Las pistas aéreas y las vías fluviales en la provincia no tienen un adecuado control y por eso crece el narcotráfico
En Entre Ríos se tiene la certeza de que existen varias pistas clandestinas que están abiertas al tráfico de estupefacientes. Del mismo modo, se sabe que los ríos Uruguay y Paraná carecen de un eficiente control preventivo. Solamente las vías terrestres tienen permanentes puestos de vigilancia.
El comercio ilegal de drogas tiene a Entre Ríos como uno de sus territorios preferidos, tanto para el tránsito como para el consumo interno.
El aumento en el tráfico y consumo de drogas tiene su paralelismo con la incorporación de un sofisticado sistema de ingreso que evita los controles establecidos en los pasos fronterizos terrestres fronterizos y por eso utilizan “libremente” la vía aérea y la fluvial.
Gendarmería Nacional y la Policía de Entre Ríos realizan periódicos secuestros de drogas en las vías terrestres que atraviesan la provincia, especialmente en la Autovía General Artigas que es paralela al río Uruguay y en algunos puntos “neurálgicos” como Paso Telégrafo, en el límite con Corrientes.
En cuanto al transporte fluvial, el río Paraná es una de las rutas preferidas por el narcotráfico, aunque los operativos se concentran más en Misiones y Corrientes que en Entre Ríos. Con respecto al río Uruguay, se sabe que es un colador a cielo abierto, donde ya sea por embarcaciones clandestinas o burlando la vigilancia en los tres puentes binacionales, el narcotráfico va y viene entre ambas orillas casi sin ser molestado.
Las pista aéreas
Pero sin duda que la vía más preferida por el narcotráfico es la aérea, dado que Entre Ríos presenta una geografía casi ideal para la pistas de aterrizajes, amén de carecer de controles.
Lo que ocurre en Entre Ríos en esta materia específica, es apenas un porcentaje menor de lo que pasa en todo el Noreste del país: son realidades que no tienen controles.
En la provincia se estima que Gualeguaychú, Concepción del Uruguay, Concordia, Federal, Feliciano, Victoria y Gualeguay son los Departamentos donde más se da este fenómeno, aunque no los únicos.
Esta realidad también se verifica con el concepto de que Entre Ríos ha dejado de ser hace mucho tiempo un territorio de tránsito para ser “valorado” como vital en el mapa del consumo de drogas ilícitas.
Y así como por las vías terrestres se han incrementado los procedimientos con secuestros más frecuentes de drogas y con mayor kilaje, pocas intervenciones se conocen cuando se trata de vías fluviales y casi nada vinculado con las pistas aéreas clandestinas.
Este cuadro de situación amerita que se fortalezca una mayor coordinación entre la Policía de Entre Ríos, la Policía Federal, y claro está, Gendarmería Nacional y Prefectura Naval Argentina; del mismo modo se requiere de una unificación de criterios entre la Justicia provincial y la Federal. Y si a esta falta de coordinación se le adosa la escasa asignación de recursos humanos y tecnológicos, se comprenderá mejor por qué Entre Ríos es uno de los territorios elegidos para el desembarco del narcotráfico.
Territorio estratégico
Entre Ríos es un territorio estratégico, dado que su ubicación geográfica la ubica como ideal para desarrollar la distribución hacia los grandes centros urbanos como Buenos Aires, Rosario y Córdoba, para dar un ejemplo.
Y las pistas áreas sin controles adecuados –como la vía fluvial- son un escenario ideal para el narcotráfico, porque de esa forma evita los operativos terrestres, que son más rigurosos y permanentes. Hoy por hoy no hay elementos que permitan o faciliten detectar estas pistas clandestinas y otras que son legales pero se usan para fines ilegales.
Los radares podrían detectar esta situación, pero en gran parte del territorio se padecen “conos” de sombra que torna imposible ese rastreo y esos “rincones” son perfectamente conocidos por los pilotos narcos.
Quien circule por cualquier ruta entrerriana y se detenga en la banquina a observar el cielo por algún momento, podrá percibir a simple vista que son muchas las aeronaves que circulan y aunque en más de una oportunidad se han radicado denuncias de paquetes que caen del cielo, los controles son difíciles de establecer.
Lo mismo ocurre con las incursiones de lanchas por el río Uruguay y Paraná, estas embarcaciones casi nunca pueden ser detectadas por la Prefectura Naval Argentina, a excepción de algunos procedimientos aislados en territorio misionero o correntino.
En cambio las Rutas Nacionales 14, 12 y 127, como los pasos de ingreso Brazo Largo-Zárate, el Túnel Subfluvial, el enlace vial Victoria-Rosario o el Paso Telégrafo, aparecen como puntos difíciles (no imposibles) de sortear por parte del narcotráfico.
Se estima que en Entre Ríos existen aproximadamente 150 pistas de aterrizajes declaradas, la inmensa mayoría de ellas construidas en establecimientos agropecuarios y que son utilizadas a diario para las fumigaciones y el traslado de sus propietarios.
De esas pistas declaradas legales, 42 están ubicadas en los Departamentos Gualeguaychú, Gualeguay, Uruguay e Islas del Ibicuy. Pero quienes combaten al narcotráfico saben que existen innumerables pistas o superficies preparadas para el aterrizaje que no han sido declaradas y que son ideales para que operen pequeños aviones.
Lo mismo se asevera en materia de puertos privados ilegales que se improvisan a lo largo de toda la costa del río Uruguay.
Tanto las pistas como los puertos ilegales son de difícil control. Y esta falta de control cuando los hay, son deficientes; son el mejor portal de ingreso para que el narcotráfico se adueñe de un territorio y con ello, crezca el mercado ilegal de estupefacientes.
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