¿Para qué votó la gente a Macri?

A casi tres años del mandato del Presidente Macri, solo podemos decir que el macrismo no es una organización ilícita que llegó para saquear el Estado, pero tampoco mejoró la institucionalidad.

Lo que en su momento significó la esperanza, luego se convirtió en decepción, y de la decepción pasó al desconcierto y al pan y circo.

Por la incapacidad para reactivar el consumo interno, controlar la inflación y frenar la corrida cambiaria, pone en una situación de peligrosa gobernabilidad a Macri, porque ya no hay pan para todos, y el gobierno no tiene otra opción de darnos el circo de un cambio moral.

Todos dicen que las pruebas contra Cristina Fernández de Kirchner son tan abrumadoras, que debería estar presa, pero tener sentada en la banca del Senado a la Reina de Tolosa, le permite al Gobierno Nacional poder partir al peronismo a sabiendas que a la expresidenta solo la acompañaría en las elecciones el núcleo dura que no superaría el 30 por ciento, la misma base electoral que tiene Cambiemos.

A Macri la gente lo votó para para que no haya impunidad en los delitos de corrupción, para evitar el descreimiento de la política y en las instituciones de la democracia.

Los cuadernos de Centeno, un militar retirado que trabajaba como chofer, se convirtieron en la causa de corrupción más importante de todos los tiempos. Centeno da cuenta de cómo todo el sistema está podrido. Pero para quien escribía Centeno, para él, para los servicios de inteligencia, por que falta un cuaderno, de acuerdo a la secuencia del relato y fechas. Habrá empresarios que no deben ser nombrados y por eso alguien decidió que no debía salir a la luz.

Todo esto es imposible de soportar para el ciudadano común, aquel que todas las mañanas debe pagar 13 pesos un boleto de colectivo, que ve cómo el remis aumenta cada tres o cuatro meses, que el combustible se fue por las nubes, que los alimentos básicos aumentaron 80 por ciento en un semestre, mientras tanto todos aquellos que enriquecieron con fondos del Estado, siguen libres en nuestra provincia.

Aquellos sospechados de conexiones con la narcopolítica, siguen caminando por la capital provincial, recorriendo obras.

Realmente podremos cambiar como país si Cristina termina presa, si el exgobernador Sergio Urribarri queda detrás de las rejas o si Sergio Varisco, queda inahabilitado de por vida para ocupar cargos públicos.

Podremos sentir alivio, si los corruptos van presos, pero hasta que no cambie nuestro sistema electoral, hasta que el Estado deje de tener el monopolio de la obra pública y se le dé más participación al sector privado, hasta que los candidatos no transparenten de dónde vienen los fondos para financiar su campaña política, y hasta que el Poder Judicial sea realmente independiente, seguiremos teniendo esta podredumbre en la estructura del Estado.

Mientras tanto como ciudadanos, seguiremos mendigando por seguridad, por un buen sistema de salud e intentar sobrevivir en un país quebrado con crisis permanentes.