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Diario El Argentinoviernes 19 de abril de 2024
Opinión

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El Gobierno aumenta su dependencia del campo… pero no lo entiende

El Gobierno aumenta su dependencia del campo… pero no lo entiende

Por José María Varangot (*)


 

El Presidente Alberto Fernández mantiene como eje de su gestión dos prioridades bien claras, por un lado, la lucha contra el coronavirus y por el otro, de una manera más reservada, la negociación del acuerdo por la deuda externa con los bonistas.

 

En lo concerniente a la economía doméstica y las herramientas con las que cuenta se han visto reducidas, pues, actividades como la energía con Vaca Muerta incluida y la exportación de la industria automotriz están seriamente reducidas en función de los precios internacionales y la situación de la economía de nuestros principal ex socio,(?), Brasil. Podemos concluir, entonces, que el único motor cierto, actual y en funcionamiento pleno es el campo, la agroindustria.

Pese al aumento de la dependencia del gobierno del sector rural, asistimos sorprendidos a iniciativas y definiciones de referentes de la coalición gubernativa, como el retiro del Mercosur de una manera inconsulta, el proyecto de ley de la actual diputada Fernanda Vallejos y ex funcionaria de Axel Kicillof, para que el Estado tome acciones de las empresas privadas que se auxiliaron en el pago de sus salarios, y más recientemente, el Banco Central, (BCRA), dispone, en forma inconsulta también, medidas de tipo cambiario, en su Comunicación 7030, que perjudican sensiblemente la certidumbre en las operaciones de comercio exterior del sector productivo, habida cuenta que imposibilita operar con precio cierto del dólar, principalmente en rubros como Fertilizantes y Fitosanitarios, creando una gran preocupación, principalmente, en momentos de plena campaña de siembra fina que guardaba excelente expectativas, hasta hoy. Resultado: pretenden que los productores compren los productos contra un remito abierto y con un precio del dólar que se fijará recién en diciembre próximo. Evidentemente, es una práctica inaceptable en un marco de producción responsable. Paralelamente corren serios rumores que, ante la disminución de la recaudación fiscal, consecuencia de la reducción de las actividades económicas durante la pandemia, se aumentará la retención en un 3% en soja y otro tanto, en el resto de nuestra producción de granos, con lo cual, se reducirá aún más el margen de rentabilidad existente.

Como productor y dirigente me resulta inaceptable ésta situación, conozco la fortaleza del hombre de campo, su falta de especulación en términos económicos, pues cuando lo dejan, siembra todo lo posible y además el producto del esfuerzo, se vuelca nuevamente a la producción, se reinvierte sin mezquindades, porque eso es lo que hace y lo que va a seguir haciendo: trabajar el campo y en el campo. Es por ello que sorprende el silencio del gobierno o sus representantes, sobre los hechos de vandalismo efectuados, incendiando sembradíos y rompiendo los silobolsas que contienen granos para su consumo interno y/o exportación o alimento para la hacienda, con destino tambo o engorde.

Nuestro país, en el rubro de Producción de Alimentos se encuentra, estratégicamente ubicado, pues tenemos autoabastecimiento con saldos importantes de exportación. De hecho, estamos recuperando el mercado de la carne con China, luego de su período de pandemia, y paralelamente, en medio de nuestra emergencia sanitaria, hemos exportado a EE.UU. hasta hoy, más que lo enviado durante el año 2019: 1.711 tns del 2019 contra 3.868 tns del 2020. Asimismo, las expectativas de la producción de granos, biocombustibles y productos no tradicionales producidas por las economías regionales son muy favorables. En función de lo explicitado no se entiende bien, algunas actitudes del gobierno de Alberto Fernández en no desalentar declaraciones realizadas por funcionarios, refiriéndose a “expropiaciones de campo” o en la falta de contundencia respecto de la investigación de delitos efectuados contra propiedades rurales privadas, en no aplicar una imprescindible diferenciación entre pequeños y grandes productores en la implicancia fiscal, de manera de promover políticas que los rescaten, que mejoren su índice de rentabilidad y lograr así, el virtuoso efecto multiplicador en sus zonas de influencia. El sector rural, dado su importancia, debe ser consultado previo a la toma de decisiones.

El Presidente debe estar muy atento, pues en el devenir de la administración de la pandemia a la que le dedica la mayoría de su energía y tiempo, puede haber sectores de su espacio político que la utilizan para acrecentar el poder de su facción, reemplazan el necesario “consenso” por la “intolerancia”, desconociendo la opinión de los principales actores económicos de nuestro país. Controlar estas anomalías, robustecerá, seguramente, la autoridad presidencial de cara al futuro.

 

(*) José María Varangot es abogado, productor y dirigente agropecuario. Esta columna se publicó originalmente en Análisis Digital.

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