Chile: un año sin Pinochet
Un año después de su muerte la figura de Augusto Pinochet es una herencia de la que aún no puede desprenderse la oposición de derecha, mientras que la izquierda en el poder, envuelta en una extensa crisis, perdió el principal factor que la unía: la oposición al ex dictador.
Con su fallecimiento hace un año, a los 91 años de un infarto, Chile cerró el capítulo más controvertido de su historia aunque su figura permanece aún en la vida política del país, con vientos de causas por violaciones a los derechos humanos atribuidas a su régimen que se tramitan en los tribunales y miles de víctimas que todavía claman por justicia.
Para el gobierno, no obstante, su figura hoy no significa nada.
"La historia lo juzgará y tendrá sus opiniones. No es algo que en estos momentos conmociona al país", señaló este lunes el ministro del Interior, Belisario Velasco. Pero lejos de enterrarlo, la coalición gobernante parece extrañar más que nunca su figura, que por casi dos décadas le dio sentido y unidad a un conglomerado de partido que nació precisamente para derrocarlo.
Según analistas, sin Pinochet la Concertación perdió su rumbo y disciplina, y en el último año se han ahondando las divisiones entre algunas facciones de los cuatro partidos de centro-izquierda que gobiernan Chile desde el fin de su dictadura, en 1990.
"La Concertación recibió un país dividido, con altos niveles de pobreza, exclusión social y un legado de violaciones a los derechos humanos y autoritarismo. Con dificultades y disciplina, logró liderar la transición hacia la democracia", dijo el analista Patricio Navia.
Fuente: AFP-NA
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