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Policiales

Femicidio vinculado, la cara más cruel de la violencia de género

Femicidio vinculado, la cara más cruel de la violencia de género

Se llama así a los homicidios cometidos por el hombre violento contra personas que mantienen un vínculo familiar o afectivo con la mujer, para castigarla y destruirla psicológicamente. En la mayoría de los casos las víctimas son sus hijos, como se sospecha que ocurrió en Victoria hace dos semanas. Recomiendan intensificar las políticas públicas de prevención.


A partir de la muerte de Tomás Dameno Santillán, el nene de 9 años que fue asesinado en Lincoln por el novio de su madre, la ONG La Casa del Encuentro difundió una investigación en la que se indica que durante 2011 murieron en Argentina 17 niños, como víctimas de una especie de agresión denominada “femicidio vinculado”.
Por una cuestión cronológica, el hecho no incluyó el caso de Valeria Carrizo, de 6 años, asesinada por asfixia junto a su madre Sofía Lanieri, hace dos semanas, en una casa de la ciudad de Victoria, caso en el cual el principal sospechoso es Carlos Carrizo, padre y esposo de las víctimas.
El trabajo de la organización no gubernamental explica que esta categoría de agresión se enmarca dentro de “las acciones del femicida para consumar su fin, que es matar, castigar o destruir psíquicamente a la mujer sobre la cual ejerce la dominación. En todos los casos se trata de personas con vínculo familiar o afectivo con la mujer, que fueron asesinadas con el objeto de castigar y destruir psíquicamente a la mujer a quien consideran de su propiedad”, entienden desde el área de investigación de esa asociación civil.
En Entre Ríos, el caso de Valeria y su mamá elevó a siete el número de víctimas de femicidio dentro de la provincia.
Un informe de la agencia APF destacó que durante 2011, de diez entrerrianas muertas en forma violenta, siete fueron víctimas de casos de agresiones de género. Y destaca, además, que los hechos de maltrato son cuantiosos: “estamos recibiendo un promedio de cuatro casos de violencia nuevos por día, que se suman a la asistencia periódica que brindamos” le dijo días atrás a esa agencia la titular de la Dirección de la Mujer de la Provincia, Alicia Vides, para luego destacar que esa estadística corresponde a los hechos denunciados, por lo que hay que adicionar denominada la cifra negra de los episodios que no llegan a conocimiento de las autoridades.

Sometimiento

La licenciada en Trabajo Social, Ruth Lemos, funcionaria judicial y docente de la Facultad de Trabajo Social de la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER) que junto a otros profesionales lleva adelante en Viale un proyecto de extensión universitaria destinado a educar y prevenir hechos de violencia durante el noviazgo, opinó que la finalidad del hombre que maltrata a su pareja es la de “someterla, controlarla, dominarla, ejerciendo abuso de poder sobre ella por medio de la violencia de género”, en el marco de “una sociedad machista y patriarcal que justifica y naturaliza” esos ataques. A partir de esa definición, los especialistas plantean que el femicidio vinculado se puede dar en dos situaciones: “cuando el hombre asesina a personas que intentaron evitar el femicidio o estuvieron presentes en el momento del crimen, o el caso de personas con vínculo familiar o afectivo con la mujer, que fueron asesinadas para castigar y destruir psíquicamente a la mujer a quien consideran de su propiedad”, describió en declaraciones publicadas por El Diario de Paraná.
“Pienso que es una manera de agredir a la mujer a través de lo más querido: sus niños, que en ocasiones son hijos de ambos y en otras sólo de ellas”, opinó la entrevistada. Y aclaró que los menores que se encuentran en hogares donde existe violencia hacia la mujer “siempre son personas maltratadas”, ya sea en forma directa, o indirectamente, por presenciar los embates contra su madre.

Instituciones

Cuando se le consultó de qué modo se puede prevenir este tipo de ataques, Lemos sostuvo que “lo principal es no silenciar estos hechos. Generalmente la persona maltratada revela poco de su situación, ya que es manipulada por su pareja, sus pedidos de perdón, arrepentimientos, promesas de cambio y amenazas. Es importante que quienes rodean a las víctimas las apoyen, orienten, contengan, y denuncien estos hechos. El silencio es siempre cómplice de estos asesinatos”, sentenció.
También consideró “fundamental la intervención efectiva de las instituciones y de los profesionales desde la prevención, el abordaje, un diagnóstico claro y fundamentado, y el acompañamiento de la situación familiar”.
En ese aspecto, expuso que si bien en el país se han ido dando pasos importantes hacia la equidad de género, “el Comité de la Organización de Naciones Unidas que vigila el cumplimiento del Pacto de Derechos Económicos, Sociales y Culturales publicó recientemente sus observaciones finales destinadas a la Argentina en relación al grado de respeto de las disposiciones de ese convenio internacional, y advirtió la persistencia de inequidades entre varones y mujeres”. La misma advertencia fue formulada días atrás por el Equipo Latinoamericano de Justicia y Género, en un informe elaborado junto a otras 14 organizaciones del país, donde se resaltan las desigualdades.
“En nuestra provincia ha sido un logro la adhesión a la Ley 26.485 en el mes de noviembre de este año, aunque debería haberse realizado mucho antes” apuntó Lemos, y mencionó que “en el interior de la provincia se cuenta con pocos profesionales, la mayoría son personas comprometidas con la problemática, pero en Viale, por ejemplo, en el hospital trabajan ad honorem una psicóloga y un psiquiatra, desbordados de pacientes. Se atiende a la víctima y el agresor queda sin asistencia, pese a que también necesita tratamiento terapéutico. Sumado a problemas de alcoholismo, delincuencia, adicción a sustancias que no son las causas de la violencia de género pero suman complejidad a las conductas violentas, la falta de atención suficiente agudiza el problema” sintetizó la entrevistada.

Experiencia de prevención

Desde la facultad de Trabajo Social de la UNER se puso en práctica en Viale el Proyecto de Extensión “Juventudes y Amores del S. XXI”, para abordar y prevenir situaciones de violencia de género de adolescentes y jóvenes de escuelas medias de esa ciudad y zona del departamento Paraná. “Recibimos consultas y denuncias de adolescentes, acompañadas generalmente por sus madres, sobre malos tratos de sus novios. Algunas tienen hijos, que presencian esas situaciones” relató la secretaria del juzgado de Paz de Viale, la trabajadora social Ruth Lemos, que integra el equipo junto a sus colegas Silvia Primo, Soledad Bustos y Valentina D’ Andrea, las abogadas Silvina Elizalde y Yanina Yzet, y el doctor Rodolfo Sione.
“Articulamos la recepción de las denuncias con el Juzgado de Paz, en el marco de la Ley 26.485, la elevamos en forma inmediata a la Defensoría Nº 1 de Paraná, que a su vez coordina su labor con el equipo de violencia a cargo de Marisa Paira, para la implementación de medidas cautelares”, detalló Lemos.
“Los docentes están alarmados porque ven situaciones de violencia y buscan orientación para saber cómo actuar en esos casos. Los que más han participado en la experiencia son los profesores de las escuelas medias y los alumnos. Pero es difícil llegar a los padres. Los convocamos pero no vienen”, admitió. (Fuente: El Diario de Paraná).

Un caso emblemático

El 8 de octubre de 2005 la provincia se conmocionó con una noticia atroz. Jorge Marcelo Maidana, de 31 años, obrero de un frigorífico avícola de Concepción del Uruguay, mató con una cuchilla a sus hijas, las mellizas Candela Trinidad y Juliana Nazarena, de dos años y medio.
Enceguecido por los celos, discutió con su mujer, y se llevó de la casa del barrio Villa Itapé a las nenas, a las que degolló y luego dejó dentro de su Ford Falcon amarillo. Pocos minutos después se entregó a la Policía. El hombre, condenado a prisión perpetua, está detenido en la Unidad Penal Nº 4 de Concepción del Uruguay. Desde su celda declaró a la prensa el mes pasado que se arrepiente de lo hecho, y ensayó una justificación. Dijo que perdió la cabeza cuando su pareja le mintió, y le dijo que las niñas no eran hijas suyas. Forenses y comisarios con varios años en actividad todavía confiesan que no habían visto nunca antes un cuadro más atroz.



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