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Columnista Invitado

Imagen y presentación

 Imagen y presentación

Por Alberto Flejas (*)


La imagen, la presentación de un producto, de algún lugar o ciudad, es la primer impresión que se lleva una persona. Cuando esta persona es un turista, dicen quienes se dedican a estudiar estos temas, que las “malas” se multiplican por 70, las “buneas” por 27, es decir, los comentarios que realizan al retornar a su lugar de origen. Este es el famoso “boca a boca” o “boca oído” de los españoles. Este dato figura en cualquier manual de marketing.
Por qué me refiero a este tema. No para hablar de marketing, sino por lo que escucho o me comentan distintas personas, algunos turistas, la mayoría residentes de nuestra ciudad.
No es un tema fácil de abordar porque abarca varios ítems, tienen distintos puntos de vistas, muchos responsables (que generalmente es el otro), toca intereses personales o colectivos y significa cambiar conductas.
Pero si queremos turismo, hay que empezar a gestionar entre toda la comunidad el cambio. Siempre hemos dicho que “el primer turista es el vecino, que comparte la ciudad con quienes nos visitan”. Por nuestro modo de vida más que por el del forastero, cambiemos algunas conductas.
No es ninguna novedad lo que voy a decir, empecemos por los residuos o la “basura”, recordando aquel refrán que enseña: “La ciudad más limpia no es la que más se barre, sino la que menos se ensucia”.
Veamos el primer responsable es Higiene Urbana. En esto hay consenso general en la opinión pública, aún en aquellos que sacan las bolsas de sus domicilios fuera de los horarios o días habilitados, los que arrojan en los caminos o lugares descampados como el Camino de la Costa, la Península, Parque Unzué u otras zonas turísticas.
En Costanera Norte se produce una importante concentración de personas en distintos horarios, principalmente en verano. La mañana y parte de la tarde, en el horario de playas se mantiene relativamente limpia. El problema se agrava a la noche, fundamentalmente los últimos años, donde se juntan multitudes que permanecen hasta avanzada la mañana. No voy a detallar lo que muchas personas saben por pasar caminando temprano o lo que reflejan los medios. Pero sí puedo decir que no bastan los cestos de residuos para contener todos los desperdicios que se arrojan a los mismos y fuera de ellos. Si a esto le sumamos que varios de los comercios de la zona, después del cierre realizan la limpieza de sus locales y depositan los residuos en los recipientes de la vereda de la Costanera, el problema se agrava.
Llegamos a la conclusión de que hay que implementar un servicio de recolección especial, coordinando un horario a la madrugada con los prestadores de servicios. Así mismo quienes realizan el barrido manual, no lo pueden hacer correctamente porque hay muchas personas todavía en la Costanera.
Alguna vez propusimos que la recolección se complementara con el lavado de la zona, como se realiza en las ciudades turísticas (por ejemplo de España), que al amanecer cuadrillas de municipales con mangueras y escobillones lavan las calles y las aceras. Vale aclarar que hay “tomas de agua” donde conectan las mangueras. Pero aquí sería relativamente fácil de implementar con un camión cisterna con una bomba impulsora y tomando el agua del río… el desagote se vería facilitado ya que existe un sistema de desagüe con salida hacia el mismo. Tendría además entre otras ventajas, que a primera hora el paseo turístico por excelencia de Gualeguaychú estaría en perfectas condiciones de limpieza he higiene. Como ya lo he expresado en algunas oportunidades, adaptemos a nuestra realidad lo que es exitoso en otros destinos turísticos.
Durante el invierno es relativamente más fácil. La mayor concentración de vecinos se produce por la tarde, facilitando la limpieza en horarios en los que no hay gran número de personas e implementando adicionales los fines de semana largo o en vacaciones de invierno. También hay que brindar servicios diferenciados (contenedores) a las Ferias de Artesanos en sus distintas variantes, permanentes o eventuales.
Pero también hace a la presentación y a la imagen visual la proliferación de cartelería, pizarrones y otros elementos, en los paseos públicos, plazas, plazoletas, dando la sensación de un lugar en lo que todo vale. Existe una Ordenanza propuesta desde la Dirección de Turismo, de hace décadas, en la que se prohíbe este tipo de anuncios de emprendimientos comerciales y de privados.
Así mismo y con idéntico objetivo hay otra Ordenanza promulgada por la misma época que exige a los kioscos y comercios que comercializan golosinas y afines, la obligación de contar en la vereda con un recipiente para residuos de los del tipo buzón o similares. Lamentablemente, nadie se acuerda de ellas y proliferan la suciedad en la vereda y los carteles en los lugares donde no deben estar.
En cuanto a imagen, una que es urgente cambiar es la de los “carritos”, que no están normalizados y proliferan en todas las zonas turísticas. No es un tema fácil. Cuando lo intentamos chocamos con el criterio de que permitían “rebuscarse” a muchas personas. Pero vayamos por partes. Hay varios aspectos a considerar: en primer lugar el de la imagen. Cada cual construye esos carritos de cualquier forma, diseño, pintura y decoración, es decir, al libre albedrío.
En Fray Bentos y en todo Uruguay podemos ver dos o tres tipos de “carritos” diferenciados por el tamaño, pero con una presentación igual. Esto está reglamentado y no se habilitan sino se cumplen estrictamente con los requisitos solicitados. Pero además de la imagen, hace a la oferta turística.
Veamos lo más importante: la higiene de los mismos y la calidad de la mercadería que se expende, una cosa está relacionada con la otra. En primer lugar deben ser de acero inoxidable externa e internamente, todas sus partes como amoblamiento, cocinas, heladeras, mesadas, grifería, bachas de lavado, entre otras. Deben tener cisterna para agua potable y para aguas residuales, con elementos de desagote. Cocinas o anafes a gas y depósito de residuos lavable internos y cestos externos, conexiones eléctricas para heladeras y cumplir todas las normas de seguridad.
Todas estas exigencias, que parecen inagotables e imposible de cumplir, fueron los requisitos que exigimos en los años ´80, cuando se eliminó la cantina debajo de los vestuarios del balneario y se licitó un “carrito”, presentándose en esa oportunidad más de un interesado.
Contemplemos la situación actual y la necesidad de quienes poseen los hoy existentes, buscando una solución que compatibilice ambas realidades, el trabajo y la imagen turística.
Colaborando con la gestión de Turismo años atrás, comenzamos a analizar con el área de Emprendimientos de la Municipalidad, un proyecto integral para reemplazarlos e un determinado tiempo, gestionando créditos preferenciales para su adquisición y equipamiento, facilitando planos normalizados y nexos para la construcción de los mismos a través de una Escuela Técnica, una cooperativa de trabajo o similar.
La propuesta se puede perfeccionar, pero es fundamental para cuidar la imagen de la ciudad. Y retomar este tema sería dar garantías de respeto por las normas de salubridad e higiene, es decir, de una actividad turística con una clara concepción de calidad.
En el tema de imagen y presentación podríamos considerar otros ítems, pero interpreto que estos son los más urgentes y de impacto más directo, sin desconocer –por ejemplo- el buen mantenimiento de los accesos o como en la ciudad de Mendoza donde hay Ordenanzas que contemplan el mantenimiento de las fachadas por parte de los vecinos con un sistema de bonificaciones o sanciones en las Tasas Municipales.
Como lo manifestaba anteriormente, por nuestra calidad de vida debemos asumir todos un cambio de conducta, para mostrarnos orgullosos de nuestra ciudad, compartirla con quienes nos visitan y exigirles respeto por nuestra forma de vida.

(*) Alberto Flejas fue ex director de Turismo de la Municipalidad.



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