Universidad y familia

 

De acuerdo a lo que se informó, participaron unas cuarenta  familias, que compartieron apreciaciones y reflexiones respecto de la complejidad propia del proceso de ambientación a la vida universitaria y la adaptación de los estudiantes.

De igual modo se las interesó en seguir acompañando a su estudiante en esta etapa, que culminará con la alegría de un hijo profesional.

 Desde la Facutad se explicó que  estos encuentros comenzaron a realizarse, entre otras razones,  porque la mayoría de los ingresantes dependen económicamente de sus padres y pertenecen a una primera generación de estudiantes universitarios en sus familias, por lo que el acercamiento familiar es importante para fortalecer este vínculo. Se trata de acciones, pensadas y trabajadas,  para evitar deserciones por falta de información o recursos en   esta nueva etapa que inician los estudiantes, lo que puede vivirse en algunos casos como algo  frustrante o desmotivador.

La iniciativa de la UNER que se comenta aquí, entendemos, no es usual en otras universidades del país.

Bastantes casos se han dado de estudiantes que han ido con un montón de sueños y han debido volver, porque el ritmo, el trato, la cantidad de horas, la  cantidad de material a estudiar, en fin, toda una serie de cuestiones nuevas, fueron  asustándolos hasta el punto de desistir. Por eso se destaca lo que se hace aquí.

Porque la Universidad no tiene por qué ser un cuco cuando su función es exigir, pero con un objetivo claro, que es el  crecimiento personal y mejorar calidad de vida de quienes acceden a ella.

Crecimiento que posibilitará la generación de nuevos conocimientos, y ya no su mero pase de generación en generación.

Hoy por hoy, cuando la vida es una enorme carrera de obstáculos, encontrar ámbitos dispuestos a tender puentes y generar vínculos es algo que llama la atención.

Más aún cuando se trata de un ámbito universitario.

Que no tiene por qué ser duro, sino más bien, de excelencia.