Pese a la condena en dos instancias por corrupción de menores, Broggi sigue libre
Por Nahuel Maciel
EL ARGENTINO
La Sala Nº 1 de Procedimientos Constitucionales y Penal del Superior Tribunal de Justicia pareciera que solo tiene premura y celeridad cuando a algún pariente del poder político de turno debe sentarse en el banquillo de los acusados… y su premura es para ayudarlo, claro está… el resto de los mortales debe esperar meses y años para que traten su caso.
Se trata de la Sala del Superior Tribunal que está integrada por Daniel Omar Carubia (presidente) y los vocales Claudia Mizawak y Miguel Ángel Giorgio, que a juzgar por sus actuaciones pareciera que sólo están para cobrar el sueldo y atender las necesidades de los hijos del poder.
La falta de contracción al trabajo, teniendo en cuenta tan solo las causas pendientes que fueron elevadas y sin respuesta, contrasta con el festival de viáticos y viajes que caracteriza a estos “supremos”.
El caso del condenado Javier Broggi, que desde diciembre de 2017 descansa en el cajón del olvido de la Sala de Procedimientos Constitucionales y Penal del STJ es un fiel reflejo de esta lamentable realidad.
El caso Broggi fue emblemático para la comunidad de Urdinarrain y logró una sentencia a fines de 2016, cuando fue condenado a la pena de 14 años de prisión por el delito de corrupción de menores agravada.
Pero, sus abogados defensores Ignacio Fernández y Rubén Gallardo acudieron el 12 de diciembre de 2017 a la Cámara de Casación Penal de Paraná, que el 27 de diciembre de ese mismo año, dio a conocer su postura frente a la sentencia Nº 418 dictada en el marco de la causa caratulada “Broggi, Javier Aníbal – Corrupción de menores agravada en forma reiterada S/Recurso de Casación”, de acuerdo al Legajo Nº 757/17, la que quedó –se insiste- confirmada.
Sus abogados –ejerciendo el pleno derecho de defensa, claro está- acudieron a la Sala N° 1 de Procedimientos Constitucionales y Penal del STJ en diciembre de 2017.
Desde entonces –hace más de un año- la Sala Penal viene confirmando que pareciera que solo está para los hijos o familiares del poder. Por eso Broggi sigue en libertad.
Alguien le podrá avisar a Carubia, a Mizawak y a Giorgio que hay una sociedad que con sus impuestos pagan sus abultados sueldos y lujos de funcionamiento para recibir a cambio un mínimo de servicio de justicia.
Por último: ¿Qué significará ser vocal de un STJ para estas personas? ¿Qué imaginarán al ostentar ese cargo? ¿Pensarán que pueden hacer lo que quieren, con quienes quieran? ¿Así funciona el Poder Judicial?