¿Qué hacemos con las mascotas cuando nos vamos de vacaciones?
Quienes tienen mascotas deben pensar en ellas cuando planifican las vacaciones. Hay quienes pueden llevarlas. Otros tienen la suerte de poder dejar el animal a un amigo o un vecino. Pero cuando estas posibilidades no están, ¿qué hacemos?
La cuestión de tener un animal en casa, cuando llega el momento de las vacaciones puede llegar a convertirse en una complicación.
Ya sea un pájaro, un conejo, una tortuga, un gato o un perro (por citar los más comunes) hay que pensar en ellos: en el alimento, el agua, los paseos y una larga lista de etcéteras.
En el caso de los perros la cuestión no es menor, porque suele haber resistencias en los posibles hospedantes, relativas a eventuales comportamientos agresivos.
Con este interrogante llegamos al médico veterinario Luis Ríos, que prefiere referirse a su servicio como un pensionado canino en lugar de guardería, porque esto último da idea de lugar donde se deja un paquete.
“Traje esta idea de Buenos Aires, de un hospital donde estuve trabajando, que ofrecía este servicio”, explicó, refiriéndose al pensionado que montó hace ya unos ocho años en Urquiza al oeste.
“Es una solución para quienes hacen viajes cortos, se van de vacaciones, alquilan su casa en la temporada de verano y no pueden tener su perro”, dijo para agregar que este es un servicio que se amplía a las fiestas de fin de año, cuando la reunión familiar, sumada a los ruidos de la pirotecnia hace pensar a los anfitriones en llevar al animal a un lugar donde esté tranquilo y no moleste.
“Para las Fiestas tuve quince perros”, contó, para agregar “en el caso de la gente que se va de vacaciones, que los deja por un período, trato de darles la mejor calidad de vida. Claro que no estarán como en su casa, pero sí se los atenderá de la mejor manera”, garantizó.
Esta atención tiene un costo que se fija de acuerdo al tamaño del animal y a la cantidad de días que estará alojado.
“No diferencio por razas sino por tamaño, porque en base a éste será el espacio del que dispondrá. Hay personas que se sorprenden cuando les digo lo que cuesta, pero después entienden que además de un servicio es una responsabilidad y debe pagarse. Asimismo, no es lo igual dejar la mascota en un lugar cualquiera a dejarlo en manos de un profesional: sé cómo responder a las distintas necesidades”, agregó.
Ríos dispone de una casa en Urquiza la oeste, con habitáculos sobre pasto, de donde van saliendo a pasear los animales por turnos.
“También tenemos dos jaulones grandes, para los perros de mayor porte y los lugares preferenciales para los animales acostumbrados a estar adentro de una casa. Todos conviven con las perras mías, que hacen de madrinas de los que van llegando”.
En cuanto a la alimentación, se tiene en cuenta también si el animal consume productos comunes o alimentos especiales.
Hablando de las comidas, preguntamos si es cierto que los perros extrañan y de ocurrir esto, pueden dejar de comer, enfermarse y hasta morir de tristeza, a lo que respondió “es indudable que extrañan. Por experiencia puedo decir que hay casos que hasta les hace bien, porque son perros acostumbrados a estar solos y aquí comparten el día con diez amiguitos”.
“Y para llegar a morirse de tristeza... no da el tiempo que están conmigo. Puede suceder que uno está triste y deje de comer, y en este caso, le doy un premio (agregando carne picada o hígado al balanceado, por ejemplo) para incentivarlos o les cambiamos la dieta: si no responde, le cocino arroz u otras variantes. Si a su regreso, los propietarios se quejan porque los mal enseñé, les explico la razón, porque esto es reversible y lo prefiero a que el animal esté mal”.
El pensionado, o mejor dicho, la actividad del pensionado, tiene más secretos, como por ejemplo, el pedido a los probables clientes de que no vayan al lugar muy encima del día en que llevarán el animal.
“Prefiero que vengan a conocer el lugar una semana o diez días antes, para evitar que el perro pueda escaparse siguiendo el rastro. Para mí es mejor retirarlos en mi camioneta, que tiene olor a otros perros”, agregó.
Y habiendo dicho que comenzó la actividad hace ocho años, sus razones tendrá.
“Cuando hacés mucho tiempo lo mismo, es porque la cosa funciona”, nos dijo al terminar la charla, como referencia de que sabe de lo que habla.
Ya sea un pájaro, un conejo, una tortuga, un gato o un perro (por citar los más comunes) hay que pensar en ellos: en el alimento, el agua, los paseos y una larga lista de etcéteras.
En el caso de los perros la cuestión no es menor, porque suele haber resistencias en los posibles hospedantes, relativas a eventuales comportamientos agresivos.
Con este interrogante llegamos al médico veterinario Luis Ríos, que prefiere referirse a su servicio como un pensionado canino en lugar de guardería, porque esto último da idea de lugar donde se deja un paquete.
“Traje esta idea de Buenos Aires, de un hospital donde estuve trabajando, que ofrecía este servicio”, explicó, refiriéndose al pensionado que montó hace ya unos ocho años en Urquiza al oeste.
“Es una solución para quienes hacen viajes cortos, se van de vacaciones, alquilan su casa en la temporada de verano y no pueden tener su perro”, dijo para agregar que este es un servicio que se amplía a las fiestas de fin de año, cuando la reunión familiar, sumada a los ruidos de la pirotecnia hace pensar a los anfitriones en llevar al animal a un lugar donde esté tranquilo y no moleste.
“Para las Fiestas tuve quince perros”, contó, para agregar “en el caso de la gente que se va de vacaciones, que los deja por un período, trato de darles la mejor calidad de vida. Claro que no estarán como en su casa, pero sí se los atenderá de la mejor manera”, garantizó.
Esta atención tiene un costo que se fija de acuerdo al tamaño del animal y a la cantidad de días que estará alojado.
“No diferencio por razas sino por tamaño, porque en base a éste será el espacio del que dispondrá. Hay personas que se sorprenden cuando les digo lo que cuesta, pero después entienden que además de un servicio es una responsabilidad y debe pagarse. Asimismo, no es lo igual dejar la mascota en un lugar cualquiera a dejarlo en manos de un profesional: sé cómo responder a las distintas necesidades”, agregó.
Ríos dispone de una casa en Urquiza la oeste, con habitáculos sobre pasto, de donde van saliendo a pasear los animales por turnos.
“También tenemos dos jaulones grandes, para los perros de mayor porte y los lugares preferenciales para los animales acostumbrados a estar adentro de una casa. Todos conviven con las perras mías, que hacen de madrinas de los que van llegando”.
En cuanto a la alimentación, se tiene en cuenta también si el animal consume productos comunes o alimentos especiales.
Hablando de las comidas, preguntamos si es cierto que los perros extrañan y de ocurrir esto, pueden dejar de comer, enfermarse y hasta morir de tristeza, a lo que respondió “es indudable que extrañan. Por experiencia puedo decir que hay casos que hasta les hace bien, porque son perros acostumbrados a estar solos y aquí comparten el día con diez amiguitos”.
“Y para llegar a morirse de tristeza... no da el tiempo que están conmigo. Puede suceder que uno está triste y deje de comer, y en este caso, le doy un premio (agregando carne picada o hígado al balanceado, por ejemplo) para incentivarlos o les cambiamos la dieta: si no responde, le cocino arroz u otras variantes. Si a su regreso, los propietarios se quejan porque los mal enseñé, les explico la razón, porque esto es reversible y lo prefiero a que el animal esté mal”.
El pensionado, o mejor dicho, la actividad del pensionado, tiene más secretos, como por ejemplo, el pedido a los probables clientes de que no vayan al lugar muy encima del día en que llevarán el animal.
“Prefiero que vengan a conocer el lugar una semana o diez días antes, para evitar que el perro pueda escaparse siguiendo el rastro. Para mí es mejor retirarlos en mi camioneta, que tiene olor a otros perros”, agregó.
Y habiendo dicho que comenzó la actividad hace ocho años, sus razones tendrá.
“Cuando hacés mucho tiempo lo mismo, es porque la cosa funciona”, nos dijo al terminar la charla, como referencia de que sabe de lo que habla.
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