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Diario El Argentinoviernes 29 de marzo de 2024
Policiales

Crimen de Fernando Pastorizzo

Contundente aporte de los peritos forenses y de Criminalística

 Contundente aporte de los peritos forenses y de Criminalística

Se realizó ayer la quinta audiencia (de nueve programadas) del Tribunal de Juicios y Apelaciones de Gualeguaychú e Islas del Ibicuy en el juicio oral y público que se le sigue a Nahir Galarza (19 años), imputada por el crimen de su pareja Fernando Pastorizzo (20 años) ocurrido en la madrugada del 29 de diciembre del año pasado.


La audiencia comenzó a las 9:05 y finalizó a las 15:35, luego de casi siete horas y media de debate; y pasó a un cuarto intermedio para mañana a las 8:30.

Nahir Galarza está imputada de homicidio doblemente agravado por el uso de arma de fuego y por la relación de pareja no conviviente; y como ha ocurrido en otras ocasiones, ayer no estuvo presente siguiendo las alternativas del debate, dado que no tiene obligación de asistencia en estas instancias.

En la audiencia de ayer participaron ocho peritos, todos contundentes en sus informes.

El primero en declarar fue el médico forense, Marcelo Benetti, que tuvo a su cargo la autopsia del occiso en la mañana del 29 de diciembre.

Luego le siguió Mariela Lilian Sánchez, bioquímica, que presta servicios en Criminalística de Paraná, quien analizó si la víctima tenía restos de alcohol en sangre y orina, lo que descartó de manera rotunda.

La perita María Silvina Taleb, también bioquímica, realizó el estudio sobre restos de tóxicos u otros estupefacientes, lo que también dio negativo.

La cuarta persona en brindar testimonio fue el perito Mariano Iván Zabala, experto en accidentología vial, quien también fue concluyente al afirmar que la moto en la que se desplazaba Fernando Pastorizzo y Nahir Galarza por calle General Paz al 500 en esa fatídica madrugada del 29 de diciembre, transitaba a muy baja velocidad o estaba detenida.

El quinto perito fue el comisario inspector Marcelo Leonhardt, de Criminalística de Gualeguaychú, quien determinó en su informe balístico realizado luego de las correspondientes planimetrías, el disparo que ingresó por la espalda de la víctima tuvo una trayectoria que finalizó a 50 metros del cuerpo, incrustado en la pared de una vivienda. Además de dar cuenta que en el lugar se encontró una vaina servida y un plomo perteneciente a una pistola 9 milímetros.

El sexto perito, tal vez el más categórico, pedagógico y concluyente fue el de Lázaro Javier Azcué, especializado en balística, quien brindó un pormenorizado informe sobre cómo se utilizó el arma que dio muerte a Fernando Pastorizzo.

Su informe determinó que tanto la vaina como el plomo encontrado en el lugar del hecho correspondían a la pistola secuestrada en el hogar de los Galarza y junto a otros estudios que se realizaron determinó que el primer disparo fue a escasa distancia y por la espalda; y el segundo (el que ingresó por el pecho) fue a una distancia no mayor a cincuenta centímetros, tomando el arma y el cuerpo de la víctima como parámetros.

También fue categórico al descartar que pudo haber ocurrido dos disparos accidentales; aunque admitió que el primero pudo haber sido involuntario o no. Pero fue concluyente que dos disparos involuntarios es imposible de suceder, máxime teniendo en cuenta que en este caso la agresora tuvo que desplazarse alrededor del cuerpo de la víctima con el arma empuñada y efectuar la segunda detonación.

Las dos últimas en declarar; María Barros y María Belén Godoy, de Criminalística de Paraná, explicaron –también de manera concluyente- que los dos disparos se hicieron a una distancia muy corta: el primero a no menos de 20 centímetros y el segundo no mayor a 50 centímetros. Y también confirmaron que entre el primer y segundo disparo hubo un desplazamiento de la agresora, lo que prácticamente descarta la posibilidad de un hecho involuntario.

Las audiencias se retomarán el jueves a las 8:30, con el aporte de los peritos psicológicos y psiquiátricos.

 

El caso

 

La víctima Fernando Pastorizzo (20 años) falleció en la madrugada del 29 de diciembre del año pasado como consecuencia de dos disparos de arma de fuego, producidas por una pistola 9 milímetros que manipuló su pareja hasta ese entonces, Nahir Galarza (19 años): el primer disparo fue por la espalda y el segundo en el pecho cuando Fernando yacía indefenso en el suelo.

Por este hecho, la Fiscalía la acusa de homicidio doblemente agravado por el uso de arma de fuego y por la relación de pareja no conviviente, tal la conclusión a la que abordaron el fiscal Sergio Rondoni Caffa y el fiscal general coordinador Lisandro Béhéran.

Por su parte, hay dos querellas particulares: la de los doctores Sebastián Arrechea y Juan Carlos Peragallo vinculado con los intereses del padre de la víctima, Gustavo Pastorizzo; y la que ejerce el abogado Rubén Virué en representación de los intereses de la madre de Fernando, Silvia Mantegazza. Ambas querellas adhirieron a la postura de la Fiscalía e introdujeron en su alegato de apertura un tercer agravante: la alevosía, esto es, cuando quien agrede lo hace sobre seguro y sin riesgos, mientras la víctima se encuentra en absoluta indefensión e incluso sin posibilidad de ser auxiliado.

A su vez, la defensa particular de la imputada está representada por los abogados Horacio Dargainz y José Ostolaza y su teoría del caso no ignora que Nahir manipuló el arma de fuego, pero argumentan que ambos disparos fueron productos de un accidente. Y encuadraron la situación en un contexto de violencia de género, en los términos de la Ley N° 26.485, especialmente en los Artículos 4° y 5°.

El Tribunal de Juicios y Apelaciones de Gualeguaychú e Islas del Ibicuy está integrado por los doctores Mauricio Derudi (quien lleva adelante la dirección del debate), Arturo Exequiel Dumón y Alicia Vivian.

 

El médico forense

 

El doctor Marcelo Benetti fue quien realizó la autopsia de Fernando Pastorizzo, aproximadamente cuatro horas más tarde del hallazgo de su cuerpo. Se trata de un especialista que además es médico cirujano.

En su aporte al Tribunal, explicó en la inspección del cuerpo que determinó los dos orificios de entrada del proyectil como de salida, además de describir que “en la mano derecha -entre dedos índice (cara interna) y mayor (cara externa)-, a nivel de segunda falange, presentaba una herida contusa desgarrante con bordes con quemaduras que involucra partes blandas, con tatuaje verdadero y falso que se corresponde a herida de arma de fuego.

En las consideraciones médico legales, Benetti fue claro al describir la lesión del tórax derecho, donde ratificó orifico de entrada y salida de un proyectil de arma de fuego, con la siguiente trayectoria: de atrás hacia adelante, de izquierda a derecha y de abajo hacia arriba en su trayecto único lesionó piel, tejido celular subcutáneo, plano muscular, séptimo espacio intercostal, pulmón derecho con herida, saliendo por cuarto espacio intercostal (al atravesar los espacios intercostales lesión vascular) y en su trayectoria, el proyectil interesó partes blandas saliendo del cuerpo por tercer espacio intercostal.

Luego describió una segunda herida con orificio de entrada y salida de un proyectil de arma de fuego, con la siguiente trayectoria: de adelante para atrás, izquierda a derecha y de abajo hacia arriba en su trayecto único lesiono piel, tejido celular subcutáneo, musculo, tercer espacio intercostal, saliendo por segundo espacio intercostal (al atravesar estos espacios lesión vascular), atravesando partes blandas sin lesión de hueso escapular. La lesión descripta en mano derecha se interpreta como apoyada su palma en tórax y es compatible con lesión del proyectil.

Ante una pregunta precisa, Benetti indicó que no puede determinar si el primer disparo fue por la espalda o no; pero sí que la víctima no tuvo tiempo de reacción alguna, dado que la muerte se produce de manera casi instantánea.

 

Sin alcohol ni drogas

 

Las peritas Mariela Lilian Sánchez y María Silvina Taleb, tuvieron a su cargo los análisis para determinar si Fernando Pastorizzo había consumido alcohol o estupefacientes.

Sus informes fueron concluyentes y determinantes: la víctima no presentaba rastros de alcohol ni de ninguna clase de tóxicos. Incluso ilustraron al Tribunal que una persona que consumió un cigarrillo de marihuana, su rastro se registra en la orina hasta seis horas por lo menos. Si es un consumidor medio, ese rastro puede perdurar en más de un mes; y si es un consumidor intenso, hasta 36 días.

De esta forma se derribó científicamente una versión que la defensa técnica de la imputada había divulgado respecto del consumo de la víctima, lo que no es tal.

 

Pericia balística

 

El perito Lázaro Javier Azcué, especializado en balística y con una experiencia de ocho años en Criminalística y con un promedio de 200 pericias anuales en su materia, fue el más categórico y contundente y tal vez que el realizó el mayor aporte para comprender cómo ocurrió la mecánica de la muerte de Fernando Pastorizzo.

Fue quien determinó que la vaina y el plomo encontrado en el lugar del hecho correspondía a la pistola 9 milímetros del arma reglamentaria del padre de Nahir, Marcelo Galarza, quien es funcionario policial. “La vaina fue repercutida y el proyectil fue disparada por esa arma”, concluyó de manera categórica.

También explicó que en el primer disparo (el de la espalda) se realizó a una distancia muy estrecha y en el segundo (el del tórax) a una distancia no mayor a los cincuenta centímetros.

Diferenció un disparo accidental, al que definió cuando el arma se acciona por sí misma; y un disparo involuntario, que ocurre cuando se está manipulando a la misma. Para la hipótesis de la defensa, Nahir realizó los dos disparos de manera involuntaria. Pero este perito explicó que para que suceda algo involuntario, la pistola tiene que ser apta para el disparo, tener una bala en la recámara –es decir, accionar la corredera- y dejar montado el martillo. Y aunque admitió forzando el razonamiento que puede existir una posibilidad del 50 por ciento de disparo involuntario para el caso del primer disparo (el de la espalda), fue categórico al señalar que, para el segundo, necesariamente se tuvo que realizar un desplazamiento, rodear a la víctima y accionar el arma. Lo que se entendió claramente como una imposibilidad. Además, subrayó que, en caso de un primer disparo involuntario, la reacción de quien manipula un arma es soltarla, lo que no ocurrió en este caso. Y si encima se le suma que como consecuencia de ese accionar hay una persona herida, más se descarta el accionar involuntario.

Apoyado en otras pericias, Azcué también fue muy pedagógico al subrayar la cronología de los disparos: el primero fue por la espalda y el segundo por el tórax y prueba de ello es el proyectil encontrado debajo del cuerpo de la víctima y enterrado a unos cinco centímetros en el suelo; además de cómo quedó el cuerpo con sus piernas enlazando la moto en la que transitaban. Para el segundo disparo necesariamente tuvo que existir un desplazamiento, que se hizo empuñando el arma y volviendo a direccionarla hacia el cuerpo. Y reiteró que en el caso de un disparo accidental como involuntario, el arma se escapa de las manos del tirador, debido al retroceso de la misma y que quien la empuña no está preparado para amortiguar ese movimiento.

Ante una consulta de la defensa técnica, y en el hipotético caso de que se pudo haber producido un primer disparo involuntario, Azcué fue categórico: dijo que no ha visto en toda su experiencia un segundo disparo casi simultáneo en esas condiciones.

Como se indicó, en el lugar del hecho se encontró una sola vaina; pero se realizaron dos disparos. La explicación que ofreció tiene tres posibilidades: 1) alguien se la llevó. 2) La vaina no fue eyectada y trabó la corredera. 3) O no fue encontrada.

Para el segundo caso (la vaina no fue eyectada de la pistola) demostró utilizando la misma arma, cómo puede quedar trabada y así impedir que una tercera bala se ubique en la recámara, como ocurre en las pistolas semi automáticas. Este dato no es menor, teniendo en cuenta que, cuando se secuestró la 9 milímetro del domicilio de Galarza, no había una tercera bala en la recámara colocada, pese a que había sido accionada dos veces como quedó demostrado ayer en la audiencia.

 

Otros peritajes

 

Las peritas de Criminalística María Barros como María Belén Godoy también fueron categóricas en sus informes. Ambas trabajaron con la vestimenta de la víctima en relación a los orificios de ambos disparos y establecieron la distancia aproximada en que se produjeron.

Ambas expertas determinaron –apoyadas también en el informe autópsico- que la probable línea de tiro por la espalda fue de atrás hacia delante, de abajo hacia arriba, con leve inclinación de izquierda a derecha, en contacto débil del cañón del arma con el blanco de impacto, saliendo por la parte anterior del tórax y a una distancia no mayor a 20 centímetros.

En relación a la lesión del tórax, pudieron establecer que su probable línea de tiro fue de adelante hacia atrás, de abajo hacia arriba, de izquierda a derecha, y a corta distancia, que según bibliografía y a partir de pruebas testigos efectuadas con el arma de la causa, arroja no ser mayor a 50 centímetros e incluso menor dependiendo de la altura de quien efectúa el disparo.

 

Por Nahuel Maciel

EL ARGENTINO


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