Estudiantes de la UADER visitaron comunidades campesinas en Santiago del Estero

POR CANDELA GIACOPUZZI

EL ARGENTINO

Once alumnos y dos docentes de la Licenciatura en Gestión Ambiental de la Facultad de Ciencia y Tecnología de la UADER, estuvieron del 13 al 18 de mayo en el Departamento Ojo de Agua en el km 924 de la ruta nacional Nº9. Pasaron unos días en la UNICAM y además vivieron en tres comunidades del lugar: Jasimampa, Los Pocitos y Totorilla.

"Fuimos a la UNICAM, que está a cinco kilómetros de Ojo de Agua, donde se encuentra un grupo de campesinos, quienes en 1990 constituyen el Movimiento Campesino de Santiago del Estero (MOCASE), y que no sólo son parte del movimiento sino que también, por medio del mismo enseñan la lucha por los derechos de la tierra y la resistencia frente quienes quieren apropiarse de sus tierras", explica Anastasia Aramburu, una de las docentes que formó parte del viaje realizado.

"Muchos de los campesinos que allí viven son analfabetos, y además de enseñarles sobre sus derechos, buscan la formación de cada uno de ellos en la producción agroecológica", agregó.

En referencia a cómo se inició y organizó esta experiencia, explicaron que a principios del año pasado la UADER y la UNICAM firmaron un convenio, y el Decano de la Universidad Autónoma de Entre Ríos, Jorge Noriega, los invitó a participar desde la Licenciatura en Gestión Ambiental. "Si bien nosotros tenemos sólo algunas materias que tienen que ver con la agroecología la idea era ir, participar, conocer, aprender, y abrirnos a otras realidades", manifestaron.

"Fuimos, trabajamos como ellos, vivimos su día a día, y es muy importante para ellos que los alumnos de otros lugares conozcan y convivan con los campesino. Así fue que los once alumnos se dividieron en tres grupos y estuvieron en las comunidades de Totorillas, Los Pocitos y Jasimampa", añadieron.

La UNICAM y el MOCASE

El Movimiento Campesino de Santiago del Estero forma en el año 2005 una Universidad de Campesinos donde dictan la carrera de Agroecología. "Si bien no está reconocida por la CONEAU y es una carrera informal, tiene 3 años y se cursa una semana al mes, y en esa semana reciben gente de distintos lugares, no solo campesinos de Santiago, sino de todo el país o incluso del extranjero que están interesados en formarse en esta temática", explicaron.

Además de cursar una semana al mes en la Universidad, en ese mismo predio viven 50 personas que trabajan y ponen en práctica lo que van aprendiendo además de cumplir horarios de trabajo y dividir sus tareas en un trabajo comunitario. Asimismo, los niños y las niñas concurren al colegio del pueblo.

En referencia al Movimiento de Campesinos de Santiago del Estero, explicaron que el mismo tiene 12 centrales en la provincia, y las de Ojo de Agua y Quimilí son las más importantes. "Esas centrales son contención de todos los parajes alrededor de ellas ante determinadas situaciones y cada tres meses se juntan todos los referentes para tratar dichas cuestiones".

"Ellos salen a defender a los campesinos cuando tienen problemas de desalojo, porque son campesinos al ser analfabetos, llegan a hacerles firmar cosas, y entonces quienes han trabajado toda la vida esas tierras se ven de repente con las topadoras en sus lugares. El movimiento los acompaña, les enseña, los empodera y los forma además en agroecología".

La experiencia de los estudiantes

"Llegamos a la Universidad y nos recibieron muy bien y es un grupo muy heterogéneo. En principio están organizados en varias áreas de trabajo, producción animal, producción vegetal, parquización, construcción y además cuidado de niños", explicó Adriana, una de las estudiantes.

"La experiencia fue sumamente rica porque se ven realidades que no vemos en el entorno, costumbres y un montón de cosas que no son comunes a nosotros, y aprendés desde la tierra, desde la Pachamama".

Y agregó que: "buscan revalorizar los orígenes desde los saberes ancestrales, si bien están permeables a los avances, hay cosas que tratan de mantener o volver a reutilizar. Y asimismo, el sentimiento de comunidad es realmente importante, no se piensa en yo sino en nosotros todo el tiempo".

Adriana además visitó y se quedó unos días en la comunidad de Tutorilla. "Es un matrimonio anciano con ocho hijos con sus respectivas familias, que todo juntos conforman la comunidad. Se acercaron al Movimiento por una radio que promueve todo lo referido a sus derechos vulnerados de campesinos".

"En Tutorilla viven de la producción animal, y el Movimiento a su vez los ayuda desde lo económico, así los más pequeños van a una escuela rural y es un gran beneficio que tengan acceso a la educación porque seguro marquen una diferencia en la comunidad", agregó.

Por otro lado, destacó que "me sorprendió enormemente el lugar de las mujeres en la comunidad, estaban acostumbradas a no tener opinión, a no participar y a través del movimiento comenzaron a conocer sus derechos y despertaron”, le comentaron las mujeres de la comunidad.

"Es increíble que desde un movimiento campesino les devuelvan el sentido de pertenencia y de identidad, porque las mujeres estaban cabizbajas, no tenían poder y estaban aisladas, y les devolvieron las ganas de vivir, de enseñar, de poder decir –acá estoy y sirvo para esto-", añadió Débora, otra de las estudiantes.

Y destacó que: "cada una tiene un oficio y tiene oro en las manos, con una facilidad hacen y con tanto amor, no se guardan nada. Y lo más loco es que tengamos que viajar 850 km para darnos cuenta que es tan estrecha la comunidad que ellos tienen y el vínculo que conformaron que si no hay nada, no hay para nadie, y si hay algo, es para todos y es para compartir".

Débora junto con Patricia, fueron a pasar unos días a la comunidad Jasimampa, ubicada a 27 km de la Universidad, constituida por tres casas con tres kilómetros de diferencia una de otra y destacaron la lucha realizada para que una minera proveniente de Canadá no se instale en sus tierras.

"La comunidad que nos tocó no tenia luz, usan gas para el farol, y tres garrafas por mes para una heladera. Una de las familias cría pollos y los tienen para la venta ya para consumo. Además el agua es de pozo y también recolectan agua de lluvia, y frente a esa falta, la agricultura les cuesta un poco", comentó Patricia.

Tras convivir unos días con las comunidades, los estudiantes hicieron una devolución a la UNICAM, y contaron las diferentes experiencias en las comunidades. "Quedamos asombrados de todo lo que hacen con lo poco que tienen y la enseñanza que nos deja es que se puede, siempre se puede", agregaron.

Cabe destacar que otra de las finalidades del Movimiento es ayudar a la personas con problemas de adicción, no solamente de la provincia de Santiago del Estero, sino de otros lugares, donde concurren a aprender y luego tienen la posibilidad de volver a sus pueblos y poner en práctica todo lo aprendido o bien quedarse allí y seguir trabajando en la comunidad.

"Es importante los valores que fuimos viendo, que se construyen, que con nada se pueden generar cosas, y realmente tienen esperanzas. Y todo ello se da por el grupo humano con gente capacitada y preparada para eso. Allí se revaloriza la vida, se le da importancia, y escucharlos es creer que hay esperanzas", concluyeron.