Se insiste en que la donación de sangre y médula ósea debe ser habitual
El caso de Antonella González, la chiquita de ocho años que asiste a tercer grado en la escuela Sagrado Corazón y está internada en el Hospital Garrahan desde el 28 de julio, luego que le diagnosticaran leucemia mieloide crónica en crisis blástica, ha movilizado a la comunidad de Gualeguaychú.
Su caso ha hecho que se dé difusión a la importancia de la donación de médula ósea, porque Anto necesita un trasplante y mientras éste llega, recibe quimioterapia.
Natalia, su mamá, contó ayer a EL ARGENTINO que el fin de semana fue difícil para la chiquita y su familia.
“El domingo por la tarde comenzó con fiebre y dificultad para respirar. Le suministraron oxígeno, la estabilizaron, y los análisis dieron que presenta una bacteria en sangre”. Esto para su mamá es un misterio, ya que Antonella está en una habitación especial, con ventanas herméticas y doble acceso, con un sector para que quien ingrese lo haga cumpliendo con las medidas de profilaxis.
“Tiene que recibir antibióticos por 14 días, pero la fiebre cedió”, dijo desde la habitación donde está su hija y agregó “anoche le hicieron una transfusión. Recién la vio la oncóloga y nos dijo que reacciona bien al antibiótico”.
Ahora Antonella está acompañada de otra paciente, una nena de tres años, catamarqueña, que padece la misma enfermedad y también requiere el trasplante.
“Les gusta la música y esto hace que se distraigan”, comentó Natalia, entre tanta preocupación.
Pero de inmediato dijo “ya está hecho el pedido del trasplante para Antonella” y pidió “que la gente sea donante porque el tiempo que llevan los estudios es mucho para los chicos que esperan, que deben seguir con quimioterapia. Aquí hay otra nena, llamada Alma, que hace nueve meses está esperando el trasplante. Su mamá está juntando firmas para que estos estudios se hagan en el país y que demoren menos”.
# Que no quede en una campaña
En el Banco de sangre Eugenia, la recepcionista, compartió con EL ARGENTINO “el movimiento se incrementó muchísimo desde que se supo de este caso. El viernes empezamos a recibir donantes a las seis y media de la mañana. No paramos un segundo, porque fue incesante la cantidad de gente, que desbordó el servicio”.
El jefe del servicio de hemoterapia del hospital y del banco de sangre, Luis Castillo, explicó, por su parte, “en este momento atendemos a diez personas para la donación de médula por día, porque el Banco tiene su trabajo habitual hospitalario, por lo tanto, no nos da el personal y como a cada donante se le pide una unidad de sangre, tampoco queremos hacer stock en exceso porque la sangre se puede vencer”.
“Nos interesa la habitualidad de los donantes, porque hoy es el caso de Antonella, pero la necesidad de sangre es permanente”, remarcó.
Respecto de por qué se prioriza la habitualidad sobre la urgencia, explicó “las muestras de los donantes se envían al INCUCAI, que una vez finalizado el estudio genético, incorpora esta información al Banco mundial de datos, donde se hace la comparación a nivel internacional”.
“Este proceso lleva su tiempo, hay muchas personas a la espera de una donación en todo el mundo y son más de 22 millones de inscriptos en este registro, por lo cual el entrecruzamiento de datos requiere un período”.
Castillo insistió en su pedido a la comunidad para que se genere el hábito y la cultura de la donación.
“Sería maravilloso tener diez donantes diarios, y a eso debemos abocarnos para no necesitar, ante cualquier urgencia, dadores de reposición”.
Tras aclarar que la donación de médula ósea es un proceso similar al de la extracción de sangre, Castillo aclaró, ante la consulta hecha, que no hay inconvenientes en donar con un breve intervalo ya que “la médula es la “fábrica” de la sangre, por eso se regenera de inmediato. Para el trasplante usamos sólo las células madre, las más primitivas, que tienen la capacidad de reproducirse y diferenciarse en cualquiera de las líneas celulares. El proceso es indoloro, porque al donante se le coloca en el brazo una aguja del mismo tipo que la de la extracción de sangre; se lo conecta a una máquina que hace la aféresis, esto es, separa las células madre, y devuelve el resto al donante”.
“Esa muestra -completó- se analiza con la de todos los receptores del mundo, para saber si es compatible”.
Y al final, agregó “ojalá que esta movilización sirva para que todo el mudo se inscriba como donante de médula”, lo que pude hacerse en Luis N. Palma 874, donde funciona el Banco de sangre.
Por Silvina Esnaola
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