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Diario El Argentinojueves 28 de marzo de 2024
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Burló la justicia por 20 años y se cobró otra víctima hasta que una mujer lo desenmascaró

Burló la justicia por 20 años y se cobró otra  víctima hasta que una mujer lo desenmascaró

La detención en Concordia de un hombre identificado como José Ismael Cardozo, imputado por el delito de abuso a una menor, posibilitó sacar a luz una historia capaz de dejar perplejo a más de uno.


A pedido del Ministerio Público Fiscal, el Juez de Garantías Darío Mautone dictó la prisión preventiva del acusado por 30 días. En ese lapso, se elevó una consulta formal al Registro Nacional de Reincidencia. El organismo oficial informó que Cardozo no cuenta con antecedentes penales. La respuesta parecía la última palabra, en relación a su pasado. Pero no lo era.

Al fiscal de la causa, el doctor José Arias, le llamó la atención que Cardozo, en reiteradas ocasiones, mucho antes de caer detenido a fines de abril, había denunciado a una mujer de Concordia, diciendo que lo acusaba falsamente de ser un violador. El fiscal citó a la joven, quien, lejos de retractarse, contó que lo conocía porque había vivido con él en Buenos Aires, donde había abusado de ella. Y agregó otros dos datos más que relevantes: que Cardozo había sido condenado e, incluso, había estado preso.

Su relato parecía creíble, pero se contradecía con el limpio legajo de Cardozo en el Registro Nacional de Reincidencia. ¿O mentía la mujer o, por alguna extraña razón, no habían quedado huellas de sus antecedentes penales en la base de datos del organismo oficial?, consignó el portal El Entre Ríos.

Con el propósito de develar el misterio, Arias hizo varias consultas en la justicia bonaerense, hasta que finalmente dio con el Tribunal Oral de San Isidro, en cuyos archivos aparece una condena a Cardozo a 12 años de prisión, dictada en el año 2001.

¿Cumplió con esa pena? No. Apenas si estuvo preso 3 años, porque en 2004 recuperó la libertad mientras la defensa recurría la sentencia. Para cuando un tribunal superior confirmó la condena y por lo tanto debía volver a prisión, Cardozo se había esfumado. La justicia bonaerense no dio con su paradero y lo declaró en rebeldía, hasta que en 2018 la pena fue declarada prescripta.

De no haber reincidido en su comportamiento perverso, Cardozo habría podido transitar el resto de su vida como si nada hubiera hecho. Y de no haberse cruzado en Concordia con una de sus antiguas víctimas, que tuvo el coraje de señalarlo, hoy intentaría zafar de la preventiva con el argumento de que no cuenta con antecedentes penales.

A sabiendas de que Cardozo en el pasado se fugó, la fiscalía pedirá que la preventiva se prorrogue mucho más allá de los 30 días y que permanezca tras las rejas hasta que sea juzgado. “Próximamente se solicitará la elevación a juicio”, adelantó Arias.

La trama descubierta dispara infinidad de interrogantes. ¿Cómo fue posible que este hombre no haya sido jamás detectado durante casi 15 años en que permaneció prófugo de la Justicia bonaerense? ¿Tan fácil puede llegar a ser guarecerse en las barriadas de Concordia sin ser descubierto? ¿Funcionan los entrecruzamientos de datos entre las jurisdicciones del país? ¿Es tan simple declarar “prescripta” la pena a un abusador, simplemente porque no lo encontraron y/o dejaron de buscarlo? ¿Su condena en 2001 y su posterior fuga no debieron figurar en el Registro Nacional de Reincidencia? ¿Acaso la “prescripción” de pena a un evadido puede borrar toda huella de semejantes antecedentes penales?

Como sea, está claro que José Ismael Cardozo consiguió burlar al sistema judicial y de ejecución de penas, al que poco menos que ridiculizó, y ello trajo aparejado que una nueva víctima cayera bajo las garras de su enfermiza conducta delictiva.

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