Polémica encuesta sobre la educación inclusiva en las escuelas argentinas
Las reticencias para educar en la diversidad tiene varias vertientes pero encuentra a las propias escuelas que imparten la enseñanza especial su mayor oponente.
A esta conclusión arribó la tercera parte de un relevamiento desarrollado por la Fundación Par, en alianza con otras organizaciones sociales.
"La mayor resistencia en torno a la educación inclusiva de dio en el universo de la escuela especial. Nos costó entrar a cada establecimiento de este tipo para llevar adelante la encuesta. Una
diferencia muy grande comparada con las escuelas comunes", resaltó Luciana Montero, coordinadora de la encuesta por parte de la Fundación Par.
Y subrayó que, detrás del tema de la educación inclusiva, "se juega el prejuicio de que la educación especial puede desaparecer, cuando no es así, ya que se pretende que la educación especial sea un centro de recursos para la enseñanza formal. Que puedan convivir ambos modelos, dado que algunos chicos realmente no pueden asistir a las aulas comunes".
Otro de los resultados que arrojó la tercera, y última, parte de la encuesta es que el 80 por ciento los docentes de escuelas
especiales porteñas cree que la mayor dificultad que enfrentan los
alumnos con discapacidad dentro del aula común son las inadecuadas
adaptaciones curriculares.
Además, dentro del grupo de padres y vecinos, docentes regulares y especiales, estos últimos son los que más consideran que el sistema educativo en general tiene una actitud negativa
(evasivo, excluyente e indiferente) entorno a la diversidad.
En ese sentido, al igual que los padres y vecinos, el 82 por ciento de los maestros especiales opina que las aulas regulares no están preparadas para la educación inclusiva.
No sostienen los mismo las maestros de la enseñanza regular, lado que el 40 por ciento calificó al sistema educativo como inclusivo.
Para revertir esta tendencia, el 70 de los educadores del área especial evaluó como clave modificar el actual sistema de formación docente, que por estos días se separa en especial y
común, teniendo en cambio una base única para todos los profesionales y después una división específica.
En segundo lugar a la hora de pensar los recursos necesarios para implementar la educación inclusiva, tanto los docentes comunes como los especiales manifestaron la necesidad de una mayor
interacción entre los equipos profesionales de ambas modalidades de enseñanza; y en tercer punto reclamaron mayor información a padres y alumnos sobre el tema.
Ocurre que los maestros de escuelas especiales subrayaron como las principales causas del impedimento de la educación inclusiva a la inadecuada formación docente, seguida por los problemas de infraestructura, la falta de apoyo interdisciplinario (relación entre docentes, directivos y padres), una legislación inadecuada, y posibles efectos negativos para los alumnos.
Por otro lado, los vecinos en su conjunto son los que muestran el porcentaje más elevado respecto del beneficio del trato cotidiano con personas con NEE para la integración (88 por ciento).
En padres, docentes de escuelas comunes y de escuelas especiales el porcentaje disminuye levemente a un 73, 72 y 68 por ciento respectivamente. Y apenas el 10 por ciento de los maestros
de escuelas comunes y los vecinos consideran que la interacción con personas con NEE puede llegar a empeorar la posibilidad de integración.
Entre 2006 y 2007, la Fundación Par buscó conocer la opinión de los porteños sobre la integración en las escuelas comunes de niños con discapacidad con el objetivo de favorecer la integración y
evitar la discriminación.
Del trabajo también participó la organización académica Intus Investigación Independiente y contó con el apoyo de la Asociación Civil para el Desarrollo de la Educación Especial y la Integración
(Adeei), la Asociación Síndrome de Down de la República Argentina (Asdra) y la Fundación para el Desarrollo Autónomo y Laboral (Fundal).
Fuente: NA
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