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Juan Contreras: mientras hacían los alegatos por una causa de robo, el empresario fue allanado por delitos de orden económico
El empresario Juan Contreras tuvo ayer una jornada que ni la más afiebrada imaginación literaria del género policial hubiera podido igualar: mientras en la Justicia Provincial se realizaban los alegatos de clausura en una
Por Nahuel Maciel
EL ARGENTINO
causa por el delito de robo donde está como víctima principal; en ese preciso instante la Justicia Federal desplegaba funcionarios de la Prefectura Naval Argentina en siete domicilios diferentes, en una supuesta vinculación de ser responsable de delitos económicos.
Tanto la querella como la defensa en la causa donde Contreras fue víctima de robo, seguían las alternativas minuto a minuto, incluso aportando lecturas sobre los allanamientos en el cierre del debate que se sustanció ayer en los Tribunales locales.
Y si bien estas dos historias tienen en común una misma persona –Juan Contreras- es conveniente separar las aguas e informar en contexto ambas instancias.
Los allanamientos
Funcionarios de Prefectura Naval Argentina fueron convocados ayer bien temprano –antes del amanecer- por el Juzgado Federal de Primera Instancia a cargo del juez Hernán Viri y se les informó que debían realizar allanamientos y requisas domiciliarias en al menos siete lugares diferentes, todos vinculados por un mismo delito del orden económico.
Como es de rigor en estos casos, los miembros de la Prefectura que fueron convocados para participar del procedimiento, fueron obligados a dejar sus celulares personales apagados y en resguardo de una autoridad de la Fuerza Federal; se los instruyó sobre la causa de modo de saber qué buscar y cuando desde la Justicia se dio la orden, se dirigieron a los domicilios asignados a cada grupo.
Los operativos alteraron la calma de cuarentena por el coronavirus, principalmente en el Edificio Torres 1, ubicado en avenida Luis N. Palma y 1° de Mayo, y en otros dos locales de compra y venta de automotores -ambos sobre la avenida Urquiza al Oeste- pertenecientes al empresario Juan Contreras
Si bien se decretó el secreto de sumario, la información comenzó a correr como pólvora encendida a media mañana de ayer, tanto desde los investigadores como del empresario allanado: nadie quería perder fuerza informativa sobre lo que estaba ocurriendo.
La causa es por lavado de dinero y evasión fiscal. Y si bien ayer Contreras pudo haber sentido un poco de consuelo por cómo se desarrolló el juicio oral en el que fue víctima de un robo millonario; ese alivio le duró un segundo: los allanamientos lo despertaron a otra realidad. Y esta vez es la Justicia Federal la que interviene.
Alegatos
Mientras se sucedían los allanamientos ordenados por la Justicia Federal contra el empresario Juan Contreras, en los Tribunales de Gualeguaychú se desarrollaba ayer el juicio oral por el robo que sufrió el empresario Juan Contreras el viernes 17 de enero pasado y por el cual está detenido un ciudadano de nacionalidad salvadoreña identificado como José Roberto Henríquez Aguilar, domiciliado en Medellín, Colombia, soltero, y de 44 años de edad.
La audiencia fue presidida por el vocal del Tribunal de Juicios y Apelaciones de Gualeguaychú e Islas del Ibicuy, Arturo Exequiel Dumón (unipersonal) y las partes estuvieron representadas del siguiente modo: el Ministerio Público Fiscal Facundo Álvarez y el fiscal general coordinador Lisandro Béhéran; la querella fue asumida por el abogado Pablo Di Lollo; y la defensa del único imputado, el abogado Alfredo Vitale.
Como imputado se encuentra –como se indicó- un ciudadano de nacionalidad salvadoreña y el hecho se registró en un robo cuantioso de sumas de dinero en efectivo de moneda nacional y extranjera ocurrido el viernes 17 de enero pasado.
Ese viernes de enero, el empresario Juan Contreras salió del Banco Galicia tras más de una hora de espera con el fin de poder retirar un depósito de 415.250 pesos, que unió a otros 300 mil pesos que tenía en el bolso junto a otros 70 mil dólares. En total fue despojado de 70 mil dólares y 715.250 pesos.
Cuando se dispone a abordar aproximadamente a las 13:50 su automóvil particular, un BMW 530, que había estacionado a las 12:45 cerca de la entidad financiera, se percató que tenía una cubierta desinflada.
Al subir al vehículo, Contreras despotricó por el tiempo que estuvo en el banco y depositó el maletín con todo el dinero en el piso del asiento del acompañante. Dio marcha a su vehículo y comenzó a realizar sus diligencias, sin saber que varios delincuentes lo habían marcado y comenzaban a seguirlo.
Con el dinero en su poder, el empresario se trasladó hasta un domicilio de calle Bolívar, donde permaneció por un breve tiempo, luego continuó hasta Urquiza y Ángel Elías, donde un cliente lo estaba esperando. En ese lugar, los delincuentes realizaron el primer intento para abrir la puerta del acompañante del auto de Contreras, pero tenía la traba de seguridad, entonces le pincharon un neumático para obligarlo a detener la marcha.
Al terminar el encuentro, Contreras retomó por calle Italia para doblar en Urquiza y comenzó a sentir que un neumático había algo anormal, lo que lo obligó a detenerse para verificar qué estaba ocurriendo.
Intentó repararlo con un aerosol sella neumáticos, con el objetivo de que ese arreglo provisorio le permitiera llegar hasta una gomería, y fue en ese ínterin cuando alguien le abrió la puerta del lado del acompañante y le arrebató el maletín con el dinero.
Contreras se dio cuenta cuando subió a su auto, y encontró la puerta entreabierta y lo primero que miró fue si estaba el maletín. De inmediato dio aviso a la Policía y así se inició una investigación que luego derivaría en el juicio oral y público que comienza a sustanciarse desde hoy.
El trabajo de investigación permitió detectar que un Chevrolet Onix lo siguió desde la salida del banco: es decir, no fue un caso al boleo y hubo una inteligencia previa que determinó la decisión de los delincuentes, porque actuaron más de uno.
El trabajo de la División de Investigaciones fue valorado por la Fiscalía y la querella, porque de esa pesquisa se logró reunir una abrumadora prueba, a decir de quienes impulsan la acusación.
Así, el fiscal Béhéran solicitó ayer tres años y ocho meses de prisión para José Roberto Henríquez Aguilar, al considerar que el delito de robo tenía la calificación agravante de haberse desarrollado en la modalidad “en banda”; mientras que la querella si bien adhirió a la figura penal, solicitó se aplica una pena de cuatro años y seis meses de prisión.
Ambos coincidieron en solicitarle al juez la pena con la prisión preventiva, argumentando el peligro de fuga. Además, solicitaron que en caso de que sea una pena efectiva, también se aplique la prisión preventiva hasta que la condena quede firme.
Por su parte, el defensor Alfredo Vitale pidió la absolución para su cliente y en caso de que se le dicte la prisión preventiva, que la misma sea de carácter domiciliaria.
El juez Dumón coincidió plenamente con la Fiscalía y la querella y dispuso la prisión preventiva ante el peligro de fuga. y adelantó que el 28 de junio, es decir, luego de la feria de invierno y mientras tanto dispuso que el imputado quede detenido bajo prisión preventiva.