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Diario El Argentinoviernes 29 de marzo de 2024
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Instituciones de la ciudad gestionan un colegio secundario para el barrio Suburbio Norte

Instituciones de la ciudad  gestionan un colegio secundario para el barrio Suburbio Norte

Instituciones de la ciudad, en conjunto con la Municipalidad, gestionarán ante el CGE la apertura de un colegio secundario en las instalaciones de la Escuela 8 “Rosendo Fraga”. Las entidades apoyan con estas gestiones la iniciativa que comenzaron los vecinos del barrio hace años atrás.    POR DIEGO ELGART EL ARGENTINO 


 

Ayer a la mañana, las entidades que forman el Encuentro Institucional de Acción Permanente, se reunieron con el director Departamental de Escuelas, Héctor De la Fuente, para plantearle la necesidad de generar una institución educativa de educación media en la Escuela N° 8 “Coronel Rosendo Fraga”.

 

La institución tendría que funcionar a las 18, y apunta a que los adolescentes de entre 13 a 16 años puedan iniciar sus estudios secundarios en el barrio o completarlos.

 

En este momento, el CGE, abrió un espacio educativo semi presencial en el salón comunitario del barrio, pero apunta a personas adultas, en especial trabajadores y cooperativistas, para que puedan completar sus estudios de educación media.

 

Sin embargo, los jóvenes que terminan la primaria a los 11 años, deben transitar largas distancias hasta el Colegio Pablo Haedo, Luis Clavarino, Escuela Normal, y algunos terminan dejando los estudios por falta de dinero para el transporte público o el respaldo de un adulto.

 

Lo mismo sucede con los adolescentes de 15 a 17 años, que cursan en las escuelas nocturnas de jóvenes y adultos, que al terminar la jornada no cuentan con transporte público a la noche y tienen que regresar caminando o en bicicleta, en zonas que son inseguras a la noche.

 

El anhelo de contar con un secundario, en la emblemática institución educativa que está en bulevar Montana y Sáenz Peña, es un proyecto que comenzó a gestarse en la propia comisión directiva del barrio.

 

Ellos advertían que cuando los adolescentes llegan a los 13 años y ya no son contenidos por instituciones educativas y deportivas, al no tener un colegio secundario cerca, abandonan sus estudios para vagar por la calle con riesgo de caer en las garras de la droga, el alcohol o terminar formando parte de grupo delictivos.

 

Ariel Olivera junto a Liliana Guzmán, Stela Ibáñez, Zulma Ríos entre otros vecinos del barrio La Cuchilla, comenzaron a golpear puertas en 2016, al ver con preocupación el alto índice de abandono escolar que se da entre los adolescentes del barrio, a raíz de no tener una oferta educativa de enseñanza secundaria en la zona.

 

Olivera es uno de los que fundó el Club La Cuchimarra, para a través del deporte darles contención a niños y adolescentes de la zona, además de brindarles un refuerzo alimentario y apoyo escolar.

 

Después de haberse organizado entre los vecinos del barrio para poder darle una actividad deportiva a los chicos y crear el Club La Cuchimarra desde sus raíces, esa experiencia llevó a los dirigentes sociales del barrio a sacar conclusiones, que para revertir la situación cultural y social que hoy sufre el barrio, ahora se debe apuntar a fortalecer la oferta educativa.

 

Con el plan Hábitat que está realizando el Gobierno Nacional, junto al Municipio, el Suburbio Norte está sufriendo una de las mayores transformaciones de su historia, con conexiones de agua, cloacas, construcción de veredas, luminarias, y cerca de 60 calles pavimentadas.

 

Esto genera una mejor accesibilidad a los vecinos, para entre otras cosas poder concurrir al centro de salud y a un futuro colegio secundario.

 

Hoy, los voluntarios que trabajan en las instituciones de la zona como la Casita de Lucy Rossi, que depende de la Parroquia San Juan Bautista, ven que los chicos que terminan la primaria, quedan a la deriva a partir de los 13 años y es muy difícil luego convencerlos que retomen los estudios.

 

Los docentes son a veces pequeños héroes porque muchas veces tienen que hacer de psicólogos y realizan un gran aporte a la contención social, porque algunos alumnos entran al sistema educativo padeciendo diferentes situaciones complejas que arrastran de sus hogares; problemas de violencia, adicciones y familias ensambladas.

 

Todas esas problemáticas son atendidas en el aula, pero al cortar sus estudios, al no estar motivados, los jóvenes comienzan a perder sus objetivos de vida.

 


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