Para Schiavi, “todos los mecanismos del Estado funcionaron”
El ex secretario de Transporte Juan Pablo Schiavi, procesado en la causa por la tragedia de Once, reapareció para defender su gestión en el área y aseguró que “todos los mecanismos del Estado funcionaron” en el control del servicio del ferrocarril Sarmiento.
El ex funcionario -duramente cuestionado por los familiares de las víctimas del trágico accidente ferroviario- reapareció con declaraciones públicas luego de varios meses de silencio y tras haber dejado su cargo atribuyendo problemas de salud.
En declaraciones a la radio Vorterix, minimizó su responsabilidad en torno al accidente sucedido en la estación de Once, al advertir que el Sarmiento “es un ferrocarril con un problema crónico, con inconvenientes estructurales”.
“Esto es un servicio público que tiene un montón de niveles de seguridad. Todos los mecanismos del Estado funcionaron”, sostuvo. Schiavi, quien aseguró además que el tren que chocó el 22 de febrero de 2012 funcionaba correctamente y que “lo que falta saber es por qué no se frenó”.
En ese sentido, aludió al maquinista Marcos Córdoba y remarcó que en la causa consta que “la capacidad de frenado era normal, los frenos estaban operativos, incluso el freno de guarda estaba, también los compresores estaban operativos pese a que faltaban dos”.
Tras esas declaraciones, Paolo Menghini, padre de Lucas, una de las 52 víctimas fatales del accidente del 22 de febrero de 2012, aseguró que Schiavi “está procesado” y que “no es víctima de nada”.
“Que Schiavi se ponga en víctima e intente poner el ojo en el chivo expiatorio que intentan hacer de (el maquinista) Marcos Córdoba nos merece el repudio más enérgico”, advirtió Menghini a la prensa.
Y agregó: “Las víctimas somos los que quedamos. El error humano va a ser analizado en el juicio, lo que sí está claro es que la tragedia previsible no se debió a una cuestión circunstancial, sino de una cuestión muy profunda: de años de una estructura que dejaron desbarrancarse por falta de inversión, de mantenimiento y de control”.
Por su parte, Schiavi admitió que sus declaraciones en los días posteriores al accidente “no fueron buenas”, pero sostuvo que dio “la cara” porque se sentía “obligado a hablar”.
En aquella oportunidad Schiavi había criticado “la costumbre de los argentinos de viajar amontonados en los primeros vagones” y había considerado que si el accidente sucedía un día feriado no se habrían lamentado tantas víctimas.
En su reaparición, el ex funcionario insistió en que la línea de trenes en la que se registró hace un año el siniestro “es un ferrocarril con un problema crónico, con inconvenientes estructurales”.
“Había un contrato en función de un pliego. El concesionario tenía que cumplir una serie de funciones. Los usuarios pagaban una cantidad de dinero, la concesionaria prestaba un servicio y el Estado controlaba el servicio. No controlábamos si se gastaban dos pesos en rulemanes. Controlábamos si el servicio en hora y si un vidrio estaba roto”, argumentó.
En declaraciones a la radio Vorterix, minimizó su responsabilidad en torno al accidente sucedido en la estación de Once, al advertir que el Sarmiento “es un ferrocarril con un problema crónico, con inconvenientes estructurales”.
“Esto es un servicio público que tiene un montón de niveles de seguridad. Todos los mecanismos del Estado funcionaron”, sostuvo. Schiavi, quien aseguró además que el tren que chocó el 22 de febrero de 2012 funcionaba correctamente y que “lo que falta saber es por qué no se frenó”.
En ese sentido, aludió al maquinista Marcos Córdoba y remarcó que en la causa consta que “la capacidad de frenado era normal, los frenos estaban operativos, incluso el freno de guarda estaba, también los compresores estaban operativos pese a que faltaban dos”.
Tras esas declaraciones, Paolo Menghini, padre de Lucas, una de las 52 víctimas fatales del accidente del 22 de febrero de 2012, aseguró que Schiavi “está procesado” y que “no es víctima de nada”.
“Que Schiavi se ponga en víctima e intente poner el ojo en el chivo expiatorio que intentan hacer de (el maquinista) Marcos Córdoba nos merece el repudio más enérgico”, advirtió Menghini a la prensa.
Y agregó: “Las víctimas somos los que quedamos. El error humano va a ser analizado en el juicio, lo que sí está claro es que la tragedia previsible no se debió a una cuestión circunstancial, sino de una cuestión muy profunda: de años de una estructura que dejaron desbarrancarse por falta de inversión, de mantenimiento y de control”.
Por su parte, Schiavi admitió que sus declaraciones en los días posteriores al accidente “no fueron buenas”, pero sostuvo que dio “la cara” porque se sentía “obligado a hablar”.
En aquella oportunidad Schiavi había criticado “la costumbre de los argentinos de viajar amontonados en los primeros vagones” y había considerado que si el accidente sucedía un día feriado no se habrían lamentado tantas víctimas.
En su reaparición, el ex funcionario insistió en que la línea de trenes en la que se registró hace un año el siniestro “es un ferrocarril con un problema crónico, con inconvenientes estructurales”.
“Había un contrato en función de un pliego. El concesionario tenía que cumplir una serie de funciones. Los usuarios pagaban una cantidad de dinero, la concesionaria prestaba un servicio y el Estado controlaba el servicio. No controlábamos si se gastaban dos pesos en rulemanes. Controlábamos si el servicio en hora y si un vidrio estaba roto”, argumentó.
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