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Diario El Argentinoviernes 19 de abril de 2024
Opinión

Encontró en Emanuel un lugar donde dar y recibir

Encontró en Emanuel un lugar donde dar y recibir

  Llegó hace catorce años a Gualeguaychú, después de dejar San Juan a donde fue junto a su esposo por razones laborales luego de dejar su Santa Anita, como le gusta decir.


 

Y apenas instalada aquí abrió una blanquearía, que tras diez años de trabajo debió cerrar, porque se le hacía cuesta arriba mantenerla.

Pero no dejó de trabajar en lo que le gusta, porque como dijo, ahora tiene el taller en su casa, donde hace cortinas, acolchados, fundas para almohadones, reciclados, en fin, muchas cosas.

“Y apenas cerré el negocio, las chicas de Emanuel me invitaron a integrar la comisión”, contó Marcela Basgall, que de ella se trata.

Ya como parte de este equipo, iba al taller de Pasteur 75 una vez por semana y acompañaba a los chicos enseñándoles algo de lo mucho que saber hacer.

“Y como me enganché mucho con Emanuel, me pidieron que asuma como apoderada legal”, explicó, para agregar que a pesar de las tareas que debe llevar a cabo en razón de este cargo, sigue acompañando en todo lo que hacen, dentro y fuera de la escuela taller

“Me encanta hacer de todo. Y así como en casa mamá nos enseñó a tejer y coser (éramos nueve hermanos, aclaró) hago lo mismo cuando voy. Ayudo con algunas costuras, los oriento cuando hacen alfombras, cuando reciclan, aunque no demasiado, porque las chicas que les enseñan son unas genias”.

¿Qué hace una apoderada legal?, preguntamos y Marcela dijo “primordialmente acompaña. Esto es muy importante para los directores. Claro que debo ocuparme de otras actividades como verificar todo lo atinente a las ART, las obras sociales, que los pagos se hagan en tiempo y forma, que los fondos se utilicen bien”.

“Pero es un placer hacerlo, porque la gente que trabaja en Emanuel es muy buena, tienen un gran compromiso. Emanuel es una escuela de gestión privada, pero los chicos no pagan una mensualidad. Por eso hacemos frente a las necesidades con la rifa, la venta de bolsas de residuos que vendemos al hospital, a sanatorios, hoteles y particulares y con lo que va quedando, porque hay que pagar el material y una retribución los chicos, vamos logrando cositas”.

Marcela explicó que el taller (al que asisten personas de 18 a 70 años) funciona en dos turnos, con un alumnado cada uno. Muchos chicos de la granja vienen al turno mañana y además se trabaja muy bien, son felices allí, porque vienen a trabajar, a relacionarse con los demás”.

Y con los demás hacen también muebles, alfombritas, atrapasueños, las bolsas de residuos que ya mencionamos y las reciclables, de fiselina y a partir del segundo semestre, retomarán el taller de macetas, esas que conocemos y que tanta demanda tienen.

Pero no es todo. “Están haciendo unos pies de cama lindísimos, con retazos que nos donan”, contó Marcela para agregar “seleccionan los retazos, los agrupan por colores, tamaños, y el producto final es fantástico”.

¿Qué lugar ocupa Emanuel en la agenda diaria?, le preguntamos y ella dijo sin vacilar “el primero. Para lo que necesiten, ahí estoy. Me encanta, me hace bien y sé que les hace bien a ellos. A veces pasan días que no voy, pero sigo comunicada. Gracias a Dios mi familia es hermosa. Mis hijos saben que estoy. Y mis clientas me perdonan si me atraso porque saben por qué es”.

Tus compañeras dicen que trabajás mucho, le dijimos y ella respondió “la gente de la Asociación da todo de sí. Cada una tiene sus ocupaciones pero siempre están. Es un grupo muy trabajador, con el que los chicos están cuidados, bien alimentados porque tenemos la nutricionista, bien vestidos porque esta es una ocupación constante, como que tengan el pelo cortado, los pies atendidos. Todo detalles que hacen a su salud. También tienen su salón de recreación, con la TV y el equipo de música y hacen teatro y con esto son felices y para nosotros es muy importante que se sientan así”.

“Emanuel me hace sentir bien. Estoy dando de mí y sé que llega y los chicos son divinos, muy cariñosos, muy afectivos. Seguiré hasta fin de año porque mi esposo volvió a San Juan, a trabajar, así que con todo el dolor los voy a dejar, pero voy a acompañarlos desde allá”, dijo con verdadera pena en su cara, pero quién sabe: en una de esas, en poco tiempo volvemos a tenerla entre nosotros.


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