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Diario El Argentinomartes 16 de abril de 2024
Opinión

Cláusula gatillo, la batalla que se viene

Cláusula gatillo, la batalla que se viene

Por Javier Alvarez (*) La cláusula gatillo, que da previsibilidad salarial a los trabajadores, será el eje de la gran batalla entre el Gobierno y los empresarios con los sindicatos en las paritarias que arrancan el mes próximo.


 

La prueba de fuego la tendrá María Eugenia Vidal en Buenos Aires, que entre fines de enero y principios de febrero pondrá en marcha la paritaria con el Frente Gremial Docente después de que el presidente Mauricio Macri haya eliminado con un DNU la Ley de Financiamiento Educativo sancionada en 2006.

 

La administración Macri no quiere la cláusula en las paritarias porque –dicen- alimentan las expectativas de inflación, y la economía se construye sobre la base de expectativas de consumidores y empresarios formadores de precios.

 

Así lo confirmaron el jefe de Gabinete, Marcos Peña, y los ministros del Interior, Rogelio Frigerio, y de Hacienda, Nicolás Dujovne. "Es un instrumento que sirvió en otro momento del país", explicaron los tres funcionarios.

 

En los papeles, los salarios de los trabajadores que no tuvieron "cláusula gatillo" en sus paritarias han perdido contra la inflación hasta 8 puntos porcentuales en 2016 y entre 2 y 6 puntos en 2017.

 

La paritaria de prensa es un ejemplo: la UTPBA, el sindicato que aún tiene la facultad de negociar salarios a pesar de contar con representación minoritaria en los medios, cerró un aumento salarial del 19% por trece meses, con una inflación superior al 25% en ese lapso.

 

En 2017 acordaron salarios sólo los gremios con poder de fuego como los camioneros, bancarios y mercantiles, pero los sindicatos más chicos quedaron relegados ante una inflación que si bien desaceleró fue más alta que el ajuste salarial.

 

Ahora, el Gobierno plantea un nuevo escenario: tras acordar con la Unión Industrial (UIA) y la Asociación Empresaria (AEA), salió a proponer desde muy temprano que no habrá indexación preacordada.

 

Desde la Casa Rosada señalaron a NA que sí se aceptará un compromiso de volver a discutir salarios en noviembre o diciembre, por si la pauta firmada fue superada por la inflación: una vez más, los gremios más chicos, quedan librados a la voluntad de las patronales.

 

En Hacienda ponen como ejemplo la paritaria cerrada por el intendente de Neuquén, Horacio "Pechi" Quiroga, con los municipales: 16% sin gatillo y se vuelve a dialogar en noviembre, con compromiso de paz social por al menos diez meses.

 

Mientras Peña, Frigerio y el jefe de Trabajo, Jorge Triaca, insisten que las paritarias confluyan a la meta de inflación del 15%, el "modelo neuquino" no disgusta a Dujovne, quien ve a ese 16% sin gatillo con entusiasmo.

 

A diferencia del resto del gabinete, Dujovne entiende que si bien hay que enfriar las expectativas de inflación, tampoco se puede dar lugar a un aumento de la conflictividad social por una diferencia de un punto porcentual en los acuerdos.

 

En la CGT y más aún en los gremios combativos que están fuera de esa central, descartan cualquier posibilidad de cerrar salarios sin indexación y anticipan que habrá lucha en las calles si el Gobierno se pone inflexible con las homologaciones.
 

 

La CGT, en su propio laberinto
 

 

La presión de las bases está llevando el triunvirato de la CGT a despertar, después de una larga siesta en la que incluso dio su respaldo a una Reforma Laboral resistida por los trabajadores por el temor a que se imponga una flexibilización laboral.

 

"Creo que el porcentaje del que está hablando el Gobierno del 15% está encerrado en una fantasía, en una burbuja. No lo va a aceptar ninguna organización sindical", dijo Juan Carlos Schmid, uno de los tres secretarios generales de la CGT.

 

En un escenario que va tomando temperatura al calor de la pérdida de poder adquisitivo de los salarios, la central obrera tiene que resolver su actual fractura, que le resta poder combativo.

 

El triunvirato está herido de muerte por el contínuo descendente apoyo de las bases y ya comenzaron las negociaciones para volver a una conducción unificada, con un solo secretario general.

 

El espacio del camionero Hugo Moyano y el gastronómico Luis Barrionuevo, con apoyo de la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte (CATT) impulsa al ferroviario Omar Maturano.

 

Los "gordos" y los "independientes", en donde militan Gerardo Martínez (Uocra) y Andrés Rodríguez (UPCN) dan su respaldo a Héctor Daer, el único triunviro con chances concretas de continuar.

 

Otro sector propone a Sergio Sasia, de la Unión Ferroviaria: allí están la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) y la Corriente Federal de los Trabajadores (CFT), quizás los más "combativos" contra el gobierno de Mauricio Macri.

 

Sergio Palazzo, de la Asociación Bancaria y más cercano al kirchnerismo, también tiene intenciones de conducir la CGT, pero en la central obrera lo vedan debido a su origen radical.

 

Así se plantea un nuevo ciclo de la puja distributiva en la Argentina para 2018. 
 
•Javier Álvarez, especialista en temas económicos de agencia NA.

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