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Diario El Argentinojueves 25 de abril de 2024
Ciudad

La trastienda del Carnaval

Sandra Jauregui: “Es un orgullo ver el trabajo terminado en la pasarela”

Sandra Jauregui: “Es un orgullo ver  el trabajo terminado en la pasarela”

Cada año, cientos de vecinos de nuestra ciudad pasan sus días en los talleres de cada comparsa. Cosen, decoran, tallan, empluman, trabajan para que el Carnaval de nuestra ciudad siga siendo el espectáculo más importante del país. Sandra Jauregui es una de ellas, apasionada por su trabajo, cuenta su historia.


Hace más de 10 años, Sandra Jauregui comenzó a trabajar en el Carnaval de Gualeguaychú. Es una de las tantas personas que hacen que cada enero veamos deslumbrantes y coloridos trajes. Son los hacedores del Carnaval escondidos en cada comparsa.

“Cuando empecé a trabajar lo hacía en mi casa, bordando. Recuerdo que nos daban cosas inmensamente grandes para pegar lentejuelas”, contó Sandra. “Trabajamos siempre con mi mamá, bordábamos todos los trajes de vestuario, las lentejuelas, los canutillos y cosíamos y cosíamos”, agregó.

Si bien no recuerda cual fue el momento exacto en que decidió dedicarse a esto aseguró, “han pasado tantos años, me tiré a la pileta y fui aprendiendo en el camino a pegar lentejuelas, a pegar perlas, a hacer los apliques, a decorar. Eso es lo mío, es lo que más me gusta”.

Frente a eso explicó “todos los detalles como pegar perlas, cordones, el brillo de cada traje se lo damos nosotros y eso me encanta, amo hacer esto. A veces me quedo horas y horas, quiero trabajar en el Carnaval siempre, y lo elijo frente a otras opciones”.

A pesar de haber pasado por los talleres de las cinco comparsas de Carnaval, Sandra hoy trabaja en la comparsa Papelitos del Club Juventud Unida. Sus comienzos fueron en los talleres de vestuarios, pero actualmente se dedica a la realización de espaldares.

Hace cuatro años que cambió trabajar en su casa por hacerlo desde adentro, en los talleres específicamente, “en la primer comparsa que estuve en espaldares fue en Marí Marí, y trabajamos tanto que salí y dije: no agarro más espaldares, y al final ahora hace tres años que trabajo en esta área”, manifestó.

“Es todo un proceso armar un espaldar. En principio hay una persona que suelda el armazón, otra arma la mochila y las uñas (de donde calza el espaldar) con goma espuma, y allí pasa a nosotros que forramos todo con tela y una vez que tenemos el matelaseado desde vestuario, pegamos y cosemos, y en última instancia se empluman”, explicó.

Pasión y amor por lo que hace la caracterizan, sin importar el lugar que le toque y las horas que tenga que dedicarle a cada traje. “Hemos pasado días y noches trabajando, y más aún en los días previos al comienzo del Carnaval pero es una satisfacción enorme ver lo que hiciste, desfilar en el Corsódromo”.

 

Trabajo terminado

 

“Es un orgullo ver el trabajo terminado en la pasarela. Ver lo que armamos e hicimos nosotros con tanto cuidado y cariño”, expresó Sandra. Asimismo comentó “cada traje hay que cuidarlo muchísimo, porque cuesta muchísimo hacerlo, es un sacrificio muy grande todo lo que hacemos los que trabajamos en el espectáculo”.

“Amo lo que hago y al amar y gustarme tanto le pongo más ganas, más pasión, más todo. Si me tengo que quedar me quedo, si falta algo y si hay cosas que hacer lo hago, le pongo un plus”, expresó.

Mientras dura el Carnaval, entre sábado y sábado, Sandra junto a sus compañeros de trabajo se dedican a arreglar aquellos trajes que se vayan rompiendo durante el desfile. Y en referencia a sus compañeros, comentó “es un grupo muy lindo, nos ayudamos entre todos, somos muy solidarios, y eso es fundamental, además del apoyo tanto de nuestra directora de vestuario como de nuestro director general que han trabajado codo a codo con nosotros”.

“El Carnaval me ha dejado muchos amigos, en cada uno de los talleres quedan hermosos recuerdos. Tengo muchos y algunos son vínculos muy importantes que van mas allá de los colores. Yo particularmente tengo la camiseta de la comparsa que trabajo”, contó.

Sandra, además de ser una apasionada de su trabajo y compinche con sus amigos, tiene 2 hijos y un nieto de 5 años, la más grande, de 24 años sigue sus pasos, y como su madre hizo con ella, le ha ido enseñando también a su hija su trabajo, su oficio. “Siempre me ha ayudado a trabajar, en el último tiempo con más intensidad, sabe lo mismo que yo, le voy enseñando como lo hicieron conmigo”.

Frente al trabajo silencioso que realizan y muchas veces poco reconocido por la ciudad, dijo que “hay que estar ahí y ver el trabajo y el sacrifico que hace un club, que hace cada persona y cada familia de los trabajadores de una comparsa. Tenemos que ponernos la camiseta, y ayudar un poco más, incentivando y hablando mejor de nuestro Carnaval, el espectáculo merece que lo cuidemos y yo pienso trabajar en esto hasta que me dé”.


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