Fruta envenenada
Sigue generando inquietud la noticia de la chiquita que murió el sábado pasado en Mburucuyá, tras ingerir una mandarina que en principio, se informó que cortó en una plantación de una de las quintas de producción citrícola de la zona.
En principio dio a conocer que la nena y su hermano comieron las mandarinas y comenzaron a sufrir distintos síntomas. La nena se descompuso de tal manera que cuando llegó al hospital de la zona, ya estaba muerta a causa de un colapso cardiopulmonar, como reveló la autopsia. Por esta razón, la Justicia correntina está investigando si las mandarinas que comieron los hermanos tenían agrotóxicos y si ese fue el motivo del fallecimiento. Se sospecha que hubo "envenenamiento por la ingesta de alimentos contaminados con alta concentración de pesticidas".
Pero según las declaraciones del productor responsable de la plantación, la nena habría comido algunas frutas que había en el suelo y a las que se había puesto veneno de ratas para combatir a esos roedores. Sea por la causa que fuere, hay cuestiones que están claras: hay una nena muerta. Su hermano está internado en recuperación (y por él sabremos si la fruta fue cortada o levantada del suelo) y se usan demasiados pesticidas, plaguicidas, venenos, en fin, sobre o en torno de la fruta que luego se envía al mercado para su distribución y consumo. Y como este no es el primer caso, porque años atrás se denunciaron dos muertes de niños en otras localidades de la provincia, hay sobradas razones para sentir indignación y alarma, porque en la carrera económica, pareciera que todo vale.
Este contenido no está abierto a comentarios