Maíz: principales líneas de trabajo para lograr un buen cultivo
A días del inicio de una nueva campaña para el cultivo de maíz es de suma importancia repasar las principales pautas en las que se debe trabajar para obtener buenos resultados.
El maíz es considerado un cultivo que cumple un rol fundamental en los sistemas de producción, aportando al balance de carbono necesario en la rotación. Pero también es considerado un cultivo de alto riesgo en la zona, dada la variabilidad que ha mostrado su rinde en el tiempo, su costo de implantación y su resultado económico volátil. Por estas razones su inclusión en la rotación es tema de debate todos los años.
A pocos días del comienzo de una nueva campaña para el cultivo de maíz es de suma importancia repasar las principales líneas en las que se debe trabajar para acotar al máximo posible la variabilidad de los resultados del cultivo. Las líneas propuestas son:
-Clasificación de ambiente productivo.
- Tipo de año climático.
-Manejo agronómico asociado a lo anterior.
Estas líneas interactúan entre si, complejizando el manejo final a llevar adelante.
La clasificación del tipo de ambiente productivo es un aspecto fundamental que nunca debe faltar al momento de tomar la decisión de hacer un cultivo de maíz, en base a ello el manejo que se le realizará arriba. La clasificación debe realizarse de manera objetiva, basándose en información real y no, como sucede muchas veces en percepciones.
Los pronósticos climáticos a largo plazo (hasta un año) han sido una de las herramientas con más evolución en los últimos años, más allá de que se habla en términos probabilísticos, es importante considerar que hace 15 años atrás (sin internet) se tomaban acciones en función de unos días de pronóstico. Para esta línea un buen análisis de la fase ENSO permite sumar otro nivel de opciones de manejo que abre aún más el abanico y se interrelaciona con la línea mencionada anteriormente.
En el corto plazo se puede seguir evolución de temperatura, probabilidad de heladas, etc, aunque en los últimos años la variación de la atmósfera es grande.
El manejo agronómico engloba múltiples ítems de impacto en el resultado, algunos de mayor peso son:
-Control de malezas: aquí el objetivo a visualizar es el lote limpio a la siembra, ya que el maíz es un cultivo con escasa habilidad competitiva contra las malezas. Para lograr esto existen un sin número de estrategias. Continuando con el cultivo en post-emergencia, hay residuales que le son inmunes a los híbridos, y desde la genética existen materiales con eventos (CL, RR) que presentan la capacidad de tolerar determinadas moléculas específicas que le confieren esa selectividad.
Fertilización: puntualizando sobre fósforo y nitrógeno como los nutrientes más comunes de deficiencia en la zona. El grado de falencia es determinado por análisis de suelo previo a la siembra. En función de este, se marca el nivel de fertilización al aplicar, determinado por el umbral crítico (UC) y la diferencia con el nivel existente en el suelo (NS).
-Densidad: dentro de esta es importante considerar la equidistancia entre plantas (uniformidad espacial) y la uniformidad temporal. Entre ambas conformaran lo que es la canopia futura del cultivo que interceptara la radiación. Siendo la uniformidad temporal de mayor impacto que la primera, en la normalidad de los lotes en producción. En este sentido los controles para los dos tipos de desuniformidades son diferentes.
La correcta elección semilla/placa, la velocidad de siembra, sin obstáculos en caño de bajada y enrrasadores sin desgaste, son la clave de una buena uniformidad espacial. La temperatura de suelo >13°C, suelo con cobertura, siembra con temperatura seguras, profundidad de siembras uniforme, correcto corte de rastrojo o lo que sería contacto semilla/suelo, bajo arrime de tapadoras y humedad uniforme en el lote, hacen a una buena uniformidad temporal.
En definitiva, es importante invertir tiempo de gabinete para armar el esquema planteado de cada una de las líneas, siendo el ambiente un aspecto clave para el arranque del manejo; para luego trabajar en el campo con pautas claras y poder cumplir el camino trazado en gabinete.
A pocos días del comienzo de una nueva campaña para el cultivo de maíz es de suma importancia repasar las principales líneas en las que se debe trabajar para acotar al máximo posible la variabilidad de los resultados del cultivo. Las líneas propuestas son:
-Clasificación de ambiente productivo.
- Tipo de año climático.
-Manejo agronómico asociado a lo anterior.
Estas líneas interactúan entre si, complejizando el manejo final a llevar adelante.
La clasificación del tipo de ambiente productivo es un aspecto fundamental que nunca debe faltar al momento de tomar la decisión de hacer un cultivo de maíz, en base a ello el manejo que se le realizará arriba. La clasificación debe realizarse de manera objetiva, basándose en información real y no, como sucede muchas veces en percepciones.
Los pronósticos climáticos a largo plazo (hasta un año) han sido una de las herramientas con más evolución en los últimos años, más allá de que se habla en términos probabilísticos, es importante considerar que hace 15 años atrás (sin internet) se tomaban acciones en función de unos días de pronóstico. Para esta línea un buen análisis de la fase ENSO permite sumar otro nivel de opciones de manejo que abre aún más el abanico y se interrelaciona con la línea mencionada anteriormente.
En el corto plazo se puede seguir evolución de temperatura, probabilidad de heladas, etc, aunque en los últimos años la variación de la atmósfera es grande.
El manejo agronómico engloba múltiples ítems de impacto en el resultado, algunos de mayor peso son:
-Control de malezas: aquí el objetivo a visualizar es el lote limpio a la siembra, ya que el maíz es un cultivo con escasa habilidad competitiva contra las malezas. Para lograr esto existen un sin número de estrategias. Continuando con el cultivo en post-emergencia, hay residuales que le son inmunes a los híbridos, y desde la genética existen materiales con eventos (CL, RR) que presentan la capacidad de tolerar determinadas moléculas específicas que le confieren esa selectividad.
Fertilización: puntualizando sobre fósforo y nitrógeno como los nutrientes más comunes de deficiencia en la zona. El grado de falencia es determinado por análisis de suelo previo a la siembra. En función de este, se marca el nivel de fertilización al aplicar, determinado por el umbral crítico (UC) y la diferencia con el nivel existente en el suelo (NS).
-Densidad: dentro de esta es importante considerar la equidistancia entre plantas (uniformidad espacial) y la uniformidad temporal. Entre ambas conformaran lo que es la canopia futura del cultivo que interceptara la radiación. Siendo la uniformidad temporal de mayor impacto que la primera, en la normalidad de los lotes en producción. En este sentido los controles para los dos tipos de desuniformidades son diferentes.
La correcta elección semilla/placa, la velocidad de siembra, sin obstáculos en caño de bajada y enrrasadores sin desgaste, son la clave de una buena uniformidad espacial. La temperatura de suelo >13°C, suelo con cobertura, siembra con temperatura seguras, profundidad de siembras uniforme, correcto corte de rastrojo o lo que sería contacto semilla/suelo, bajo arrime de tapadoras y humedad uniforme en el lote, hacen a una buena uniformidad temporal.
En definitiva, es importante invertir tiempo de gabinete para armar el esquema planteado de cada una de las líneas, siendo el ambiente un aspecto clave para el arranque del manejo; para luego trabajar en el campo con pautas claras y poder cumplir el camino trazado en gabinete.
(*) Mariano I. Moreno es Asesor Agronómico – Centinno, mariano@grupocentinno.com.
EL ARGENTINO/Colaboración
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