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Opinión

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¿Y vos qué aportás?

¿Y vos qué aportás?

 “Cooperar incondicionalmente con lo inevitable", dijo Anthony de Mello. Una genialidad, pero ¿cómo saber cuándo algo es inevitable? El nuevo siglo no se destaca por cooperar, y lo incondicional no tiene buena chapa. No somos expertos en aceptología.


Por Silvia Freire

 

Pululan los motivadores gritando: “¡Vos podés!”. Y es real, ¡podés! Podés levantar una pesa de 5 kilos si entrenás, y si no estás lesionado. Quizá esta pesada pandemia nos sorprendió sin entrenar y nos halló lesionados. Entonces hoy no podemos levantar pesas. Esto, tal vez, sea hoy lo inevitable. ¡Hoy estamos lesionados y como niños caprichosos queremos salir a correr!

“Salir corriendo” es el sentimiento subyacente que merecemos atender. Es fácil para un adulto ver cómo una criatura se pierde el placer de hamacarse o tirarse por el tobogán, por patalear frente a la calesita cerrada, llorando a los gritos. Por suerte algunos crecimos, ya somos grandes, y aunque queramos patalear, no nos lo permitimos.

Porque crecer tiene esas cosas. Dejar los pañales te invita a reprimir (con perdón de la palabra tan temida). Crecer te da fuerza para levantar más peso. Dicen que el nivel de ser de un individuo atrae su vida. ¡La buena noticia es que hay un nivel superior por encima de nosotros justo en este instante!

Hemos escuchado hasta el cansancio hablar de la oportunidad que este aislamiento nos ofrece. Una oportunidad, tan rica como una bien servida banana split, que si no se consume, no se disfruta, no se aprovecha, termina convertida en sopa crema.

Si esto que nos ocurre a todos, no es en sí una oportunidad, ¡podemos convertirla! ¡Podemos crecer!

Veo muchos imberbes pataleando porque tienen un gimnasio y no pueden abrir; parejas que se quejan porque el otro no repone el papel higiénico que se termina; mujeres que se amargan por las peluquerías cerradas...

Yo pondría en altoparlantes estruendos, estallidos y sonidos de bombas explotando. Imágenes de tsunamis, terremotos... ¿Qué diría el dueño del gimnasio si en medio de una guerra que él no declaró, una bomba destruyera su local? ¿Qué diría la persona que ve morir a su pareja y la señora que no puede ir a la peluquería?

En el comienzo fue el vacío, colmado de infinitas posibilidades, de las cuales vos sos una.

Ahora que estamos solos, en esta relación virtual que establecimos, mientras me leés, y nadie nos ve, ¿vos creés que estás siendo una posibilidad? Si no estás en primera línea aportando tu máximo esfuerzo, ¿vos estás siendo una posibilidad? ¿Estás siendo resiliente día a día, convirtiendo esta atrocidad en oportunidad? Por mi parte, “todavía tengo en mente cambiar algo”.

Una pandemia es mucho más que tu quiosco. Creado en laboratorio, en el Cielo o en el Infierno, este virus sigue sumando infectados en todo el mundo. ¡Y mientras unos lloran por los muertos que no pueden despedir, otros lloran por no poder correr en una plaza! ¡El terreno está minado!

Por las razones que digas, bajo el gobierno que sea (y yo no lo voté), la pandemia, la cuarentena, el aislamiento, lo que quieras, todo está colmado de infinitas posibilidades, de las cuales vos sos una.

¿Qué aportás vos? ¿Tu reclamo por salir a correr o tu nombre en el listado de voluntarios?

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