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Diario El Argentinoviernes 19 de abril de 2024
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Hoy es el “Día del Cirujano Cardiovascular”

Hoy es el “Día del Cirujano Cardiovascular”

El 9 de mayo de 1967, René Favaloro, realizó una técnica quirúrgica utilizando la vena safena para reconstruir la arteria coronaria derecha en una paciente de 51 años.


 

En un año muy particular, bajo una cuarentena obligatoria y en situación de pandemia, el recordar y reconocer los méritos del primer presidente del Colegio Argentino de Cirujanos Cardiovasculares, el Dr. René Favaloro, dista mucho de realizar justamente una ocasión de festejo.

 

Por Dr. Juan Esteban Paolini

(Colaboración)

 

Desde la Sanción de la Ley  N° 5.817, se ha instituido al 9 de mayo como el Día del Cirujano Cardiovascular quedando incorporado al calendario oficial de actos y conmemoraciones oficiales de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

El 9 de mayo de 1967, René Favaloro, realizó una técnica quirúrgica utilizando la vena safena para reconstruir la arteria coronaria derecha en una paciente de 51 años, siendo la genialidad el Dr. Mason Sones de realizar una coronaria grafía a las 48 horas, comprobando por vez primera la permeabilidad de la arteria revascularizada. La estandarización de esta técnica, por parte de la Cleveland Clinic, fue llamada del bypass o cirugía de revascularización miocárdica. Para diciembre del mismo año ya habían estudiado 171 pacientes. El procedimiento del doctor Favaloro fue utilizado por la Cleveland Clinic en forma reglada con mejoras; siendo el primero en ser reportado en una revista médica. Cambiando la historia de la Enfermedad Coronaria, de la Cirugía Cardiovascular y de la Salud de millones de pacientes de todo el mundo.

"Y el azar, salvo que no hay azar, salvo que lo que llamamos azar es nuestra ignorancia de la compleja maquinaria de la causalidad", dijo Jorge Luis Borges.

La causalidad, según Borges, hace que el 29 de julio de este atribulado 2020 se cumplan 20 años desde que el Dr. René Favaloro  decidiera quitarse la vida, destrozando su corazón de un aséptico balazo. Rescatando algunos párrafos de una de las siete cartas que escribió:

“En este último tiempo me he transformado en un mendigo. Mi tarea es llamar, llamar y golpear puertas para recaudar algún dinero que nos permita seguir con nuestra tarea".

“Es indudable que ser honesto en esta sociedad corrupta tiene su precio. A la corta o a la larga te lo hacen pagar. La mayoría del tiempo me siento solo”.

Transcurrieron 20 años, sin embargo, la situación para con los profesionales de la salud se ve jaqueada por idénticos males, al borde de un nuevo default, con inflación, los dueños de la Salud siguen siendo los mismos. Los profesionales endeudados, con honorarios desactualizados se hallan mendigando para que cumplan con lo pactado, mientras que los prodigiosos de la Gestión Sanitaria ahora escudan sus miserias y mezquindades detrás de un virus en forma de Corona.

Instituciones privadas que disponen de rebajas de honorarios convirtiendo a sus profesionales en socios a la hora del desastre. Reconocimiento monetario por parte del estado para “abocados y abocadas al manejo de casos relacionados con la pandemia de COVID-19” Decreto 315/2020, que pasó en menos de 48 horas de 30.000  a 5000 pesos. Y, en contrapartida, la indignante decisión del mismo Estado desde el Poder Legislativo en disponer de una remuneración para con su personal en esta situación de pandemia de 70.000 pesos.

Obras Sociales que han dejado de pagar sus sueldos hace meses, otras han retrasado sus pagos a los prestadores superando los 180 días sin encontrar respuesta alguna. A pesar de ello, como grupo de exploradores suicidas  a quienes los envían a atravesar un campo minado, concurrimos a los lugares de trabajo a cumplir con nuestra tarea. Siendo ahora el Equipo de Protección Personal y los aplausos de la noche nuestros únicos aliados.

Los corruptos han superado cualquier expectativa de desfachatez. Sin siquiera molestarse en ocultar sus delitos, muy por el contrario, ostentan cómodos desde sus mansiones su orgullo haciendo la V de la victoria, beneficiados algunos por el COVID-19 y otros en forma más canallesca por sus fueros.

El mundo obligatoriamente ha de cambiar desde lo económico hasta la forma de interactuar. La revolución digital ha permitido que en pocas semanas adoptemos nuevas tecnologías de comunicación. Telemedicina, recetas virtuales, consultas, actualización médica así como la educación y la mayoría de actividades que no necesiten de la interacción física fueron suplantados por sistemas virtuales.

Encerrados en nuestros hogares para cumplir con la cuarentena obligatoria, la única forma que la sociedad hace sentir el descontento es golpeando cacerolas; pidiendo que los políticos se bajen sus sueldos y dietas o para que los jueces dejen de liberar violadores, asesinos y secuestradores. Conversos e Inquisidores, mediocres totalitarios, hoy disfrazados de demócratas insignes, denostaron el único medio de protesta para con un sistema vetusto, corrupto y cooptado de burócratas protegidos por ese estado que no ha cambiado en más de 20 años.

"Sentir que es un soplo la Vida. Que veinte años no es nada". Gardel y Le Pera ya lo escribieron y cantaron.

En soledad creyó, el Cirujano de las Pampas, que podía derrotar a tan temible monstruo y a esta sociedad caníbal. Y se equivocó.

“Debe entenderse que todos somos educadores. Cada acto de nuestra vida cotidiana tiene implicancias, a veces significativas. Procuremos entonces enseñar con el ejemplo”, René Favaloro.

Si nos limitamos solamente a recordar a René Favaloro por sus aportes a la medicina sin evidenciar su abatimiento y desesperación en sus días finales, en este momento de crisis, sería traicionar una vez más su trágica entrega.

Estamos obligados a generar cambios urgentes, repensando nuestra profesión así como los alcances de la Cirugía Cardiovascular en todas sus ramas. Excelencia, trabajo denodado, esfuerzo sostenido, actualización permanente deben ser debidamente reconocidos, con honorarios dignos, fuera de cualquier sombra, lejos de la turbiedad de manejos espurios de mercaderes de la salud que se han apoltronado y adueñado de nuestros destinos.

 

 (*) El autor de este artículo es Presidente del Colegio Argentino de Cirujanos Cardiovasculares.

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