La Conferencia sobre sida se centra en los tratamientos y la financiación
La 18º Conferencia Internacional sobre el Sida arrancó este domingo por la noche en Viena con la preocupación de que disminuya la financiación, y con la esperanza de mejorar la prevención usando cuanto antes los tratamientos, incluso sin síntomas.
Más de 20 mil personas, entre investigadores, expertos, miembros de asociaciones y enfermos, participan hasta el 23 de julio en esta conferencia que se celebra cada dos años.
La conferencia comenzó con un mensaje de vídeo del secretario general de la ONU Ban Ki Moon, que brindó su apoyo a la lucha contra la enfermedad. “No más infecciones, más discriminaciones, respeto de los derechos aquí y ahora”, soltó.
“El año pasado los países ricos no tuvieron problema alguno en encontrar miles de millones para salvar a los ávidos banqueros de Wall Street”, recordó Julio Montaner, presidente de la Sociedad Internacional del Sida (IAS, en sus siglas en inglés), que organiza la conferencia, durante la ceremonia de apertura.
Unos minutos antes, unos sesenta militantes invadieron el escenario gritando lemas que pedían más financiación y el respeto de los compromisos. “No hay marcha atrás, fondos para la ayuda”, rezaba una banderola gigante.
“Cumplan con sus promesas, queremos vivir”, decían a gritos otros activistas frente al centro de conferencias.
Antes, Michel Kazatchkine, director ejecutivo del Fondo Mundial contra el Sida, la Tuberculosis y el Paludismo dijo estar “extremadamente preocupado” por los compromisos de los países donantes para los próximos tres años, habida cuenta de que hacen falta, según él, entre 13 mil millones y 20 mil millones de dólares.
Un informe publicado el domingo pone de manifiesto que la financiación de los programas de lucha contra el sida en los países pobres retrocedió en 2009 hasta los 7.600 millones de dólares contra 7.700 millones en 2008.
La diferencia es pequeña pero hay que tener en cuenta que entre 2002 y 2009 progresaba dos dígitos de un año para otro, para la financiación de un tratamiento de por vida.
Además se necesitó un aumento de la contribución estadounidense, de 3.950 millones de dólares en 2008 a 4.400 millones el año pasado, para compensar el recorte de otros países como Alemania, Canadá, Francia, Irlanda, Italia y Holanda.
“Ahora que vemos los primeros éxitos en la prevención y el tratamiento, hay que redoblar esfuerzos, no reducir esfuerzos”, recalcó Michel Sidibé, director ejecutivo del programa ONUSIDA.
Unas inquietudes que surgen pese a la aparición de nuevas pistas para luchar contra el sida.
Un estudio publicado el domingo recomienda comenzar pronto con el tratamiento, incluso antes de la aparición de los síntomas, para impedir que el sistema inmunitario se destruya progresivamente.
Otro estudio subraya que dar triterapia a los seropositivos divide entre dos el número de nuevos casos de infección de VIH, lo cual apoya la hipótesis de que el uso de las triterapias reducen la transmisión del virus. Una idea central en esta conferencia, 27 años después de la identificación del virus.
Pero las nuevas esperanzas tropiezan con el coste que supondría el uso generalizado de los tratamientos.
Bill Gates, el multimillonario fundador de Microsoft y ardiente defensor de la lucha contra el VIH, insistirá el lunes, durante la sesión plenaria, en la necesidad de utilizar mejor los fondos contra el sida. Recomendará concentrar los esfuerzos de prevención “donde más impacto tengan”, como por ejemplo la circuncisión.
Y emerge otro rayo de esperanza. Los expertos esperan con impaciencia los resultados del estudio Caprisa, que serán publicados el martes al mismo tiempo en Viena y en Durban
(Sudáfrica) sobre un gel microbicida con un retroviral.
Se calcula que el número de seropositivos en el mundo ascendía a 33,4 millones de personas a finales de 2008. El sida y las enfermedades que provoca dejan dos millones de muertos por año.
La conferencia comenzó con un mensaje de vídeo del secretario general de la ONU Ban Ki Moon, que brindó su apoyo a la lucha contra la enfermedad. “No más infecciones, más discriminaciones, respeto de los derechos aquí y ahora”, soltó.
“El año pasado los países ricos no tuvieron problema alguno en encontrar miles de millones para salvar a los ávidos banqueros de Wall Street”, recordó Julio Montaner, presidente de la Sociedad Internacional del Sida (IAS, en sus siglas en inglés), que organiza la conferencia, durante la ceremonia de apertura.
Unos minutos antes, unos sesenta militantes invadieron el escenario gritando lemas que pedían más financiación y el respeto de los compromisos. “No hay marcha atrás, fondos para la ayuda”, rezaba una banderola gigante.
“Cumplan con sus promesas, queremos vivir”, decían a gritos otros activistas frente al centro de conferencias.
Antes, Michel Kazatchkine, director ejecutivo del Fondo Mundial contra el Sida, la Tuberculosis y el Paludismo dijo estar “extremadamente preocupado” por los compromisos de los países donantes para los próximos tres años, habida cuenta de que hacen falta, según él, entre 13 mil millones y 20 mil millones de dólares.
Un informe publicado el domingo pone de manifiesto que la financiación de los programas de lucha contra el sida en los países pobres retrocedió en 2009 hasta los 7.600 millones de dólares contra 7.700 millones en 2008.
La diferencia es pequeña pero hay que tener en cuenta que entre 2002 y 2009 progresaba dos dígitos de un año para otro, para la financiación de un tratamiento de por vida.
Además se necesitó un aumento de la contribución estadounidense, de 3.950 millones de dólares en 2008 a 4.400 millones el año pasado, para compensar el recorte de otros países como Alemania, Canadá, Francia, Irlanda, Italia y Holanda.
“Ahora que vemos los primeros éxitos en la prevención y el tratamiento, hay que redoblar esfuerzos, no reducir esfuerzos”, recalcó Michel Sidibé, director ejecutivo del programa ONUSIDA.
Unas inquietudes que surgen pese a la aparición de nuevas pistas para luchar contra el sida.
Un estudio publicado el domingo recomienda comenzar pronto con el tratamiento, incluso antes de la aparición de los síntomas, para impedir que el sistema inmunitario se destruya progresivamente.
Otro estudio subraya que dar triterapia a los seropositivos divide entre dos el número de nuevos casos de infección de VIH, lo cual apoya la hipótesis de que el uso de las triterapias reducen la transmisión del virus. Una idea central en esta conferencia, 27 años después de la identificación del virus.
Pero las nuevas esperanzas tropiezan con el coste que supondría el uso generalizado de los tratamientos.
Bill Gates, el multimillonario fundador de Microsoft y ardiente defensor de la lucha contra el VIH, insistirá el lunes, durante la sesión plenaria, en la necesidad de utilizar mejor los fondos contra el sida. Recomendará concentrar los esfuerzos de prevención “donde más impacto tengan”, como por ejemplo la circuncisión.
Y emerge otro rayo de esperanza. Los expertos esperan con impaciencia los resultados del estudio Caprisa, que serán publicados el martes al mismo tiempo en Viena y en Durban
(Sudáfrica) sobre un gel microbicida con un retroviral.
Se calcula que el número de seropositivos en el mundo ascendía a 33,4 millones de personas a finales de 2008. El sida y las enfermedades que provoca dejan dos millones de muertos por año.
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