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¿Cómo surgió el festejo del 25 de Mayo en nuestra ciudad?

¿Cómo surgió el festejo del 25 de Mayo en nuestra ciudad?

El  25 de mayo de 2001, fue el primer año de este festejo que nos reúne, nos congrega y nos identifica como gualeguaychuenses. Hoy, a 17 años de aquel primer encuentro, Silvia Videla hacedora de esta idea, relata sus comienzos.


El 25 de mayo de 1810 los argentinos conformamos nuestro primer gobierno patrio, luego de una serie de acontecimientos que se sucedieron desde el 18 de mayo hasta el 25, y que llamamos la Revolución de Mayo.

Fecha patria, celebrada en nuestro país por actos formales, donde autoridades y funcionarios asisten y participan de los mismos. Pero en Gualeguaychú, desde el año 2001, se eligió festejar este acontecimiento de otra manera.

Silvia Videla, en ese momento, era parte del área de Ceremonial y Protocolo del municipio, y era intendente, Emilio Martínez Garbino, quien le propuso pensar alguna manera de lograr una celebración más cálida y convocante.

"Después del primer año de su gestión, Emilio me dijo que tratara de que los actos sean  menos pobres, que haya más gente además del intendente, funcionarios, abanderados y padres de los abanderados. –Vamos a tratar de que el pueblo participe y todos tengan ganas de festejar el 25 de mayo- , me dijo".

"El primer año, si bien tratamos de invitar a todo el mundo, se hizo un poco mejor pero tuvimos todo el segundo año para pensar. Entonces se nos ocurrió hacer pulperías, casa antiguas, Cabildos, patios coloniales", recordó. Y agregó que "me acompañaba Lucy Ingold quien dijo –sí, en las pulperías jugaban a las cartas, al truco, a la taba – y así fuimos dándole forma y salió el primer 25 de mayo".

 

El primer 25

 

"Ese año, el punto de encuentro era la Plaza San Martín, e invitamos a todos los colegios e instituciones. Se anotaron 27 escuelas y la única institución que se inscribió fue la Iglesia Evangélica del Río de La Plata. Tenían que presentar 14 parejas de baile para el pericón nacional, y el candombe al final que tenía la función de mantener a la gente en la plaza".

"Fue algo extraordinario, había campeonato de truco y de taba, y el que regenteaba la  taba era el padre Luis Jeannot Sueyro porque era el que sabía cómo jugarla". Además manifestó "recibimos también donaciones de muchísimo lugares, por ejemplo Numa Frutos junto a Aurelio Gómez, que estaba encargado de museos, se prestaron a hacer un grupo de unas 8 o 10 personas muy bien vestidas de caballeros y damas antiguas".

Asimismo, "el jardín Girasoles hizo una familia de cabezones enormes, que fueron ya vestidos al acto formal, y a la salida del Tedeúm esperaron a la gente para saludarlos  y bailar. Luego se fueron a la Casa de Haedo, y allí pasaron todo el día como una familia de la época, y la gente que entraba podía ver las costumbres de esas familias".

Silvia,  recordó que la Aduana de la ciudad, mientras ella estuvo, traía cosas muy importantes de la Aduana de Buenos Aires, máquina, escritorios, cosas que habían pasado por allí en aquellos años,  y se exponían en la Caja Forense, mientras había orquestas de tango que musicalizaban e invitaban a los asistentes a bailar.

"Y además, Alberto Dorati, junto a un grupo de gente, rememoraron la proclama desde los balcones de la Jefatura Policial, que es muy parecida su fachada a la de un cabildo", agregó.

"Ese primer 25 fue maravilloso, porque mucha gente se quedó en la plaza durante todo el día, al otro día los comentarios fueron extraordinarios, más de los estudiantes que vendieron cosas que jamás pensaron vender, y eso les ayudó mucho para sus paseos del estudiante o fiestas de egresados, y quedó mucha gente entusiasmada".

 

Los años siguientes

 

Al segundo año se agregó al baile, el chamamé, y ya de 28 pulperías pasaron a tener 52 inscriptas, número que se fueron acrecentando, ya que en el tercer año fueron 87 y los siguientes nunca bajaron de las 100, 120 stands.

"Después del cuarto año la gran prueba fue el paso al Corsódromo, ya que en la intendencia de Irigoyen, se comenzaron a hacer trabajos en la Plaza San Martín, y tuvimos que trasladar la fiesta de lugar. Fue un gran desafío, porque el lugar era enorme, pero no se sintió así con 120 pulperías y 2400 bailarines", expresó.

Luego, agregaron el Vals a Gualeguaychú como ritmo para bailar, y "cuando yo me retiré del ceremonial el candombe duró un año más y después lo sacaron. A mí particularmente me gustaba mucho, porque los chicos lo esperaban, era la fiesta de ellos".

Hoy, Silvia considera que la fiesta es completa, pero no dejaría de alimentarla, "le agregaría más cosas, en aquel momento por ejemplo, no había la cantidad de grupos de teatro que hay ahora, haría concursos con ellos, o teatro callejero, ir aumentando la participación con otras alternativas, manteniendo lo que es exitoso, pero agregando el papel de otro tipo de gente".

 

"La fiesta la hace el pueblo"

 

Si bien Silvia ya no participa oficialmente en los festejos explicó "siempre me llaman para que les dé alguna idea de pulpería a algún colegio, siempre participo en algo, mi corazón está en algún lugar".

"Soy muy feliz con este festejo, con su crecimiento, siento un orgullo muy grande de ver a la gente participando, y particularmente me gusta la noche anterior, los preparativos, verlos a todos trabajando como hormigas que van y vienen, y siempre pienso en qué lindo sería organizar un gran fogón esa noche, porque realmente es maravillosa".

"Hoy una fiesta que la hace el pueblo, que la hacen los padres, los chicos, las familias y los docentes, se desarrolla sola. Y sin querer queriendo los chicos consiguen cosas para ellos que de otra forma les llevaría mucho tiempo hacerlo".

Destacó además, que hoy alrededor de este gran evento, hay mucha gente que trabaja exclusivamente para este día. "Hubo una modista el otro día que me contó que estaba hasta la cabeza  de polleras de paisana, así también quienes alquilan trajes, y esto no se hizo con ese propósito, y se ve lo que ha generado, y es importante que lo sepan mejorar y mantener en el tiempo".

"Hay mucha gente que se prepara, tanto los que participan como los de afuera. Y si hay una ciudad que sabe qué se festeja el 25 de mayo es Gualeguaychú, porque nos identifica, nos representa, y nos hermana".

 

POR CANDELA GIACOPUZZI

EL ARGENTINO


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