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Diario El Argentinojueves 25 de abril de 2024
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La Escuela “Bartolito Mitre” necesita ampliar su infraestructura

 La Escuela “Bartolito Mitre” necesita ampliar su infraestructura

La matricula escolar crece cada año al recibir a los niños que viven en el Barrio La Toto Irigoyen. En el ciclo lectivo 2018 entre nivel inicial y primaria habrá 122 niños. La Escuela necesita de dos aulas más para funcionar. POR DIEGO ELGART EL ARGENTINO


 

La Escuela N° 66 “Bartolito Mitre”, ubicada en Costa Uruguay Sur a unos 10 Km de Gualeguaychú, está a cargo de la directora Estela Lemes, quien fuera pulverizada en varias oportunidades y por las toxinas incorporadas a su organismo le provocó daños neuronales y fuertes dolores musculares.

 

A raíz de aquella mala experiencia, la docente alzó la bandera de defensa de los maestros rurales y alumnos que están en constante amenaza de ser “envenenados”.

 

Hoy continúa su lenta recuperación, sin que ello le impida volver a la conducción de su escuela formalmente mañana.

 

El primer episodio de envenenamiento lo denunció judicialmente en 2012, pero tuvo que soportar otros hechos anteriores que dejó constancia en Ambiente de la Municipalidad.

 

En febrero del 2015 volvieron a pulverizar cerca de la misma escuela, pero en ese momento no había alumnos, solo estaban los docentes que se habían incorporado a sus lugares de trabajo luego del receso estival.

 

En octubre del 2017, un nuevo episodio de olor e irritación de ojos y vías respiratorias, alertó al equipo directivo nuevamente, activando el protocolo de procedimiento.

 

Luego la Brigada de Abigeato constató que un mosquito estaba pulverizando a unos 2 km del establecimiento escolar, por lo que los directivos de la escuela junto con el sindicato docente Agmer, realizaron una denuncia ante el Ministerio Público Fiscal.

 

Mientras esta semana se dedicó a supervisar las tareas de limpieza del edificio, Lemes aún no puede saber cuáles serán las consecuencias a largo plazo para su salud, el tener toxinas en su organismos, producto de las pulverizaciones.

 

Luego de obtener el resultado de los chequeos médicos integrales a que la maestra tuvo que someterse para detectar toxinas en su organismo en 2015, el estudio arrojó alto contenido de clorpirifós que es un insecticida organofosforado cristalino que mata a los insectos causando envenenamiento por colapso del sistema nervioso.

 

El clorpirifós es moderadamente tóxico y la exposición crónica se ha relacionado con efectos neurológicos, trastornos del desarrollo y trastornos autoinmunes.

 

“Ahora estoy viendo de hacerme estudios nuevamente, porque me van a cambiar la medicación, eso me lo tendrá que decir el doctor. Tengo que tomar medicación de por vida, es una medicación neuronal. En 2017 me la cambiaron por otra y ahora tengo que ver cómo evoluiciono”, le explicó a EL ARGENTINO.

 

“En realidad yo no siento que la enfermedad haya avanzado, pero tampoco veo que esté recuperando el cien por ciento de la movilidad de los músculos y me afectó mucho la visión”, remarcó.

 

No obstante, ahora enfrenta un problema de infraestructura del edificio que tiene que resolver sí o sí este año y es la construcción de dos aulas más para el establecimiento, que desde hace tres años funciona como escuela Nina de jornada extendida.

 

“Lo que necesito es que el gobierno me amplíe la Escuela, porque los chicos están hacinados, El barrio La Toto es muy lindo pero la escuela sigue siendo la misma, tenemos promesas de ampliarla pero hasta ahora nada.

 

La última ampliación la tuvimos, antes de que se inaugurara el barrio (mediados del 2015) cuando se construyó un aula que tuve que dividirla en dos, pero hoy por hoy, tengo 122 niños, es por eso que necesitamos como mínimo dos aulas más, porque estoy utilizando la casa del director como aula”, explicó.
 

 

 
Prohibición del
uso del glifosato
 

 

Al consultarle por el paquete de Ordenanzas que se está debatiendo en el HCD, sobre la prohibición de venta y aplicación de glifosato dentro del ejido, Estela Lemes aseguró que: “la verdad es que me decepciona porque creía que esto iba a ser más rápido, no entiendo qué otras pruebas necesitan los concejales para sancionar la ordenanza de prohibición.

 

Me parece que se están demorando demasiado. No sé si hay intereses muy poderosos detrás, o necesitan más tiempo para escuchar a más actores u otra gente.

 

Hay otros productos que se tienen que prohibir, pero se podría comenzar a evitar las pulverizaciones con cualquier tipo de producto y apuntar a la agroecología que ya se sabe que da buenos resultados”, cerró.

 


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