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Diario El Argentinoviernes 19 de abril de 2024
Policiales

Causa por narcotráfico: la ex mujer de Celis retiraba dinero de la Municipalidad de Paraná

Causa por narcotráfico: la ex mujer de Celis  retiraba dinero de la Municipalidad de Paraná

Tras levantarse el secreto de sumario, comienzan a conocerse pruebas que sustentan la acusación del juez Federal Leandro Ríos en la causa por narcotráfico en la que quedaron imputados el intendente de Paraná, Sergio Varisco (Cambiemos); el concejal de Cambiemos Pablo Hernández; y la titular de Seguridad municipal, Griselda Bordeira.


 

En ese marco, el diario Uno de Paraná confirmó lo revelado el jueves 10 de mayo por la revista Análisis respecto a la existencia de registros que refieren que Luciana Lemos, ex esposa de Daniel “Tavi” Celis –hoy preso en la cárcel de Federal- y a quien le hallaron tres kilos de cocaína en su casa, mantuvo encuentros con funcionarios municipales de Paraná.

En algunas oportunidades se retiró con varios billetes, según el registro fílmico que consta en el expediente judicial. Las defensas articulan sus estrategias para la semana próxima. El martes a la mañana será una jornada larga en el Juzgado Federal, con las declaraciones indagatorias de Varisco (defendido por Rubén Pagliotto y Miguel Cullen), Hernández (a quien lo asistiría un defensor público) y Bordeira (representada por Boris Cohen). Luego, entre la tarde del martes y el miércoles será la oportunidad del resto de los imputados: Celis, Lemos, Ernesto Ramón González, Alan Nicolás Viola, Eduardo Humberto Celis, Nahuel Jonathan Eduardo Celis, el peruano Wilber Figueroa Lagos, Juan Manuel Gómez y Jonathan Jesús Heintz.

Se prevé que los tres altos funcionarios políticos van a declarar ante el juez Ríos, ya que el silencio a la espera de conocer a fondo el expediente no los dejaría públicamente bien parados. Será la oportunidad para ejercer sus defensas y dar las explicaciones que correspondan, si las tienen.

Durante abril, Lemos concurrió en varias oportunidades a la Municipalidad de Paraná, debido a la insistencia del narcotraficante, preso en la cárcel de Federal, para que fuera a reclamar dinero, según consignó la revista Análisis en su edición del jueves 10 de mayo. Luciana Lemos no sabía que la estaban siguiendo y monitoreando los investigadores de la Policía Federal, en el marco de una causa por narcotráfico. En algunas oportunidades se retiró con varios billetes, según el registro fílmico que consta en el expediente del Juzgado Federal a cargo de Leandro Ríos.

Sería ésta una de las tantas evidencias que demuestran el vínculo vigente entre las altas autoridades municipales imputadas: el intendente Sergio Varisco; el concejal Pablo Hernández y la funcionaria Griselda Bordeira. Los motivos de las entregas de dinero serán un punto central del pleito entre las partes. La versión oficial es que sería parte de las tratativas en el negocio del tráfico de cocaína que llevaba adelante Lemos, bajo instrucciones de Celis.

Otra hipótesis señala que habrían sido pagos por la deuda económica del oficialismo con el narco producto de inversiones no retribuidas en la campaña electoral de 2015. También se indicó que se trataba de un intento de contener las amenazas de Celis, tanto a su ex como a los funcionarios (que no fueron denunciadas). Asimismo, podría existir vinculación entre esta prueba y la lista manuscrita que figura en el cuaderno secuestrado en la casa de Lemos, cuando fueron los allanamientos en los que incautaron tres kilos de cocaína. Allí pudieron leer los nombres de los funcionarios con cifras al lado. Las defensas ya están delineando sus estrategias, consignó Análisis Digital.

Las interpretaciones de estas pruebas serán seguramente una clave de los planteos, para despegar la entrega de dinero en el marco de reclamos, como tantas personas acuden al municipio, de lo que era la venta de cocaína que llevaban adelante Lemos, Celis y otros familiares e integrantes de la organización.

 

La línea Nogoyá

 

El día del escándalo, cuando la Policía Federal allanaba la Municipalidad y los domicilios de los funcionarios sospechados, la Policía de Entre Ríos daba el golpe a una banda que comerciaba cocaína en Nogoyá. No parecía, pero al final ambas causas estarían vinculadas. Luego de más de ocho meses de investigación, entre la noche del lunes 7 y la madrugada del martes 8 de mayo, los efectivos de la Dirección Toxicología irrumpieron en 15 domicilios de dicha localidad, donde secuestraron un kilo y medio de cocaína y detuvieron a nueve personas.

La droga fue analizada por los peritos químicos, y luego cotejada en el laboratorio con la cocaína que fue secuestrada en la casa de Celis y Lemos, una semana antes, en el barrio Antártida Argentina de la capital provincial, tal como informó EL ARGENTINO en su edición de ayer. El resultado fue una altísima compatibilidad en su composición, lo que permite creer que ambas muestras pertenecían al mismo cargamento. Esto se refuerza con un dato más evidente: los ladrillos de cocaína, en los dos casos, tenían el mismo dibujo de un pez.

En este sentido, se cree que es una parte de los 13 kilos que, según los investigadores, la banda de Celis había adquirido en Buenos Aires, pero que no fueron hallados en su totalidad en los allanamientos.

 

Las revelaciones

 

En su edición del pasado jueves, la revista Análisis adelantó detalles de la investigación judicial y en ese sentido consignó que el rol de la mujer de Celis, Luciana Lemos, comenzó a ser determinante en la estructura de sus negocios. Su presencia nunca pasó inadvertida en el barrio; más aún cuando comenzó a mostrarse con un escarabajo VW New Beetle, de unos 25 mil dólares, que le había regalado su pareja.

Lemos, está actualmente está detenida, tras encontrársele tres kilos de cocaína de máxima pureza, en su casa del barrio Antártida Argentina, la semana pasada. Antes de su captura, la mujer fue varias veces al Municipio de Paraná para hablar con el concejal Hernández, como así también con intenciones de encontrarse con el propio intendente, aunque no se sabe si logró hacerlo.

En esas idas al Palacio Municipal, al parecer, la mujer habría pactado un pago mensual de casi 50 mil pesos, a través de una tercera persona, vinculada al varisquismo, y así lograr cierta paz con Celis. Ese hombre iba a ser un funcionario de la Unidad Municipal Nº 2 de Paraná, que, cada día 15, iba a llegar a la casa de Lemos con el dinero. Sin embargo, no siempre se cumplimentaron los pagos previstos de esa manera. En abril, por ejemplo, la mujer de Celis habría ido a buscar el dinero prometido al propio municipio, acompañada de Hernández y Bordeira, según la investigación encarada. A la gente de la Justicia Federal les estaba quedando claro que la relación entre el varisquismo y Celis seguía casi intacta.

Desde las primeras semanas en que Celis quedó preso nuevamente en el sistema penitenciario entrerriano, se ufanaba de lo bien que le iba en sus negocios. “Estoy vendiendo más droga encerrado que en mi casa del Barrio Antártida”, le dijo a no pocas personas de su confianza. Celis está, desde principios de marzo de 2016, cumpliendo una condena de juicio abreviado de más de siete años, por el asalto a una estancia en Las Cuevas -Departamento Diamante- propiedad de la familia Tulián. Lo que muchos no se explican –aunque la Justicia Federal también lo puso en la mira- es cómo Celis siguió profundizando y ampliando sus negocios, estando entre rejas.

En noviembre del año pasado la Cámara Federal de Apelaciones de Paraná confirmó la prisión preventiva para Celis y su hermano Miguel Ángel Celis. Ambos lideraban una banda que fue desarticulada en mayo de 2017, cuando se estaban descargando 317 kilos de marihuana de una avioneta que había aterrizado en un campo de Colonia Avellaneda. Los hermanos “Tavi” y “Titi” Celis, quedaron procesados como líderes de una banda que se dedicaba a organizar y financiar actividades de comercio de estupefacientes, que operaba en distintos barrios de Paraná (Antártida Argentina, Paraná XVI y San Agustín) y extendía sus redes a las localidades de San Benito, Viale, Hernandarias, Nogoyá, Seguí e incluso hasta Santa Fe, Santo Tomé y Alto Verde, recordó Análisis Digital.

Ambos están detenidos, al igual que otras 21 personas que ejercían distintos roles de provisión, organización, distribución, logística para el transporte, almacenamiento, fraccionamiento, abastecimiento y venta de drogas. Varios de ellos estaban vinculados a la Municipalidad de Paraná.

La semana pasada, la Justicia Federal pudo determinar –a partir de escuchas telefónicas- que Celis siguió manejando el negocio de la droga en Paraná a través de varios teléfonos y entre siete y ocho chips telefónicos. Así fue como se determinó una operación importante, con un cargamento de cocaína que iba a llegar en esos días, procedente de Buenos Aires. La receptora iba a ser Luciana Lemos y en la banda había varios allegados directos a Celis. También quedó involucrado una persona de nacionalidad peruana, que el jefe narco tenía alojada en unos departamentos que dispone para alquilar en la parte de atrás de su casa. Se trata de Wilber Figueroa Lagos, quien hacía de mediador para el desembarco de la cocaína.

En el allanamiento que se le hizo a Lemos, se le encontraron 3,493 kilogramos de cocaína, compactada en tres ladrillos, ubicados sobre una mesa que estaba en el quincho de la casa de Celis. En la mochila de la mujer se encontró una alta cifra de dinero, pero también un cuaderno con anotaciones donde aparecían mencionados Sergio Varisco, Pablo Hernández y Griselda Bordeira, en una suerte de operación entre lo que se debía entregar como mercadería y lo que había que cobrar, como así también la comisión pertinente. Incluso, allí constaba el dinero mensual que Lemos debía cobrar en el municipio.

La venta del kilo de cocaína -según la misma libreta secuestrada- estaba valuada entre 150 mil y 160 mil pesos y allí habría constado que tanto Varisco como Bordeira y Hernández habrían adquirido algunos kilos de cocaína. En la operación también aparecía involucrado Ramón Benito González, empleado municipal desde 2012, según los registros de AFIP. Varios de esos datos habrían sido confirmados luego por la propia Lemos, en un diálogo informal con personal policial, a los que trató de explicarles de qué se trataban las anotaciones que involucraba al propio intendente y a varios de sus colaboradores.


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