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Norberto Iglesias: “No hay que temerle a la muerte, lo que se vive en el más allá es maravilloso y uno no quiere volver”

 Norberto Iglesias: “No hay que temerle a  la muerte, lo que se vive en el más allá  es maravilloso y uno no quiere volver”

  Norberto Iglesias a los 70 años, narró a EL ARGENTINO su “experiencia celestial”. Estuvo dos veces clínicamente muerto, pero revivió. Para la ciencia médica lo que le sucedió a Norberto fue una catalepsia. A pesar de tener intervenciones coronarias y haber perdido las dos piernas, el legendario conductor de programas radiales de tango, hoy disfruta a pleno de cada instante de la vida. 


¿Qué es la muerte? Esta es una pregunta existencial que cada ser humano en el planeta se hace en las distintas etapas de la vida.
Las distintas religiones tienen sus propias definiciones metafísicas para explicar este fenómeno físico y espiritual a la vez.
Muchos testimonios de personas comunes vivieron experiencias como la de Norberto Iglesias, pero el caso internacionalmente más conocido es el del neurocirujano Eben Alexander, de Estados Unidos quien vivió una experiencia única en su vida.
Una mañana del 2008, el Dr. Eben se despertó con un intenso dolor de cabeza, en cuestión de horas parte del cerebro que controla los pensamientos y las emociones que en esencia nos hace humanos se le había paralizado. Los médicos del Hospital General de Lynchburg en Virginia, Estados Unidos, determinaron que Eben había contraído algún tipo de meningitis bacteriana muy extraña que principalmente ataca a los recién nacidos.
La bacteria E. coli había penetrado en el líquido cefalorraquídeo y literalmente le estaba comiendo el cerebro. A la mañana siguiente, cuando entró en la sala de emergencias, las posibilidades de supervivencia eran nulas, de hecho estaba a punto de dar un paso a un estado vegetativo. Durante siete días, Eben entró en un coma profundo, el cuerpo no le respondía, estaba clínicamente muerto. Al séptimo día, según los médicos, se suspende el tratamiento y los ojos del Dr. Eben se abrieron de golpe.
Todo esto fue lo que le ocurrió al cuerpo físico del Dr. Eben, pero según él, lo que le ocurrió en su interior fue sobrenatural. El neurocirujano afirmó que descubrió “que la conciencia existe más allá del cuerpo”.
Lo que recuerda el Dr. Eben de su “viaje al mas allá” en primer lugar, vio una especie de nubes blancas/rosadas sobre un fondo azul/negro. Por encima de las nubes observó “grupos de seres transparentes y brillantes en el cielo”. Al no saber definir lo que exactamente observó, les llamó “formas superiores de ser”.

Volver del más allá

Algo similar le sucedió a Norberto Iglesias en 2004. Actualmente tiene 70 años de edad y toda su vida se dedicó a una pasión: la radio y el tango.
Norberto es locutor desde los 17 años. Cuando terminó la secundaria, al ver que no podía desarrollarse como locutor en una ciudad que en 1963 no tenía ninguna radio donde ejercer, decidió probar suerte en Buenos Aires y no le fue nada mal. Con apenas 17 años en 1964, trabajó en Radio Porteña y AM Libertad en los tiempos de Alejandro Romay y Roberto Ruffino. Su carrera siguió en radio Splendid y Radio Nacional Buenos Aires haciendo programas de tango.
En 1983 regresó a Gualeguaychú para poner una imprenta con su hermano, y continuar con su pasión que fue y sigue siendo, el tango. Trabajó en Radio Rincón en Fray Bentos, en FM Mundo en Radio Nacional Gualeguaychú, en LT 41, donde en el año 2009 ganó un Martín Fierro del interior, por su audición radial La Voz del Tango”, que hoy sale por FM Concepto (97.5) de 21 a 23:30 de lunes a viernes.
Su primera experiencia con la muerte fue en septiembre del 2004 cuando estaba realizando su programa “Hoy te Convoco Tango Querido” en Radio Nacional Gualeguaychú y se descompuso al aire.
“Estaba con la locutora de turno y ella me corrió el micrófono para que no me golpeara la cabeza. Luego junto con el operador me asistieron, llamaron a la ambulancia del servicio de emergencia privado y estuve 47 minutos esperando. Cuando llegó el médico del servicio de emergencia, me tomó el pulso y les dijo a mis compañeros ´ éste hombre está muerto, no hay signos vitales ni pulso. Me cargaron en una camilla, para sacarme de la radio pero me tiraron en el piso de la ambulancia, para llevarme a la morgue del Hospital”, recuerda Norberto que logró reconstruir los hechos tiempo después cuando volvió a encontrarse con sus compañeros.
“En el trayecto el médico del servicio de emergencia, llamó al Hospital para que recibieran el cuerpo. Cuando la ambulancia llegó al Hospital una médica me estaba esperando junto a un enfermero y una camilla. Cuando la médica abrió la puerta de la ambulancia, le dijo al médico del servicio de emergencia: ¿Cómo puede traer a un enfermo en el piso de la ambulancia?”.
El médico la miró con asombro y al girar la cabeza hacia el interior de la ambulancia, lo vio a Norberto sentado. Había recobrado el conocimiento pero estaba débil.
De inmediato los médicos de guardia, lo internaron, le hicieron un electrocardiograma y comenzaron a estudiar al paciente para saber cuáles fueron las causas de la descompostura, lo que a priori pareció ser un ACV.
Luego Norberto fue derivado al Hospital Güemes para seguir haciéndole estudios, donde le descubrieron obstrucciones en las arterias coronarias. Le colocaron dos stents coronarios y le diagnosticaron que no había sido un ACV lo que le causó la pérdida de conocimiento, sino una catalepsia, que se define como un trastorno nervioso repentino que se caracteriza por la inmovilidad y rigidez del cuerpo y la pérdida de la sensibilidad y de la capacidad de contraer los músculos voluntariamente.
Más tranquilo y ya dado de alta, en su casa, le contó a sus familiares lo que le había ocurrido.
“Durante el tiempo que estuve supuestamente sin vida en Radio Nacional, tuve una experiencia única, de pronto ví una luz blanca, me encontré en un campo hermoso, parecía una plantación de algodón, aunque nunca ví una plantación de algodón, pero si veía que las plantas eran verdes con pompas blancas, era un campo inmenso. No sentía frío ni calor, no sentía hambre, ni sed, la sensación de bienestar era absoluta y no daba ganas de salir de allí, pero cuando desperté estaba en una ambulancia”. Tras la experiencia, Norberto suele decirle a los enfermos terminales: “No le tengan miedo a la muerte, la sensación que se vive cuando dejamos nuestro cuerpo es una sensación única, no hay dolor, no sentimos ninguno de los problemas que vivimos cotidianamente en nuestras vidas, es una felicidad plena”.

La segunda experiencia
con la muerte

Años después los problemas arteriales no terminaron para Norberto, y tuvo que ser asistido nuevamente por trombosis en las piernas, enfermedad ya avanzada y que terminaron cortándole las dos piernas en un lapso de veinte días.
La amputación de ambas piernas con el asesoramiento psicológico y rehabilitación la hicieron en el Hospital Güemes.
Norberto recordó que en la primera cirugía cuando le cortaron una de las extremidades inferiores, nuevamente tuvo la misma experiencia acontecida en la primavera del 2004.
“Luego que me cortaron la pierna izquierda, en el postoperatorio cuando estaba en la habitación tuve otra catalepsia. Estaba internado con otra persona al lado y dio a viso al médico. Cuando llegó, me tomó el pulso y me declaró sin signos vitales. Me colocaron en una camilla, me taparon con una sábana y me llevaron a un consultorio que no se utilizaba”, recordó. En el Hospital comenzaron a realizar los trámites pertinentes para el traslado del cuerpo, y trataron de ubicar a los parientes de Norberto en Gualeguaychú.
“Lograron dar con mi hermano a través de la Mutual del Frigorífico, empresa que debía ir a buscar un occiso como le dijeron a los muchachos de la Mutual, ese era mi cuerpo que iban a traerlo hasta la ciudad para mi entierro”, dijo.
“Creo que debo haber estado entre diez a doce horas en la camilla y en ese tiempo, nuevamente volví a vivir la experiencia de estar en ese campo de plantas con pompas blancas. Esa sensación de paz, nunca la había sentido en mi vida y siempre estuve solo, nunca vi a ningún familiar fallecido, pero esta vez tuve una diferencia muy marcada con la experiencia anterior, cuando recobré el conocimiento, me encontré en la camilla dentro de una habitación y sentía una bronca enorme de haber vuelto. Estaba muy molesto, fue un desagrado, porque la estaba pasando muy bien”.
Luego comenzó a pedir ayuda, y fue asistido por el personal médico del Güemes. Mientras todo esto ocurría en el Hospital capitalino, y los médicos no salían de su asombro por la resistencia de Norberto, fue nuevamente sometido a una serie de chequeos médicos.
Mientras tanto, en Gualeguaychú, los empleados de la Mutual se aprestaban a salir con la ambulancia a Buenos Aires para retirar el cuerpo del supuesto difunto, pero una llamada telefónica cambió los planes de aquel día.
“Les hablamos del Hospital Güemes, no manden la ambulancia a buscar el occiso, revivió”, contó Norberto sin dejar de reírse.
Hoy Norberto, pese a tener varios stents coronarios, tener las dos piernas amputadas y trasladarse permanentemente en una silla de ruedas, no perdió su sentido del humor y las ganas de encarar la vida cada día con alegría. Cada mañana atiende su negocio de venta de resmas de papel en calle Mitre y Urquiza, cuando termina su jornada laboral, por la noche se prepara para salir desde su casa con “A puro tango”. Por su problema de movilidad decidió montar su propio estudio en su casa.
Tras las experiencias extracorpóreas vividas Norberto dice que no teme si alguien le dijera mañana que se va a morir. Pero pese a sus limitaciones físicas, comprendió que el cuerpo no es el límite absoluto de una persona. Como el Dr. Eben lo llamó las “formas superiores de ser”.

Norberto, hoy tiene una pareja, dice que disfruta de la amistad, de la primavera, del sol de cada momento de la vida. “El dinero ya no es importante en mi vida, estuve siempre preocupado por eso pero ya no me interesa, pero curiosamente desde que pienso así me han salido buenos negocios”, concretó.


POR DIEGO ELGART
EL ARGENTINO

 

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