Campaña a favor de la Colonia de Ancianos de la Aldea San Antonio

En la actualidad cuenta con capacidad para 42 plazas, con espacios independientes y comunes distribuidos en cinco módulos con departamentos individuales. Y como tienen plazas disponibles, ofrecen a la comunidad estas instalaciones, porque si cubren la totalidad de su capacidad, pueden hacer mejor frente a los acontecimientos económicos y financieros que implica solventar un emprendimiento de esta naturaleza y con una alta calidad de servicios a favor del adulto mayor.

La Colonia de Ancianos “San Antonio” se fundó en 1996, “como una respuesta a la necesidad de servicio hacia nuestros adultos mayores, desde la Congregación Evangélica San Antonio de la Iglesia Evangélica del Río de la Plata, convirtiéndose en un centro que presta el servicio de atención residencial a personas mayores dependientes y desarrolla actividades en la Aldea San Antonio”, reza uno de los folletos que forma parte de la campaña de divulgación de la iniciativa.

En diálogo con EL ARGENTINO, el pastor Waldemar Von Hof, confió “que más allá de los orígenes, la Colonia de Ancianos es una institución abierta y plural, independientemente de su confesión religiosa”.

Como se indicó, cuenta con 42 plazas, distribuidos en cinco módulos con departamentos individuales; además de instalaciones como comedor comunitario, cocina y salas de internación para casos de inmovilidad, Salón de Usos Múltiples y gran parque arbolado.

La Colonia de Ancianos cuenta con cuatro módulos de cuatro departamentos cada uno y un módulo de tres departamentos, pensado para matrimonios.

Cada residente habita un departamento compuesto por sala de estar, sanitario, dormitorio, kitchenette, galería y espacio de jardín.

Pero su mayor capital es el recurso humano, integrado con equipos de profesionales que comprenden médicos, enfermeras, psicólogos, fisioterapeuta, trabajadores sociales, auxiliares de enfermería, pastores; además del indispensable aporte del personal de Dirección, cocina, limpieza, lavandería y un gran apoyo de voluntarios “que dan respuestas a las diversas necesidades de los residentes, tanto asistenciales como espirituales, siempre de forma personalizada, cercana y cordial”, destaca el material de divulgación.

A nivel institucional, parte de sus objetivos es la de “prestar un servicio integral a los residentes, para conseguir una mayor calidad de vida en un ambiente de convivencia y de participación, fundamentado en los principios y valores cristianos”.

Pero, también da una cabal respuesta a través “de una atención humanizada y humanizadora. Por ello, este centro se plantea fomentar la colaboración en el medio social en el que se integran, y potenciar las relaciones intergeneracionales, basadas en la solidaridad recíproca y el servicio”.

También se destaca entre los objetivos “proporcionar una vivienda confortable y estable, donde los residentes tengan un ambiente familiar, que les permita desenvolverse como si estuvieran en un medio habitual”.

Además, “ofrece una atención integral que favorece las distintas facetas personales: físicas, psíquicas, espirituales y socio culturales”.

El pastor Waldermar Von Hof hace observar –como bien lo explica el material de divulgación que aportó a EL ARGENTINO- que “desde la libertad religiosa se busca profundizar en la relación fe-vida, en esa etapa de su evolución como personas, y crear los cauces necesarios para compartir, actualizar y transmitir esta vida de fe”.