Secciones
Diario El Argentino
Secciones
Diario El Argentinoviernes 19 de abril de 2024
Información General

.

María Elena Walsh: la poeta sensible que refundó la infancia y el imaginario

María Elena Walsh: la poeta sensible que refundó la infancia y el imaginario

Su cancionero popular transformó la canción infantil, su dupla con Leda Valladares aportó mucho a la puesta en valor del folclore, y su poesía fundó un lenguaje audaz y sensible.


Poeta, juglaresa, folclorista, intelectual, feminista, María Elena Walsh (1930-2011), que cumplió 90 años el sábado, es un nombre mitológico en la cultura argentina: su cancionero popular transformó la canción infantil, sus años en dupla con Leda Valladares aportaron mucho a la puesta en valor del folclore, y su poesía, tanto para niños como adultos, fundó un lenguaje audaz y sensible cuyas lecturas no pierden vigencia generación tras generación.

A María Elena Walsh las etiquetas no le encajan, su mundo artístico va del folclore tradicional, a la nueva canción, pasando por la literatura infantil con títulos como "Dailan Kifki" traducido a diez idiomas; obras de teatro, libretos para televisión, conciertos para adultos y chicos; novela, artículos periodísticos. Aunque prolífica y variada, hay en ella una marca que las atraviesa: la poesía.

"María Elena nació poeta. Nunca tuvo un horizonte específico o un proyecto cerrado, eso sería muy grandilocuente para ella. María Elena se ponía a crear cuando las cosas necesitaban una vía de escape, era una artista trabajando", dice a Télam Gabriela Massuh, escritora, editora, gestora y autora de "Nací para ser breve", un libro autobiográfico de reportajes que realizó con la cantautora en 1981 y que Massuh se animó a publicar 30 años después.

Hija de un padre de ascendencia inglesa e irlandesa y una madre, criolla y andaluza, la poeta nació el 1 de febrero de 1930 en Ramos Mejía, provincia de Buenos Aires, y creció bajo la presión del rigor escolar en plena década infame pero, puertas hacia dentro, en un hogar que creía en valores de libertad.

A los 14 años empezó a publicar poemas en La Nación, Anales de Buenos Aires o en Sur bajo la dirección de Victoria Ocampo, con quien entabló una amistad, tal como repone el libro "En la casa de Doña Disparate" que reúne correspondencia y artículos que publicó en Sur, acentuando sus diferencias con la casta política de escritores que también escribían allí.

Su primer libro de poesía, "Otoño imperdonable" (1947), obtuvo el segundo premio municipal de poesía y fue celebrado por figuras como Pablo Neruda y Juan Ramón Jiménez, quien la invitó a pasar una temporada en Maryland, Estados Unidos. Tres años después, de regreso en Buenos Aires, lanzó "Baladas con Ángel".

"María Elena es esencialmente poeta; la poesía era algo que se le imponía más allá de su voluntad, toda su formación fue escaparle a la presión de la poesía porque le termina resultando solemne, muy encerrada en sí misma, muy atada a las formas clásicas", cuenta Massuh.

Así como la poesía nacía, las tablas, ese escenario que empezó a transitar en los clubes nocturnos de París cuando se fusionó con Leda Valladares en un dúo pionero que las hizo recorrer Europa rescatando música tradicional del norte argentino, "la fascinaba y la hacía infinitamente feliz. Ella decía que uno de los momentos mas felices de su vida fue cuando se subió al Maipo con vedettes", recuerda Massuh.

Plazas, institutos, escuelas, placas, el nombre de María Elena Walsh es fundacional y mitológico para la cultura; mientras reediciones y homenajes la celebrarán durante el año, su nombre resuena para ilustrar billetes argentinos: su amiga Massuh celebra la postulación pero advierte: que "ella no pensaba en términos de trascendencia y tenía un verso fantástico que decía: 'Me humilla la sagrada permanencia'".

    ComentariosDebés iniciar sesión para poder comentar