Opinión
Las drogas y los jóvenes
El consumo de drogas entre los jóvenes argentinos sigue aumentando. Un nuevo informe de la Secretaría de Políticas Integrales sobre Drogas de la Nación (Sedronar) arroja números contundentes.
En comparación con 2010, entre jóvenes de 12 a 17 años el consumo de éxtasis aumentó un 200 por ciento, y el de cocaína se triplicó.
Así y todo, la marihuana continúa siendo la droga más consumida. El pico máximo se registra entre los 18 y los 24 años. La consume un tercio de la población de esa edad.
Además, en comparación con 2010, se duplicó el porcentaje de niños y de adolescentes que consideran que no presenta un riesgo fumarla alguna vez. En línea con esta expresión, se observa un aumento en el consumo: uno de cada 10 menores de 17 años la ha probado.
Por distintos indicadores, puede demostrarse que la adolescencia es la edad en que la mayoría se inicia en el consumo de drogas, sin que exista diferencia alguna entre las legales y las ilegales.
Por ejemplo, al menos dos de cada tres adolescentes consumen alcohol; y entre los 18 y los 24 años, lo hace más del 80 por ciento de la población. Tres de cada cuatro consumidores de marihuana se iniciaron entre los 15 y los 20 años. Y datos semejantes se detectan en el consumo de éxtasis y de cocaína.
En todos los casos, además, cuando disminuye la edad del grupo encuestado, se advierte un consumo más temprano. En otras palabras, la edad de iniciación sigue descendiendo en términos generales, pero también para cada sustancia en particular.
Vale subrayar que el año pasado una investigación de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Córdoba indicó que la iniciación a edades tempranas en la ingesta de alcohol se traduce, con el tiempo, en un mayor consumo.
Los jóvenes entrevistados por la Sedronar señalan dos motivos centrales al explicar por qué comenzaron a consumir. Por un lado, la facilidad con que se puede acceder a la droga que se desee. Más de la mitad de ellos sostuvieron que les resultaría relativamente sencillo conseguir cocaína.
Por otro lado, el consumo de su entorno. Cerca del 40 por ciento de los menores encuestados declararon tener amigos o familiares que se emborrachan de modo regular; y más del 25 por ciento manifestó tener amigos que consumen drogas ilegales.
Ambos motivos señalan la penetración del narcotráfico y la expansión del narcomenudeo, así como la legitimación social del consumo de drogas.
Si lo primero demanda un mayor compromiso con la persecución del narcotráfico, lo segundo requiere de un profundo cambio cultural.