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Patovicas agreden a una joven madre en un boliche nocturno

Patovicas agreden a una joven madre en un boliche nocturno

El episodio de violencia aconteció en la madrugada del domingo 22 de abril, cuando una mujer de 37 años que acompañaba a su hijo adolescente dentro del boliche, se trenzó en una discusión con otra mujer. Sin previo aviso recibió una trompada de uno de los patovicas. Aciverjus pide que se cumpla la ordenanza del personal de seguridad en los boliches.


El martes 24 de abril a las 10 de la mañana parecía una jornada normal para Pedro, que trabaja de remisero y en ese momento estaba estacionado en Montana y San José a la espera de un pasaje.
Una mujer de unos 30 años de edad se subiá al remis en la parte de atrás. La mañana era cálida pero esta mujer llevaba un pañuelo que le cubría la cara. El remisero la vio a través del espejo retrovisor, le extrañó la vestimenta de la mujer, dado que no condecía con las condiciones climáticas de aquella templada mañana de otoño.
Pedro encendió el motor del auto, y la pasajera le dijo: “A la Municipalidad”.
En el transcurso del viaje una pregunta de la pasajera rompió el silencio: “¿Usted le tiene miedo a la Policía?”.
La mirada de Pedro nuevamente se fijó en el espejo retrovisor y le dijo: “No. No le tengo miedo”.
La mujer se corrió hacia el centro del asiento trasero, se bajó el pañuelo que le cubría la cara y le dijo: “Mirá lo que me pasó a mi”.
Pedro quedó pasmado por lo que vio: moretones en la cara y labios hinchados que evidenciaba que había sido víctima de una brutal paliza.
La pasajera había reconocido al remisero. Pedro Giménez es un reconocido dirigente social que desde hace años, junto a su esposa Fátima Pereyra, fundaron la ONG Aciverjus, que hoy asiste a familiares de víctimas de accidentes de tránsito y homicidios.

El testimonio de la mujer agredida

Rosana Barbosa de 37 años de edad, es separada, madre de cinco hijos y vive en una precaria casilla de madera y chapa en el asentamiento de bulevar Montana y Sáenz Peña, frente al Centro de Salud “Juan J. Franco”.
Según narró la víctima a EL ARGENTINO, el domingo 22 de abril a la madrugada ingresó al boliche bailable ubicado en inmediaciones de calles 25 de Mayo y Caseros, acompañada de su hijo de 17 años.
En el interior del local, “comencé a charlar con una chica, no la conocía, la discusión subió de tono y de repente vienen y me pegan de costado, no la vi venir y caí al suelo desvanecida”.
Tiempo después se entera que el golpe en la cara le fue propinado por un ‘patovica’ del boliche sin mediar palabras o intentar resolver la disputa entre ambas mujeres, de una manera más civilizada.
“No entiendo cómo pueden golpear a la gente de esa forma, hasta hoy me pregunto por qué me trataron así por una discusión”.
En el momento del golpe, Rosana no alcanzó a individualizar quien la había agredido, pero varias personas presenciaron el hecho, entre ellos su hijo que luego denunciara ante la Justicia que en la agresión habían intervenido cinco personas, dos con uniforme policial y tres de civil, que en ese momento prestaban el servicio de seguridad en el boliche.
Su hijo de 17 años, al ver que a su madre desvanecida en el piso por el golpe propinado por un patovica entró en estado de conmoción. Al intentar ayudarla otros individuos de civil que trabajaban en el boliche lo sujetaron.
“Luego me llevaron al baño, me intentaron reanimar con agua, pero estaba muy atontada, luego desperté en mi casa, de lo demás no me acuerdo”, narró Rosana a EL ARGENTINO.
La joven madre no se animó a realizar enseguida la denuncia judicial por “miedo” y destacó: “A mi hijo le dijeron que se quedara quieto, que no hiciera la denuncia porque le iba a ir peor”.
Esa misma mañana del martes 24 de abril, con el acompañamiento de Aciverjus, Rosana se dirigió a Tribunales, donde realizó la denuncia por agresión de patovicas ante la Fiscalía Nº 1, a cargo del doctor Guillermo H. Biré, mientras que la causa pasó al Juzgado de Instrucción Nº 2 a cargo del doctor Arturo Dumón.
“En Fiscalía, Biré le tomó la testimonial y pidió que el médico forense, revisara externamente a Rosana, que pese a haber pasado 48 horas del hecho todavía tenía marcas en el rostro y hematomas.
Luego el doctor, dijo que eran lesiones leves, pero tenía que acompañarla al Hospital Centenario, donde quedó internada hasta el miércoles a la tarde para hacerle una serie de estudios”, explicó Giménez.
Luego, Pedro, en representación de Aciverjus, y Rosana Barbosa, se trasladaron a la Jefatura para denunciar el hecho ante el jefe departamental de Policía, comisario mayor Jorge Lazzari.
Rosana, pudo contarle a Lazzari, quien la atendió de inmediato, lo que le había pasado. “En el encuentro pudo identificar a una de las persona que la había agredido, y Lazzari le comunicó que ese mismo día a ese suboficial lo habían pasado a disponibilidad”- explicó Giménez- y que a su vez tendría antecedente de otro episodio de violencia similar.
Una vez en la Guardia del hospital, los médicos decidieron internar a Rosana por un día para hacerle una serie de estudios y dejarla en observaciones. Finalmente le dieron el alta el miércoles 25 de abril a la tarde y pudo regresar a su casa.
-¿Le quedó alguna secuela del episodio de violencia? (preguntó EL ARGENTINO).
- Desde que me golpearon vivo con dolor de cabeza, me descompongo y me duele la espalda.

Una ordenanza que no se aplica

El 30 de septiembre del año pasado el HCD votó por unanimidad el proyecto de ordenanza que adhirió a la Ley Nacional Nº 26370 que reglamenta la actividad de
los patovicas, convirtiendo a Gualeguaychú en el primer municipio de la provincia en reglamentar la actividad (Ver[ “Ley demorada”, Pág. 8).
La normativa exige que la prestación de este servicio en los boliches no sea proporcionado por personal de seguridad en actividad o retirado, además de contemplar que aquellas personas que trabajen en seguridad en los locales tendrán que capacitarse y estar habilitados para ejercer la actividad de control de admisión y permanencia en espectáculos públicos.
“Hasta ahora esa ordenanza no se puso en práctica”, destacó Giménez.
“Desde la Asociación nosotros veníamos teniendo este tipo de denuncias de agresiones de patovicas a los jóvenes desde hace tiempo. Sus padres nos contaban que sus hijos dejaban de ir a los boliches porque eran amenazados dentro del local. Cuando creamos Aciverjus, tras la muerte de nuestro hijo, quisimos hacer algo para evitar que otras familias pasaran por lo mismo y allí comenzamos a tener diálogo con distintas asociaciones del país y fue donde nos enteramos que ya existía la ley nacional que regula la actividad del patovica.
A lo largo del 2011, Aciverjus, comenzó a tener una serie de reuniones con el HCD anterior, cuya presidenta era la actual diputada nacional, Liliana Ríos, y finalmente la ordenanza fue sancionada el viernes 30 de septiembre del año pasado, pero siete meses después el Ejecutivo Municipal no la puso en práctica, según denuncia Aciverjus.

Los puntos clave de la ordenanza

La autoridad de aplicación de la ordenanza es la Dirección de Inspección General dependiente del Departamento Ejecutivo Municipal.
Esta área municipal deberá organizar una vez al año los cursos de capacitación que contarán con módulos de aprendizaje teórico- práctico consistente en reglamento y protocolo (Ley Nº 26.370), derecho constitucional prevención y comportamientos de adicciones, técnicas no violentas de resolución de conflictos, primeros auxilios y acciones contra el fuego que deberá ser dictado por los Bomberos Voluntarios.
De acuerdo a las necesidades planteadas por las partes intervinientes podrán agregarse otros módulos de aprendizaje teórico-práctico.
Se hace necesario que el personal de admisión y permanencia del lugar, debe ser idóneo y contar con la preparación psicológica y profesional acorde, dejando de lado la acostumbrada lógica represiva como custodios privados.

Por Diego Elgart
EL ARGENTINO ©


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