tierra y los carros y las casas aisladas conformaban el paisaje habitual de la ciudad y se comprende la alegría de las chicas que aprenden a andar en bicicleta, como es el caso de la foto denominada “Años 1920 – Práctica y promoción del uso de la bicicleta”.
Realmente es una muestra que merece ser visitada, para conmoverse y para dejarse llevar por los sentimientos que despiertan. Las fotografías de Carlos Michel demuestran el poder de observación, la mirada sagaz y el talento creador de un fotógrafo de oficio y alma.
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