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Diario El Argentinoviernes 29 de marzo de 2024
Columnista Invitado

Entre palabras y silencios

   Entre palabras y silencios

Por monseñor Jorge Eduardo Lozano (*)


Les he comentado ya en varias oportunidades que tengo muchos amigos que dedican sus vidas a actividades muy distintas. Algunos de ellos son músicos. De ellos aprendí a valorar el silencio como espacio y presencia de la música en otro “envase”. Mucho hay en un silencio entre tantas notas y melodías. De un silencio brotan otros espacios y nuevas presencias.
Algo así también me sucede con la oración. Allí donde ahondo mi encuentro con Dios también me encuentro en mi mejor versión: la que da lugar a la reflexión, a la mirada profunda, a tocar con el corazón orante a quienes van pasando dentro de él aunque físicamente estén lejos.
Leyendo el mensaje del Papa Benedicto de este año para la 46º Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales que hoy celebramos —su título es “Silencio y palabra: camino de evangelización”—, se me aparecieron estas y otras ideas vinculadas con el trabajo de los comunicadores sociales y periodistas. (También en ese ámbito tengo varios amigos y me asombra siempre con novedad ese apuro que tienen por ir a contar, cada uno en su formato, lo que ven.) En su trajín cotidiano, en el ir y venir de las noticias, si no hubo en esos corazones de comunicadores un poquito de silencio para ordenar las ideas, aclarar los criterios y los modos de abordar los temas de este mundo, quizás el ruido urgente le gane al proceso de discernir de la mejor manera posible.
La voz interior que escuchamos en nuestros tiempos de silencio es lo que somos sin maquillaje ni trajes de ocasión. Buscar ese encontrarnos con nosotros mismos forma parte de nuestro ser humanos en verdad y libertad, sin corsets culturales ni presiones sociales. Y allí —como bien dice el poeta— “mi soliloquio es plática con ese Buen Amigo…”.
Afirma el Papa en ese mensaje que “el silencio es parte integrante de la comunicación y sin él no existen palabras con densidad de contenido. En el silencio escuchamos y nos conocemos mejor a nosotros mismos; nace y se profundiza el pensamiento, comprendemos con mayor claridad lo que queremos decir o lo que esperamos del otro; elegimos cómo expresarnos. Callando se permite hablar a la persona que tenemos delante, expresarse a sí misma; y a nosotros no permanecer aferrados sólo a nuestras palabras o ideas, sin una oportuna ponderación. Se abre así un espacio de escucha recíproca y se hace posible una relación humana más plena”.
El silencio da lugar al otro. ¿Cuántos filósofos, escritores, sociólogos expresan en sus diferentes disciplinas que “la otredad” es una categoría que tenemos que revalorizar para entendernos como individuos, como sociedad, como planeta? El otro nos completa, nos cuenta de nosotros, nos hace permeables a lo nuevo y diferente. Nos ayuda a comprender la realidad. Y ojo que el otro no es un espejo: es otro.
El 17 de mayo se festejó el Día de Internet. Les comparto que no con pocas dudas y con muchas ignorancias, hace más o menos un mes entré a Facebook y Twitter. Allí cuento a mis ciberamigos algunas de las actividades en las que estoy trabajando y algunas reflexiones que van surgiendo. Mis direcciones son en Facebook Jorge Lozano, y en Twitter @MonsJorgeLozano.
Le agradezco a Dios que dé al hombre la inteligencia y la voluntad para crear estos espacios en la virtualidad, lugares de encuentro e información, que invitan a nuevos modos de vinculación entre las personas. Que hagamos brillar el mensaje de Jesús también allí y que también sea ese un lugar donde nos distingan por cómo nos amamos.

(*) Monseñor Jorge Eduardo Lozano es obispo de Gualeguaychú y presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social.




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