Continúan los violentos enfrentamientos entre israelíes y el Hezbolá
Miembros de Hezbolá se enfrentaron este jueves con tropas israelíes en territorio de Líbano, cuyo primer ministro, Fuad Siniora, pidió la ayuda internacional para desarmar al movimiento chiita, convertido en "un Estado dentro del Estado" libanés.
"Todo el mundo debe ayudarnos a desarmar a Hezbolá. Pero antes que nada tenemos que lograr un alto el fuego. Mientras duren los bombardeos no podremos hacer nada y la situación sólo empeorará",
declaró Siniora en una entrevista publicada este jueves por el diario italiano Corriere della Sera.
La petición de alto el fuego del primer ministro libanés se vio apoyada por el presidente del país, Emile Lahoud, quien volvió a acusar a Israel de perpetrar una "masacre" en Líbano.
Según Siniora, Hezbolá "se ha convertido en un Estado dentro del Estado. Lo sabemos bien y es un problema muy grave. No es un secreto para nadie que Hezbolá responde a las agendas políticas de Damasco y Teherán", acusando así a los regímenes sirio e iraní, respectivamente.
Pese a los llamamientos de los políticos libaneses, la ofensiva israelí contra Líbano registró su noveno día, con violentos enfrentamientos entre miembros de Hezbolá y tropas hebreas en territorio libanés, cerca de la frontera internacional.
Según un nuevo balance del ejército israelí, tres soldados fueron heridos en los enfrentamientos, uno por disparos y los otros dos por un cohete antitanque. El ejército israelí -que ya realizó varias operaciones terrestres en suelo libanés- declaró su intención de querer destruir "las infraestructuras de Hezbolá y los búnkeres subterráneos".
Antes del alba, la aviación israelí atacó un búnker ocupado por varios dirigentes del movimiento chiíta en el barrio de Burj Barajneh, al sur de Beirut, indicó el ejército hebreo sin precisar si la operación causó víctimas.
Hezbolá, por su parte, señaló que "ningún dirigente o miembro" resultó muerto en el ataque israelí, dirigido según sus informaciones, contra una mezquita en construcción.
La aviación israelí también bombardeó el cuartel general de Hezbolá en la periferia sur de Beirut, considera como bastión del movimiento chiita y actualmente casi completamente en ruinas por las bombas israelíes.
Los ataques aéreos israelíes prosiguieron también contra objetivos en el este de Líbano, donde una sede de Hezbolá quedó destruida en la ciudad de Baalbeck y dos civiles resultaron heridos.
El miércoles fue la jornada más sangrienta de la ofensiva israelí contra Líbano, la más grave desde la invasión del país en 1982, con 72 civiles muertos.
La ofensiva provocó hasta el momento un total de 327 muertos en Líbano, así como un éxodo masivo de miles de extranjeros y una grave crisis humanitaria con la huida del sur del país de más de
500.000 personas.
"La situación es crítica", advirtió el representante del Fondo Mundial para la Infancia (UNICEF), Roberto Laurenti, al expresar su preocupación por la disminución de alimentos y medicinas.
Los desplazados se han dirigido a zonas más seguras de Líbano, instalándose en casa de familiares o amigos y otros más desafortunados en escuelas, aparcamientos y parques públicos.
Por parte israelí, 29 personas han perdido la vida, 15 de ellas civiles alcanzados por cohetes disparados contra el norte de Israel y otros 14 militares.
La ofensiva israelí contra Líbano fue desencadena el 12 de julio por la captura por parte de Hezbolá de dos militares del Estado hebreo en un ataque en el que murieron otros ocho soldados.
Asimismo, por cuarto día consecutivo prosiguió la evacuación de extranjeros con la salida del país de varios centenares de franceses que se suman a los varios miles de personas que ya abandonaron Líbano a bordo de barcos y aviones militares.
Fuente: AFP-NA
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