Una Economía Verde es posible

La Economía Verde es una disciplina que inserta a la actividad productiva en lo más profundo de las ciencias sociales. Es una propuesta alternativa y sostenible para hacer negocios. Muchas veces olvidamos, que toda actividad económica tiene como propósito el bienestar humano y la equidad social. Debemos adicionar: reduciendo significativamente los riesgos ambientales y la escasez ecológica. Quizás podríamos inscribir esta forma de entender la producción en la denominada economía del cuidado, surgida en los ámbitos académicos transita de manera consistente al campo práctico en los últimos años. Se refiere a la producción de bienes tangibles e intangibles, realización de actividades y afianzamiento de relaciones como una materialidad, todas con tratamiento específico. Vincula la satisfacción de las necesidades de las personas con las sociedades en las que viven. Con límites borrosos, abarca desde la obtención de trabajo (oportunidades) hasta la consolidación de vínculos (afecto y arraigo). Observar que en ocasiones, algunos desarrollos afectan las oportunidades y/o desarraigan, problemática que excede el objetivo de esta nota. Somos actores, pues de ello se trata, de un tiempo contradictorio, por un lado se consideran sujetos de derechos los animales y los ríos, pero numerosos seres humanos son condenados a la miseria y las migraciones forzadas; según Naciones Unidas (ONU) el número de refugiados es el mayor de la historia.
1er. Congreso de Economía Verde, conciencia y acción.
Durante diciembre de 2016, se desarrolló el I Congreso de Formación de Líderes de América Latina en Economía Verde, bajo el lema Conciencia y Acción, organizado por el Gobierno de la Provincia de Córdoba junto con la Fundación Advanced Leadership y en colaboración con el Banco Interamericano de Desarrollo. El Congreso recibió a ganadores de Premio Nobel, oradores prestigiosos del mundo entero y 300 participantes (seleccionados entre 3.500 postulantes de todo el país) para debatir y formarse sobre la concientización en el concepto de sustentabilidad, cambio climático, medio ambiente y energías alternativas, entre otros temas.
¿Vale la pena difundir y promover una economía verde, un desarrollo sustentable?
Para responder a estas preguntas es preciso antes saber en qué mundo vivimos: un colectivo que transporte las 62 personas más ricas del mundo, está transportando la mitad de la riqueza de todo el planeta; nuestros niveles de consumo indican que necesitamos 1,6 planetas para satisfacer los niveles de compras actuales de la población mundial, aunque, claro está, hay millones que no lo hacen y otros que lo hacen en exceso; y el 2016 fue el año más caluroso de la historia.
Frente a esto, los gobiernos se han reunido, por ejemplo en Río+20 Conferencia de ONU sobre el Desarrollo Sostenible o en la Cumbre de París 2015 Conferencia de ONU sobre Cambio Climático específicamente, sumando y manifestando voluntades públicamente, pero además han incrementado sus inversiones destinadas a las energías limpias, de hecho el Gobierno argentino ha declarado el 2017 como el año de las Energías Renovables. Y hasta el Papa Francisco ha escrito su Laudato Si, su segunda encíclica, centrada en nuestro planeta y su protección. En el caso de las Empresas, el uso eficiente de los recursos naturales y el aprovechamiento de los desechos para preservar el medio ambiente significa en el largo plazo un ahorro económico; procurar un ambiente laboral saludable motiva a las personas a ser más productivas. Pero además las nuevas generaciones basan sus decisiones de consumo en estos patrones de conducta por parte de las Empresas y de la misma manera eligen o pretenden elegir a sus representantes políticos.
Son sólo algunas reflexiones que proponemos, pues como fuera el lema del Primer Congreso de Economía Verde del País, debemos procurar la Conciencia y luego la Acción. Seamos conscientes de que el mundo, al menos hoy, es nuestra única casa. “No hay Plan B porque no hay Planeta B”, nos dice Ban Ki-Moon, ex secretario general de las Naciones Unidas.

(*) Docentes e Investigadores de UCU y UTN