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Diario El Argentinojueves 25 de abril de 2024
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Una familia que suma logros gracias al proyecto familiar de un vivero

Una familia que suma logros gracias al proyecto familiar de un vivero

La historia que vamos a contar tiene como protagonista a una familia que vive en La Cuchilla I, compuesta por Orlando, María Inés, sus cuatro hijas y un nieto. Gracias a un vivero familiar en el que todos trabajan y a las ventas que realizan en bicicleta por la ciudad, han logrado el bienestar y la educación de todo el grupo familiar.


Ellos saben que el significado de la frase “Querer es poder” se completa con las palabras esfuerzo, voluntad, responsabilidad y sacrificio. Quisieron superarse y con gran esfuerzo pudieron hacerlo. EL ARGENTINO Solidario acerca hoy a los lectores la historia de una familia humilde, que con sacrificio, dignidad y amor ha superado obstáculos y ha logrado alimentar, vestir, dar salud, bienestar y educar a sus hijos en un hogar en el que no habrá lujos pero si mucho amor y también principios.
Tal vez, para muchos esta sea una historia común, pero sin duda que es trascendente porque es ejemplo de que muchas veces las situaciones difíciles, de vulnerabilidad e incluso de carencias que parecen marcar a fuego a muchas familias de la ciudad, se pueden superar.
María Inés y Orlando tuvieron cuatro hijas, las gemelas Inés y Rocío que hoy ya tienen 25 años, Jaquelina de 22 y Silvia de 21 años, y también se sumó un nieto, Exequiel, que tiene 12 años y vive con ellos.
Y hay que decir que este matrimonio, que desde hace veinte años que viven en la casa Nº 28 de La Cuchilla 1, en más de una oportunidad puede haber golpeado su puerta, porque a diario recorren la ciudad en sus bicicletas con un canasto en el que cargan sus plantas de jardín.
Es que precisamente ese es el sustento familiar y con esto han logrado criar a sus hijos.
“Esto empezó por cuenta nuestra hace ya muchos años, cuando nacieron las gemelas”, recordó María Inés.
“Gajo que plantábamos, prendía… lo cuidábamos adecuadamente y las plantas crecían”, recuerda esta mujer que parece cuidar a las plantas tanto como a su familia.
“Así empezamos… vendiendo y ofreciéndonos para cuidar jardines y terrenos, que es el trabajo que siguen haciendo mi marido con una de mis hijas porque yo por problemas de salud ya trato de no hacer”, contó.
“Yo trabajé muchos años en un vivero de la ciudad y ahí fui aprendiendo todo”, agregó Orlando.
“Toda la vida vivimos de esto. El INTA nos da las semillas y hemos hecho cursos. Antes teníamos una huerta, pero como una hija edificó atrás ya no tenemos espacio, ahora vendemos por almácigo tomate, albahaca, acelga, morrones, porotos, apio, todo lo que sea verduras”, detallaron.
“Además, con una familia que vive detrás del barrio Obrero somos como socios. Ellos también tienen un vivero e intercambiamos plantas”.

Logros y anhelos

“Nosotros salimos con nuestras bicicletas y recorremos los barrios. Además siempre facilitamos nuestros teléfonos para que la gente nos llame nos encargue lo que quiera y después se lo llevamos a su casa. Hay mucha gente mayor que nos compra porque ya no pueden salir y es una linda sorpresa que te la vendan en la puerta de tu casa”, relató el matrimonio al contar cómo es la dinámica del trabajo cotidiano.
María Inés y Orlando cuentan con orgullo que sus hijas terminaron sus estudios secundarios.
Así, Silvia contó a EL ARGENTINO: “yo terminé la secundaria y ahora sigo estudiando Confeccionista a medida (costura) en la E.E.T. Nº 2 y a su vez trabajo en la jardinería con mi papá”. Esta joven también reconoció tener un sueño: “poder tener mi propia máquina -tipo industrial o familiar- para poder coser ropa en mi casa”.
“Con la venta de las plantas a veces puedo comprar algunos cortes de telas para hacer cosas, pero no nos alcanza para comprar la máquina que sale bastante cara”, reconoció la joven.
En tanto, Jacqueline relató que también terminó el secundario y en Nazaret estudió Electricidad y Servicio de Piso. “No lo ejerzo todavía pero es una opción de trabajo que tengo”, indicó.
“Nosotros logramos vivir con nuestro trabajo de las plantas. Nos gustaría comprarle la máquina de coser pero no podemos. Tal vez, a través de este medio, se puede contactar con nosotros alguien que tenga alguna usada en buen estado y que nos pueda dar facilidades para pagarla”, indicó María Inés quien no sólo ama la jardinería sino que también realiza un curso de Manualidades -en La Cuchimarra- y hace cosas muy lindas con goma eva.
A modo de reflexión, María Inés cuenta que cuando estaba embarazada de las gemelas salía con un carrito de mano a vender plantas. “La pala y nuestra fuerza han sido nuestras herramientas de trabajo. Nunca nos dimos por vencidos. Todo nos ha costado mucho, pero también hemos logrado muchas cosas… incluso yo terminé el secundario”, dijo con orgullo esta madre que junto a toda su familia son los protagonista de esta historia.

En el vivero del hogar de Orlando y María Inés se pueden encontrar muchas plantas. Hay plantas de jardín, como rozas, azaleas, corales, jazmín, hortensias, margaritas; plantas ornamentales, algunos árboles frutales como duraznos, damascos y cítricos por encargue. Además, ellos preparan almácigos de todo tipo de verduras y luego los venden.
También realizan limpieza y mantenimiento de jardines.
Los teléfonos a los que se pueden comunicar si desean arreglar el jardín o regalar una planta a un ser querido, son el 15557092 ó 15590766. Pueden encargar lo que deseen y ellos se lo acercarán.
Los precios son muy accesibles.

Por Rocío Fernández
EL ARGENTINO


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