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Diario El Argentinoviernes 29 de marzo de 2024
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Demos el primer paso

 Demos el  primer paso

El papa Francisco realizó ayer su audiencia general en la plaza de San Pedro, donde  ha encontrado a los grupos de peregrinos y fieles procedentes de Italia y de todos los lugares del mundo.


 

En su discurso, el  Papa, ha hablado de su reciente viaje apostólico a Colombia.

Luego de agradecer a las autoridades de ese país, el Papa agradeció especialmente “al pueblo colombiano que me ha acogido con tanto afecto y tanta alegría. Un pueblo alegre entre los muchos sufrimientos, pero alegre; un pueblo con esperanza”, destacó.

“Una de las cosas que más me llamaron la atención en todas las ciudades entre la multitud, eran los padres y madres con hijos, que levantaban a sus niños para que el Papa los bendijera, pero también con orgullo porque enseñaban a sus hijos cómo para decir: ¡Este es nuestro orgullo! Esta es nuestra esperanza”, recordó el Santo Padre, quien agregó: “Yo pensé: un pueblo capaz de tener niños y capaz de enseñarlos con orgullo, como esperanza: este pueblo tiene futuro. Y me gustó tanto”.

“Particularmente en este viaje he sentido la continuidad con los dos Papas que antes de mí visitaron Colombia: el beato Pablo VI en 1968 y San Juan Pablo II en 1986. Una continuidad fuertemente animada por el Espíritu, que guía los pasos del pueblo de Dios por los caminos de la Historia”, recalcó.

El lema del viaje fue “Demos el primer paso”, en referencia al proceso de reconciliación que Colombia está viviendo para salir de medio siglo de conflicto interno que ha sembrado sufrimientos y enemistades, causando muchas heridas, difíciles de restañar. “Pero con la ayuda de Dios, el camino ya se ha abierto. Con mi visita quise bendecir el esfuerzo de ese pueblo, confirmarlo en la fe y en la esperanza, y recibir su testimonio, que es una riqueza para mi ministerio y para toda la Iglesia. El testimonio de este pueblo es una riqueza para toda la Iglesia”, valoró.

“Colombia, como la mayoría de los países latinoamericanos, es un país donde las raíces cristianas son muy fuertes. Y si este hecho hace aún más agudo el dolor de la tragedia de la guerra que lo ha desgarrado, es al mismo tiempo, una garantía para la paz, la base firme de su reconstrucción, la linfa de su esperanza inquebrantable. Es evidente que el  Maligno  quería dividir al pueblo para destruir la obra de Dios, pero es igualmente evidente que el amor de Cristo, su misericordia infinita es más fuerte que el pecado y la muerte”, reflexionó.


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