Mujeres que hacen cosas... Rita Inés Ramos: Siguiendo su intuición, transforma un  trozo de vidrio en un pequeño vitraux

Por Silvina Esnaola

 

Hace poco más de quince  años vino desde su Buenos Aires de siempre.

Había estado varias veces aquí, de visita. Y cansada de la inseguridad y yéndose cada vez con más ganas de quedarse, en un momento la decisión la trajo y aquí se quedó.

 Ella es Rita Inés Ramos, a quien conocimos primero por integrar el Movimiento de Artistas Independientes que contribuyó a fundar. 

“Por entonces, pintaba cuadros. Toda mi vida pinté, desde chica”.

“Después, con el tiempo, arranqué con las artesanías. Pero ya en Buenos Aires, donde de chica estudié dibujo y pintura hacía muestras...”

 

- ¿Seguís pintando?

“Sí. Ya no me dedico a hacer tantas muestras, porque me aboqué más a las artesanías”, compartió.

 

-¿Por qué elegiste Gualeguaychú?

“Primero vino mi hermano con su familia. Veníamos a visitarlo, así que conocimos a través suyo. Y nos gustaron los paisajes, su tranquilidad, el hecho de que no estuviera lejos de Buenos Aires...

Igualmente en esa época no pasaban las cosas que pasan hoy. 

 

-¿Cómo fue insertarte hasta llegar a participar de muestras?

“Empecé a ir a la Casa de la Cultura, a relacionarme con gente artista, a participar de muestras colectivas allí y también en la Alianza Francesa;  después comencé a dar clases en mi tallercito a niños y adultos como hacía en Buens Aires...”

 

De aquel momento en que vino, pasó un tiempo y la encontramos en el Paseo Alem con un puesto de artesanías hechas con la técnica de falso vitraux.

 

- Contame qué es el falso vitraux

“Es una técnica que se realiza hace mil años. Se trabaja con el vidrio, pero sin fundirlo. La técnica imita a la del verdadero vitraux, que unen vidrios de colores entre sí con soldaduras de plomo.

El falso se simula con lacas vitrales y el marcador dimensional, que vienen en distintos colores. Y cada vez hay más, porque el arte avanza y surgen nuevos productos”, completó, para agregar que lo enseña en su casa de Irazusta y Tropas, en su taller   “El taller de luz”, así como en los seminarios que también ofrecía en el centro de arte de 25 de Mayo y Alem.

 

- ¿Es difícil aprender a hacer falso vitraux?

“No. Hay muchas personas que me dicen “no sé nada” y les respondo que nada es imposible, que todo se puede, que es cuestión de práctica. Si realmente te gusta, lo vas a lograr”.

 

-..¿Y enseñar?

“Me encanta. Y me encanta ver el logro de la persona”, dijo con seguridad, señalando que con esta técnica  se pueden hacer adornos de mesa, de jardín, en colgantes, bijou, cambiarles la cara a ventanales, en fin, en todo lo que se quiera.

 

Antes del vidrio, tenemos que decirlo, tuvo una etapa de artesanías en madera. Esto, aprendido también en sus estudios de arte en el Instituto de Vicente Pellegrini, en Villa de Mayo, porque como explicó “cuando estudié arte vi todas estas facetas.  Porque el arte es como un árbol: tiene millones de ramas y siempre hay algo nuevo para aprender”.

“A las cajitas de té las fabricaba yo, porque me gusta hacer trabajos en madera”, aclaró.

 

- Dejando a un lado las clases y seminarios, ¿se puede vivir con las ventas de artesanías?

“Sí”, dijo contenta, no obstante aclaró “hay un antes y un después, porque hace ocho años atrás a Gualeguaychú venían más familias a veranear. Ahora son mayoría los jóvenes y si bien en temporada de turismo siempre hay ventas,  no son tan buenas como antes.”

“Pero no puedo quejarme, porque siempre gustó lo que hago”.

 

Para exponer, Rita Inés sube fotografías a su muro en facebook “mi arte luz vida” e integra la muestra permanente en plaza de los Amigos (“con los emprendedores, un hermoso grupo, gente muy buena, de calidad”), en las que se organizan en la plaza San Martín y desde que lo tenemos, en el paseo Alem.

 

-Siendo la que hace desde cero un producto, ¿cómo es el momento de poner precio a eso que lograste? ¿Qué cosas se tienen en cuenta?

“El trabajo, en primer lugar. El material que uso, porque si bien trato que el precio sea accesible, también busco que sea razonable. A veces  cobro menos por mi trabajo.   Si tuviera que  poner el precio por el tiempo y la dedicación, serían más caras, pero como sé de la situación económica actual,  trato de ser accesible”:

 

- ¿Cómo es un día común, cuando no estás exponiendo o enseñando?

“El día a día mío siempre es a full. Siempre estoy pintando, haciendo cosas; cortando madera, pintando vidrio, organizando las clases que doy en verano, los miércoles de 10 a 12  para niños y los jueves de 17 a 19,30 para adultos”.

Un taller que como dijo, “es totalmente libre en el arte. Cada uno elige qué hacer: vitraux, dibujo, pintado en tela, intervención de  prendas, lo que quieran”.

 

- Vuelvo a preguntar sobre las ventas, ¿vivís de este arte?

“Puedo decir que sí. La lucho, eh?, porque no me quedo quieta y siempre estoy innovando porque si te estancás, dejás de crecer. Esto de innovar es lo que me hace seguir. Y lo aplico a todo lo que hago, como un principio para el trabajo y para la vida”.

 

Antes de irse, Rita Inés recordó con mucho cariño y agradecimiento al grupo Gente de Letras,  “porque ellos me abrieron las puertas de la Casa de Andrade. Recuerdo con mucho cariño a  Chicha del Valle, Jorge Landó, Ada Galeta, a un montón de gente que me permitió hacer muestras mías y con mis alumnos”, contó mientras buscaba un recuerdo especial, una especie de certificado de su paso por la casa de Borques y Andrade en noviembre de 2010: una foto de la glicina de su patio, con una dedicatoria detrás y la firma de estos amigos y de Nelly Panizza, Orlando Rébora  y tantos más.

Foto que guarda en una carpeta donde están recortes de diarios, diplomas, premios, todos recuerdos que la acompañan y que le recuerdan el camino que ha hecho.